"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

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Gabriel García Márquez

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lunes, 29 de diciembre de 2014

Los medios y su manejo / Columna

De medios y otros demonios

Los medios y su manejo

J. Israel Martínez Macedo

Dos hechos de 2014, aislados uno del otro, sirven de buen ejemplo para entender la relevancia de la gestión de la comunicación en la sociedad: El manejo mediático de las autodefensas al inicio de año y el de Presidencia con la crisis de los 43 desparecidos de Ayotzinapa.
Cuando hablamos de autodefensas ineludiblemente la mente nos remite a Michoacán y todo el ambiente que se vive en esa región del país, que si bien no difiere de lo que pasa en el resto del territorio nacional, destaca porque la población se cansó de los abusos de la delincuencia y se organizó para plantarle cara.
Guerrero se sumó a los anuncios de grupos armados que se declararon enemigos de la delincuencia. La diferencia con los michoacanos es básicamente que los guerrerenses no pudieron subirse a los medios, se mantuvieron en el bajo perfil y quedaron fuera de la opinión pública.
Las autodefensas michoacanas se proyectaron en los medios y a través de ellos lograron la legitimidad de su movimiento, denunciaron la colusión de los distintos niveles de gobierno con la delincuencia y posicionaron su discurso sobre la ausencia de poder.
En respuesta el gobierno envió a Alfredo Castillo quien logró la renuncia del gobernador y su gabinete, la incorporación de las autodefensas a mecanismos formales (policías comunitarias) y la detención de un par de cabecillas de Los Caballeros Templarios; aunque Servando Gómez "La Tuta" se le escurrió de entre los dedos.
Meses después miembros de la delincuencia organizada que infiltraron la poli la municipal de Ayotzinapa dispararon contra estudiantes que habían robado, previamente, un par de autobuses en Iguala.
La situación escaló de nivel, la reciente revelación en la que se denunció que una supuesta balacera en Tlatlaya, Estado de México, donde un grupo de militares habría abatido a miembros de la delincuencia organizada resultó ser un fusilamiento alcanzó el interés internacional.
Pese a ello, nadie en el gobierno federal fue consciente de que el mundo había volteado la mirada a México, se hizo exceso de confianza y ese fue el primer error de una gran serie de errores que tiene el país sumido en una imagen de alerta y angustia que ni responsables ni asesores han podido revertir.
En ambos casos podemos observar ejemplos de cómo el manejo de los medios termina por abonar a una causa o destruir una imagen, por posicionar una idea o despedazar reputaciones.
Las autodefensas, sin saberlo, tuvieron una estrategia eficiente porque, en su inocencia, enviaron mensajes repletos de verdad y congruentes con sus acciones mientras que el gobierno, a pesar de que debería saberlo, cometió el error de informar medias verdades y no tener congruencia en el discurso. Punto para los principiantes.

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lunes, 22 de diciembre de 2014

Experiencias de 2014 / Columna

De medios y otros demonios

Experiencias de 2014

J. Israel Martínez Macedo

Para tranquilidad de muchos y respiro de otros llegan las dos últimas semanas de 2014, un año de altibajos que comenzó con buenas y prometedoras expectativas pero que terminó con un panorama de miedo que solo augura preocupaciones para 2015.
En el ámbito de la comunicación el tema se centró en las telecomunicaciones. Los debates giraban en torno a la posibilidad de una tercer cadena de televisión como esquema necesario para intentar romper con el duopolio mediático, que a su vez (y en teoría) implica ampliar la oferta informativa nacional y observar una perspectiva distinta de las cosas.
En los hechos, y según se pudo ver a lo largo del año, la realidad será diferente. Los grupos y personajes que anuncian participar de la licitación son totalmente cercanos a los círculos del poder y en nada garantizan apertura informativa sino, por el contrario; anuncian una tercer opción plegada y sumisa.
Al mismo tiempo que estos alineados participantes esperan saber quién será el agraciado beneficiario de un extraordinario negocio de medios; otro al que se le ha negado ese derecho decidió aprovechar los vacíos legales para abrir la oferta con excelentes resultados.
Carlos Slim se lanzó a la caza de internet y de esquemas alternativos de transmisión, su canal de noticias Uno Tv gana terreno en el ciberespacio, posicionándose como opción real en el panorama informativo.
La participación de Slim en dicho sector coincide con la pérdida de credibilidad de varios medios digitales que en la búsqueda de facilitar las actividades comerciales cedieron su autonomía informativa.
Mención especial merece lo ocurrido en el espacio del espectáculo deportivo. Por primera vez en la historia de la televisión se rompió con el duopolio y se pudo transmitir una final completa (los dos partidos que la involucran) lejos de las pantallas de Televisa o Tv Azteca.
Se demostró que no es necesario esperar a la autorización de nadie para romper con el duopolio en tanto se opere con audacia y confianza en los resultados que se presentan.
La experiencia de Slim puede ser benéfica para los empresarios de los medios si estos son capaces de entender que los objetivos a largo plazo requieren paciencia para su consolidación; los golpes de timón terminan por llevar la nave a ningún lugar y dejarla varada en el océano de la información.
Sin duda, el primer semestre de 2014 arroja una lección para todos en los medios que muy pocos han sabido leer. Hoy más que nunca, y cada vez más, el negocio se resume en tres cosas: contenidos de calidad, contenidos de calidad y contenidos de calidad. Ahí está el futuro.

