Sí hubo fraude a AMLO / Columna

De medios y otros demonios

Sí hubo fraude a AMLO

J. Israel Martínez Macedo

Después de ver cómo se desarrollaron las acciones de la elección del pasado 2 de julio, es conveniente hacer un alto para mirar atrás en un afán de encontrar algo que nos permita saber qué fue lo que sucedió, ¿cómo es que un candidato con tanta ventaja como la que tenía Andrés Manuel López Obrador, pudo perder -por muy poco, pero al fin perder-?
Tras dicho ejercicio, no cabe la menor duda: sí hubo fraude en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Pero lejos de pensar que el político tabasqueño hubiese sido víctima de una “brillante” estratagema planeada desde el gobierno –hay que reconocer que sería lo único “brillante” del sexenio-, o incluso desde el partido en el poder, con esos genios de la política que son capaces de planear y ejecutar la estrategia perfecta.
No, el fraude no vino desde afuera, sino desde dentro; desde un grupo de políticos que le hicieron creer al niño de Macuspana que no necesitaba participar en los debates, que demostrando su soberbia en cada evento y que tratando de conocer a cada mexicano en persona podría ganar.
La primer falla consistió en hacerle pensar que aún antes del registro tenía una ventaja tal que perder era imposible, vamos, que ni siquiera era necesario hacer una campaña amplia, que abarcara los medios de comunicación.
El segundo error fue la soberbia. Un candidato no puede ser soberbio, y si lo es, su coordinador de campaña debe hacerle entender que, por lo menos, no lo sea ante la gente. Las redes ciudadanas, que surgieron para la “protección y la seguridad” de López Obrador, terminaron costando caro. La inexperiencia de estos fanáticos lopezobradoristas generó que el autonombrado candidato del pueblo se mantuviera lo más lejos posible, precisamente, del pueblo.
A eso se le suma la ya tratada en este espacio incongruencia entre sus mensajes y sus acciones, y la casi increíble coordinación motriz que demostró el ex candidato presidencial -no es fácil abrir la boca y meter la pata al mismo tiempo-.
Sí, hubo un fraude a Andrés Manuel López, lo hubo también de quienes debieron ayudarle en su intento de llegar a la presidencia y no lo hicieron, sólo hacían como que hacían, pero no hacían nada. En el Estado de México, los candidatos del PRD estaban más entusiasmados con que El Peje se apersonara para impulsar su campaña haciendo presencia en el municipio o distrito que les correspondía, que en retribuirle en votos y campaña al candidato presidencial.
Más aún, los candidatos perredistas usaban la imagen de Andrés Manuel para ser identificados pues, una buena parte no eran conocidos ni en su propio partido -tómese el caso de Natalio Vázquez Libien en Toluca como ejemplo-.
Sí, hubo un fraude. Cientos de perredistas que defraudaron a Andrés Manuel, que sólo buscaban el beneficio propio y después, bueno, después la consciencia traiciona, en el mejor de los casos, y no queda más remedio que apoyarlo ahora en su debacle, continuar con el juego, con el engaño.
Si el PRD busca al orquestador del fraude, puede encontrarlo en Jesús Ortega Martínez quien como coordinador de campaña debió prever, evitar y corregir cada uno de los excesos de confianza que, a la postre, llevarían a los perredistas a la derrota el 2 de julio.

PARÉNTESIS
El Sistema de Radio y Televisión Mexiquense continúa en las mismas. Ahora recontrataron a los Freelances de radio, no sin antes hacerles firmar su renuncia. Esto se deriva de dos versiones que corretean por los pasillos de la estación.
La primera apunta a que luego de que los de televisión despedidos demostraron su relación laboral con la dependencia, se tuvieron que pagar sumas altamente considerables ara evitar las demandas ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. La segunda apunta a que ya es una práctica que se está generalizando en el gobierno estatal, en donde los empleados por contrato tienen que firmar, a la par, su renuncia.
No, el sistema no camina, la única decisión recién tomada fue la de transmitir los juegos del Toluca por el 1600 de AM, pero eso no alcanza para que la estación gubernamental repunte y retome logros de otros tiempos.

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