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lunes, 15 de diciembre de 2014

Noticias que no lo son / Columna

De medios y otros demonios

Noticias que no lo son

J. Israel Martínez Macedo

Un fenómeno muy interesante ocurre “en nuestras narices” de una forma tan natural que hace que casi no lo notemos: Cada vez es más común que la gente se informe sobre lo que pasa a su alrededor a través de sus redes sociales y cada vez menos mediante la búsqueda de páginas web o medios tradicionales (prensa, radio o televisión).
La trascendencia de este hecho no es menor. En realidad, se vuelve complejo comprender la relevancia de esta situación dado que implica varios factores como la percepción individual y su impacto en lo social, la falsa idea de estar informado, la credibilidad de los medios y el impacto que tiene todo esto en la vida cotidiana.
La razón de elegir esta manera de informarnos es más simple de explicar: se trata de la forma más fácil de hacernos de información que presumimos confiable a partir de la fuente que la pueda estar emitiendo.
Equiparando con la vida fuera de internet, es como si hubiera una persona que nos está llevando las noticias que podrían sernos más interesantes hasta la puerta de nuestras casas y sin necesidad de comprar todo el periódico o escuchar el programa completo de radio o televisión.
Esa comodidad tiene un costo: la veracidad.
Las redes sociales comenzaron a llenarse de páginas que suplantan nombres de medios reconocidos como CNN o El Universal. Un fenómeno distinto al de la página de bromas “El Deforma” que si bien en su origen confundió a más de un medio con información de entretenimiento en formato periodístico, hoy es claramente identificada como tal.
Las páginas que suplantan identidad crean noticias que parecen ser reales, las construyen con cierto nivel de verosimilitud pero con ideas totalmente falsas, sacadas de la imaginación de sus autores.
El resultado es un alto grado de información que suele confundir a los usuarios de las redes que, en la dinámica de la rapidez, no verifican los datos sino que los consumen tal cual los reciben juzgando su confiabilidad a partir de que la fuente es similar a lo que conocen.
El nivel de desinformación que estos medios pueden generar es aún desconocido; no obstante, es innegable que construyen una percepción tergiversada de los hechos que se convierte, al menos de forma momentánea, en lo que la gente entiende como real.
En ese entorno, se pierde la confianza en lo que se encuentra en las redes (convertidas, prácticamente, en el único medio para estar informado) y se genera un desgano respecto a lo que pasa en la sociedad dejando a merced de quien sea la construcción de una opinión pública.
La pregunta obligada es: ¿quién puede estar interesado en que esta situación ocurra? La respuesta es más complicada pero básicamente cualquiera que esté interesado en influir en ella, es decir, cualquiera.

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lunes, 8 de diciembre de 2014

Y la crisis sigue / Columna

De medios y otros demonios

Y la crisis sigue

J. Israel Martínez Macedo

Llegamos a la segunda semana de diciembre y es la fecha en la que el gobierno federal no puede sacarse de encima la crisis que se generó en septiembre luego del secuestro de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa aún desaparecidos.
De todas, todas; la comunicación del gobierno ha ido perdiendo una a una las “batallas” mediáticas. Por si fuera poco, a este momento se le sumó el asunto de la llamada “Casa Blanca”, tema que tampoco logró ser controlado poniendo en el centro de la polémica a la Primera Dama del país.
Las acciones para remediar la situación han sido no menos que contraproducentes, a cada respuesta de la Presidencia aparece una objeción, en buena medida, consecuencia de una mezcla peligrosísima: la poca capacidad previsora y la falta de información relevante.
La desesperación comienza a asomar en Los Pinos, el “ya supérenlo” es muestra inequívoca de ello; más aún, lejos de asomar al fin de la crisis, el tema es llevado a lugares como la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, sitio que en otras ocasiones había logrado mantenerse en lo estrictamente cultural a pesar del furor político y que en esta edición no lo consiguió así.
Es en ese contexto que Sergio Aguayo advirtió que se vienen cuatro años “difíciles y convulsos” ante una sociedad civil que no es capaz de organizarse u optar por mecanismos de respuesta para actuar frente a un gobierno que no toma en cuenta sus reclamos.
En este escenario no es difícil de prever el debilitamiento (aún mayor) de la figura presidencial, no como resultado del contexto sino como consecuencia de la estrategia ejecutada como respuesta a los hechos de Guerrero que sirvieron como detonante y estandarte para el resto del país.
La decisión de que el mandatario no se desgaste en el tema, escondiéndolo de los reflectores y alejándolo del lugar de origen de la crisis le ha proyectado una imagen de falta de liderazgo (no solo al interior, también en el extranjero) que echó a tierra todo el trabajo de posicionamiento que —ahora se ve— habían sostenido con pinzas.
Las buenas noticias para el gobierno federal es que ya se acerca el fin de año; aparentemente, se avecinan 15 días de tregua en los que la sociedad civil se desentiende de los temas políticos y hace una pausa para disfrutar de las fiestas y convivir en familia.
Serán dos semanas en las que ambas partes deberán estar en el análisis de resultados y la toma de decisiones, unos para continuar con sus estrategias antigubernamentales y los otros con sus campañas promocionales.
En medio se anticipa un convulso proceso electoral en el que los actores no solo deberán comprender el escenario político sino que, además, tendrán que jugar con reglas e instituciones nuevas. Un 2015 que no dará espacio al aburrimiento.

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lunes, 1 de diciembre de 2014

Sistema intacto / Columna

De medios y otros demonios

Sistema intacto

J. Israel Martínez Macedo

El presidente Enrique Peña Nieto presentó lo que ha sido llamado mediáticamente "El Decálogo de la Seguridad", un esquema que desde el primer instante se observó incompleto y corto de miras, una respuesta que maquilla la problemática y deja intacto uno de los principales problemas: el sistema judicial.
El análisis mediático se ha centrado en la percepción social de que el problema de la delincuencia es consecuencia solo de la corrupción policíaca, por tanto, es el tema que atiende la propuesta presidencial como una solución a largo plazo y sin objetivos claros, medibles.
Pero en el tema de la impunidad nada hace la propuesta presidencial, en buena medida, porque tendría que apuntar directamente a la podredumbre en que se ha convertido todo el sistema judicial mexicano.
En cualquier parte del país involucrarse en un problema legal se convierte en una pesadilla. Sin que sea la totalidad de los casos, es muy común escuchar que el abogado pide dinero al cliente "para darle" al juez o al secretario del juzgado o a alguien que mueva los hilos a su favor.
El problema no es, además, un asunto exclusivo del ámbito penal, en lo civil son incontables los casos de padres que sobornan a los jueces para que les reduzcan el monto en las pensiones o para que les condonen las atrasadas.
El sistema judicial es un asco y nadie lo cuestiona precisamente por eso: criticarlo o cuestionarlo es casi un sacrilegio que se paga con todo el peso de la manipulación del sistema.
Ejemplos hay muchos, el más visible ocurrió con aquellos abogados que mostraron la punta de de iceberg en el documental "Presunto culpable", acusados, procesados y enjuiciados por el uso de la imagen de aquellos a quienes denunciaron.
En este esquema las universidades están metidas hasta los codos: hoy para ser ministerio público (esa figura ruin que inventa delitos y libera delincuentes) se necesita ser, forzosamente, licenciado en derecho; por tanto, egresado de una institución de educación superior, es decir, una universidad.
Abogados, ministerios públicos, secretarios de juzgado, jueces, magistrados, ministros y todo aquel que forme parte de este sistema pasa, obligatoriamente, por una universidad que avala sus estudios (no necesariamente su preparación) pero que no pone atención en la formación profesional.
El resultado un sistema judicial podrido, inoperante, digno de la Inquisición; que aprisiona y libera al mejor postor, con jueces que obtienen el cargo por ser hijos o sobrinos de alguien, lucrando con la integridad pero sobre todo con la vida de las personas, en el nivel cotidiano, y el destino del país, en el nivel trascendental. Urge un sistema de justicia justo, pero no lo hay porque nadie marcha por eso.

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lunes, 24 de noviembre de 2014

Tres meses en crisis / Columna

De medios y otros demonios

Tres meses en crisis

J. Israel Martínez Macedo

La comunicación en los casos Ayotzinapa y "Casa Blanca" ha sido tema de las últimas semanas por el pésimo manejo de la crisis arrojando como resultado el impacto negativo y a la baja de la reputación del Presidente en el ámbito internacional y el desgaste (innecesario) de la imagen de la primera dama.
En el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa es evidente que Presidencia hizo exceso de confianza. No fueron capaces de notar que el asunto de Tlatlaya había puesto los ojos del mundo en el país para observar la situación de los derechos humanos.
La decisión de contener la información generó grandes vacíos en los distintos canales de comunicación, vacíos que fueron cubiertos con desinformación, medias verdades, mentiras completas y múltiples versiones de los hechos que terminaron por enrarecer aún más la situación.
En ese contexto llegó la investigación sobre la llamada "Casa Blanca". Un trabajo que dejó cabos sueltos y que el equipo de Presidencia no supo leer y aprovechar, poniendo a Angélica Rivera, esposa del Presidente, "en bandeja de plata" para ser la comidilla mediática.
En medio de la crisis, a nadie se le ocurrió pensar que Sofía Castro, hija del primer matrimonio de Angélica Rivera, al dedicarse al mundo del espectáculo, se convierte en una figura pública que tendrá que responder entrevistas en los eventos a los que asista; resultado: otro golpe a la reputación de la familia presidencial.
Tres meses han transcurrido desde los lamentables hechos de Iguala. Noventa días sin una sola respuesta correcta del gobierno federal en materia de comunicación y una actuación que da evidencias de que, aún ahora, no se entiende del todo la dimensión del problema.
El tema de Ayotzinapa da indicios de pasar a una etapa de costumbrismo. El grupo Calle 13 ya hasta comercializa playeras en sus conciertos mientras que los políticos de oposición empiezan a utilizar el asunto como herramienta de golpeteo contra el gobierno.
El pésimo manejo mediático ha hecho, incluso, que las izquierdas (grupo político en el que se originó el problema de Guerrero) ahora use el tema para para responsabilizar al gobierno de lo que pasa.
Los resultados saltan a la vista. El intento de dos años para posicionar a Peña Nieto como un gobernante vanguardista en el ámbito internacional por sus reformas estructurales se vino abajo en estos tres meses ante la impericia.
La reconstrucción no será fácil y requerirá de una habilidad aún no exhibida por el equipo de comunicación de Presidencia y sus correspondientes asesores.
Por cierto. Ante todo este caos interno en el país ¿alguien sabe si aún hay secretario de Gobernación? Porque el que había anda muy omiso respecto de la violencia y las marchas o ¿no?

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lunes, 17 de noviembre de 2014

¡Justicia! / Columna

De medios y otros demonios

¡Justicia!

J. Israel Martínez Macedo

Pasan los días y el malestar no pasa, la sensación de hartazgo no mengua, el sentimiento de desamparo crece y, tristemente, las caras llenas de furia, rencor y deseos de venganza disfrazada de justicia se multiplican exponencialmente.
El alcance mediático de la información presenta un panorama cada vez más polarizado. Las manifestaciones aumentan en cuanto a numero pero también en intensidad; la intolerancia de ambos bandos (los que defienden al gobierno y los que lo atacan) censura la posibilidad de opiniones intermedias que suelen ser consideradas como partidarias del otro bando.
La verdad sea dicha: en este panorama de crispación, de conflicto cotidiano, no hay mucho espacio para la verdad y todo se centra en las versiones de uno y otro que, por obviedad, son aplaudidas por los respectivos seguidores y descalificadas por los correspondientes rivales.
Lo que se observa es una situación de caos en la que los antigubernamentalistas marchan, gritan, amenazan, insultan, golpean, queman, delinquen y lo hacen en total impunidad, igualmente legal que política y social mientras que los progubernamentales descalifican, insultan, agreden, minimizan y se hacen omisos.
En el extranjero las manifestaciones son amplias pero similares en cuanto quienes lo hacen: mexicanos que tuvieron la posibilidad de salir del país por estudios, trabajo o paseo, que aprovechan para juntarse en grupos de 20 o 30 personas (normalmente jóvenes de clase alta) con pancartas contra el gobierno.
Lo de hoy es reaccionar sin reflexionar, sin pensar, desde lo mas profundo de la víscera, emitir un juicio fácil y rápido para no dar pie a la consciencia, para actuar como lo que normalmente somos: masa. Una masa amorfa, ingente, impaciente e impensante, carne de cañón para los bandos en pugna.
Los hechos están y siempre estarán ahí queramos verlos o no. Ayotzinapa es un polvorín de verdades a medias y mentiras completas tanto de los defensores de gobierno como de sus detractores.
En este momento ya no se trata de 43 estudiantes que salieron una tarde de su escuela para ir a robar autobuses y luego fueron detenidos, secuestrados y presuntamente asesinados por miembros de la delincuencia organizada que habían logrado infiltrarse en los círculos del poder.
Se trata de nosotros, del mexicano que somos cada uno, de lo que nos estamos convirtiendo a partir de esta experiencia, de lo queramos convertirnos luego de ella.
La exigencia de justicia es, más que nunca, una necesidad: es justo saber lo que pasó en Iguala, es justo acusar a los responsables y exculpar a quienes no han tenido nada que ver, es justo que quienes piden respeto y paz sean respetados en su petición. Justicia, es lo que todos queremos.

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lunes, 10 de noviembre de 2014

Tristeza profunda / Columna

De medios y otros demonios

Tristeza profunda

J. Israel Martínez Macedo

Indignación, coraje, rabia, decepción. Son solo algunas de las palabras que se repitieron una y otra vez este viernes en las distintas redes sociales de México. El anuncio hecho por el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam sobre el destino de los 43 estudiantes de Ayotzinapa raya en el insulto a la inteligencia.
Las incongruencias de la versión oficial son demasiadas y absurdas, parecen uno más de esos montajes armados así como para dar carpetazo al tema y dejar que las cosas “se enfríen” para pasar a la siguiente desgracia nacional.
Es indignante la forma en la que el titular de la PGR toma las cosas: desgarbado, recargándose de manera informal sobre el atril como si estuviera en una cantina platicándole a sus amigos de juerga algún chiste o una historia más del trabajo; sin respeto y alcanzando a decir, no tan fuera del micrófono, el tristemente célebre “ya me cansé”.
¿Cómo no enojarse ante tal displicencia? ¿Cómo no enfurecerse y sentir identidad con los padres de los jóvenes desaparecidos si prácticamente es el mismo trato que da cualquier agente del Ministerio Público del país cuando intenta explicar a las víctimas los resultados de su “sesuda” investigación?
Se voltea entonces a la sociedad y ¿qué ocurre? Cobardes encapuchados prenden fuego a las puertas de Palacio Nacional. Grupos de choque (no se entiende que ciudadanos que se manifiestan libremente anden cargando gasolina “para lo que se pueda ofrecer” ¿no?) que solo buscan magnificar lo evidente: la impotencia, incapacidad o desinterés del gobierno federal; es decir, lo de siempre.
Mientras las puertas del Palacio Nacional ardían, propagandistas que se hacen pasar por pseudoreporteros se apuraban a tuitear argumentos en defensa de estos grupos; diciendo que había cosas raras en su actuar y tratando de insinuar que podrían ser “infiltrados”.
Desolación absoluta.
De un lado: un gobierno impotente, incapaz o indiferente (que para el caso da exactamente la misma cosa). Del otro: una sociedad confundida, aturdida, manipulada, fastidiada y menospreciada, cuyas causas son descontextualizadas y utilizadas para los más bajos fines políticos (lo de siempre).
¿Qué nos queda? ¿Hacía dónde hacernos ante un cúmulo de personas que no quieren justicia sino venganza? ¿En quién refugiarnos si quienes deberían protegernos están más ocupados en convencerse de que las cosas no son como parecen y que se trata de un asunto efímero?
Combatir violencia con violencia nos ha traído al México que somos hoy, al que nos hemos convertido. Y parece que aún no hemos aprendido que hay otras formas y otros caminos. Hay razones para estar tristes, más que las evidentes.

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lunes, 3 de noviembre de 2014

Un día de sinsentido / Columna

De medios y otros demonios

Un día de sinsentido

J. Israel Martínez Macedo

Este día no encuentro sentido a lo que pasa y tengo la sensación que no soy el único en pensarlo. Con honestidad debo decir que escribir la columna de hoy ha sido más difícil que cualquier otra cosa en el tiempo que llevo escribiendo para los medios.
Normalmente tengo claro el panorama de mi perspectiva y encuentro el modo de reflejarlo en un texto que cumpla con la calidad para ser publicado. Pero no hoy.
Quienes han leído estas líneas los últimos años saben que evito siempre hablar en primera persona; que me mantengo al margen de intentar, siquiera, emitir un juicio solo porque se trate de una creencia o una convicción sin mayor sustento que eso y que incluso he cuestionado temas en los que tenía o tuve fe ciega.
Es que solo no encuentro la lógica que impera en el pensamiento del mexicano, es más, en este momento ni siquiera me atrevería a asegurar que exista tal cosa como “una lógica del pensamiento mexicano”.
Entro a las redes sociales y veo personas que se sorprenden porque en las manifestaciones de estudiantes de Hong Kong los jóvenes hacen tarea, recogen la basura que tiran y dejan mensajes a las personas pidiendo disculpas por las molestias ocasionadas.
Descubro que las mismas personas comentan en sus espacios que esos jóvenes son ejemplo a seguir, que eso es una manifestación democrática y que se debería aprender en México pero después aplauden cual fanes la decisión de los universitarios mexicanos de irse a paro nacional por 72 horas. ¿Dónde está la lógica aquí?
Pienso, con plena convicción, que el Estado mexicano debe responder por los hechos de Iguala. Lo hago con la misma convicción con la que pienso que la sociedad mexicana debe dejarse de mojigaterías y asumir su responsabilidad no solo por esos hechos sino por todo lo que pasa en nuestro país.
Simplemente no hallo cómo es que el suspender clases en las universidades va a servir de algo, ya no digamos en el caso Ayotzinapa, sino para un fin superior que sería el bienestar de México.
¿En serio son nuestros universitarios tan inocentes —me debato en usar aquí la palabra ingenuos— como para pensar que un gobierno tan indolente como el nuestro (no solo de esta administración sino de todas) tendrá alguna preocupación de que se paren la escuelas tres días cuando no lo ha hecho ante la evidencia de la situación nacional?
Me niego a pensar que mi papel en la sociedad se limita a exigirle a otro que haga lo que yo no estoy dispuesto hacer, sin ofrecer soluciones ni salidas, sin reflexionar sobre lo que pasa y solo reducirme al regocijo cuando nada funcione para poder decir: lo sabía y se los dije. No me siento tan mezquino.
Solo es que este día no encuentro sentido a lo que pasa y tengo la sensación que no soy el único en pensarlo.

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lunes, 27 de octubre de 2014

México: ¿Cuándo nos perdimos? / Columna

De medios y otros demonios

México: ¿Cuándo nos perdimos?

J. Israel Martínez Macedo

El secuestro de los 43 de Ayotzinapa abre la reflexión para muchas cosas que están pasando en el país; las manifestaciones siguientes a este hecho han trasladado el asunto a un tema más profundo: ¿Qué pasa con nuestra sociedad?
El cuestionamiento toca lo más hondo del entramado social. ¿En qué momento nos perdimos? ¿Cuándo dejamos de pensar que 43 vidas no valían ser reclamadas? ¿Cuándo comenzamos a apoyar al delincuente solo para dejar salir nuestro odio contra el gobierno?
Tal parece que la nación mexicana ha desaparecido, se desintegró en algún momento y no nos dimos cuenta ni cuándo. Se nos esfumó de las manos sin notarlo y vivimos la consecuencia de ello.
Antaño un sinónimo de delincuente era “inadaptado social”. ¿Cuándo los adaptamos a la sociedad? O ¿acaso la sociedad se está adaptando a ellos? ¿Cuándo nos permitimos convivir con ellos? Más aún ¿cuándo nos permitimos convertirnos en ellos? ¿De verdad los buenos somos más?… ¿En serio somos buenos?
¿Por qué nos acostumbramos a los asesinatos ya tan cotidianos? ¿Bajo qué circunstancias resolvimos que la culpa de todo la tiene el gobierno? Y ¿qué nos hizo pensar que la solución de todo la debe tener el gobierno?
¿Cómo permitimos que la delincuencia conviva con la sociedad? ¿Cómo hacemos para vivir tranquilos observando que alguien delinque y callando? ¿Cuándo nos inundó el miedo a grado tal que preferimos mirar hacia otro lado en lugar de ayudar a alguien?
México requiere una revolución; pero no esa que reclaman los anarquistas, sinarquistas, izquierdistas o cualquier otro “ista”. No lograremos nada confrontándonos unos con otros solo porque tenemos miedo o pensamos que todo está mal y que alguien más debe solucionarlo.
Hay ejemplos conocidos, no son muchos pero existen. La India de Gandhi logró su independencia de manera pacífica; la Sudáfrica de Mandela terminó con el apartheid y además conformó una nación que olvidara los rencores.
No va a ser fácil pero tenemos que empezar, cada uno, a hacer lo correcto; a dejar de justificar lo que hacemos mal y comenzar a hacer lo que sabemos que está bien. Alejémonos de aquellos que actúan contra la sociedad (porque en cada comunidad todos sabemos quiénes son) que sean, de nueva cuenta, inadaptados.
Demostrémosles que no estamos de acuerdo con lo que hacen, que no creemos en la violencia como mecanismo para “arreglar” las cosas porque sabemos que, en realidad, las descomponen más.
Termino con tres frases para invitar a la acción. Gandhi: “Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”, “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. Einstein: “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

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lunes, 20 de octubre de 2014

Iguala / Columna

De medios y otros demonios

Iguala

J. Israel Martínez Macedo

La inseguridad en el país se ha convertido un tema tan común en México que quizá por ello es que el gobierno no reaccionó a tiempo cuando, en Iguala, miembros de la delincuencia organizada infiltrados en la policía local mataron a seis estudiantes normalistas y jugadores de futbol.
En este país, la muerte de los jóvenes estudiantes y la desaparición de 43 de sus compañeros fue una nota más sobre los daños causados por los grupos criminales que atemorizan a la sociedad con base en el uso de la fuerza y la violencia.
Se necesitó que la prensa extranjera tomara interés en el caso para que en México las ONG, los políticos y los propios medios del país recuperaran la capacidad de asombro en estos asuntos y le dieran la atención que merece para la sociedad.
El caso del presunto fusilamiento de integrantes de una célula delictiva por parte de militares que rescataron a una víctima de secuestro (que después los acusaría de dicha acción) en Tlatlaya, hizo que los ojos de la prensa extranjera se centraran en lo que pasa en nuestro país.
El gobierno federal no supo cómo reaccionar, la acción visible siguió los estándares contención de crisis de los 80 y 90 que indican que la información se debe neutralizar y ocultar; esquemas que no son aplicables para una sociedad integrada (a su modo) a los hipermedios.
La información fluyó libremente en las redes sociales y medios internacionales, en parte porque la comunicación gubernamental fue escasa y confusa; ello impactó en su confiabilidad y al dejar de ser confiable se abrieron paso las búsquedas de lo que sea que pudiera ser publicable.
Al mismo tiempo, los actores políticos (partidos o individuos) se apresuraron no por atender la situación sino por deslindarse lo más pronto posible (unos) o por aprovechar el momento y sacar raja para sus fines personales o de grupo (otros).
Así la llamada sociedad civil se movilizó para exigir atención y justicia sin dar muestras de entender quién exactamente es responsable de los hechos del 26 y 27 de septiembre.
Las ONG e instituciones de derechos humanos se apresuraron a denunciar lo evidente: las carencias que hay en México en este tema han alcanzado niveles insospechados.
La politización abonó a la confusión. Todos, más interesados en no ser acusados o vinculados con los hechos, se enfocaron en mantener la idea de que el gobierno es el responsable único y exclusivo sin asumir ningún tipo de responsabilidad por ello.
La pésima gestión de crisis, la tergiversación de partidos y actores políticos, el encono tradicional contra todo lo que huela a gobierno y la imposibilidad de encontrar a los 43 estudiantes desaparecidos, son ingredientes de una mezcla muy peligrosa y explosiva que sigue creciendo sin control.

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lunes, 13 de octubre de 2014

Tlatlaya e Iguala / Columna

De medios y otros demonios

Tlatlaya e Iguala

J. Israel Martínez Macedo

Lo más fácil sería recurrir a la descalificación, a decir que el gobierno es todo menos un buen gobierno, a señalar culpables para ganar seguidores y dármelas de intelectual o hasta hacer creer que mi voz es "la voz del pueblo" pero ese lugar común ya está muy visitado por tantos otros en esta semana.
Ríos de tinta han corrido para señalar lo obvio: la responsabilidad gubernamental en los casos Tlatlaya e Iguala. Pero ¿Qué hacía y qué hace la sociedad mexicana en estos casos?
En Tlatlaya la llamada sociedad civil se dejó ir contra los militares tras la acusación de una anónima "Julia" de haber fusilado a 22 secuestradores (aquí no cabe la presunción de culpa porque la misma acusadora, se supone, era víctima de ese delito).
Sin más pruebas que su sentido común y sin haber nunca pisado ese territorio mexiquense, los "expertos" y multiopinadores saltaron a la palestra para rasgarse las vestiduras y señalar a los militares de abusos y la reacción del gobierno fue sancionarlos inmediatamente sin más prueba que esa anónima acusación y los "peritajes" mediáticos que juzgaron y sentenciaron a los militares.
Nadie salió en su defensa más que sus familias, nadie cuestionó que se les esté juzgando dos veces por una misma presunción de culpa (se les sigue investigación en el fuero militar y en el civil), nadie hace notar que eso pone en desventaja a nuestras fuerzas armadas pues los delincuentes son llevados ante una autoridad corrupta o inepta que por una razón o la otra los deja en libertad poniendo en riesgo no solo a policías y militares sino a sus familias.
Iguala es otro asunto muy similar. Miembros del grupo criminal autodenominado "Guerreros Unidos", infiltrados en la policía municipal asesinaron a jóvenes estudiantes de la normal de Ayotzinapa y a futbolistas.
De nueva cuenta la opinión pública practicó el deporte nacional acusando al gobierno de todo, y no es que no tenga responsabilidad pero ¿y la sociedad? Se limita a la acusación pero no denuncia la delincuencia y se vuelve permisiva.
En Iguala fue la delincuencia quien asesinó a los estudiantes, son los "Guerreros Unidos" quienes exigen la liberación de sus compañeros que, usurpando funciones policiacas, actuaron en contra de la sociedad.
Exijamos justicia pero empecemos por nosotros mismos, exijamos no violar la ley y respetémosla sin andar buscando pretextos absurdos para seguir incumpliendo con nuestra parte.
Exijamos que el gobierno erradique a los delincuentes y apoyemos a quienes luchan por nosotros y, eso sí, veamos que lo hagan conforme a derecho. Ya basta del lugar común y la crítica fácil y reconozcamos que como sociedad hemos sido permisivos con la delincuencia y lo que estamos viendo es resultado de ello.

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lunes, 6 de octubre de 2014

La ONU y el Teletón / Columna

De medios y otros demonios

La ONU y el Teletón

J. Israel Martínez Macedo

El comité de expertos de la ONU, reunidos en Ginebra, Suiza, urgió al gobierno mexicano a no entregar recursos públicos destinados a la rehabilitación de las personas con discapacidad a una organización privada como Teletón. La nota se volvió viral en un día en que las noticias no suelen ser el tema más relevante en redes sociales.
El reporte advierte de manera directa que existe preocupación por la manera en que Teletón contribuye a reforzar los estigmas sobre la discapacidad ya que su campaña "promueve estereotipos de las personas con discapacidad como sujetos de caridad".
No es una más de las polémicas respecto al Teletón, sus detractores acusan que esta organización realiza donaciones a nombre de la empresa Televisa, a la que pertenece, reduciendo así el pago de sus impuestos.
También se le acusa de comerciar con el dolor de las personas que acuden a solicitar sus servicios de rehabilitación, dramatizando sus historias para presentar mejorar su imagen institucional y convencer a la gente de seguir "donando" para ayudar a los discapacitados (principalmente niños).
En contraparte sus defensores aseguran que Teletón hace un gran esfuerzo para rehabilitar a personas que, de otro modo, no tendrían la posibilidad de recibir ese servicio. Y es ahí donde la ONU puso el dedo sobre la yaga.
Se ha generado un círculo vicioso que no se había percibido por parte de los mexicanos: el gobierno da recursos a Teletón para atender a los discapacitados porque es el organismo que cuenta con la infraestructura para brindar ese servicio pero, al mismo tiempo, se desentiende de la atención a dicho sector porque no tiene recursos ni infraestructura para hacerlo.
No nos engañemos: los gobiernos entregan recursos a Teletón porque les limpia la cara, le hace ver como interesados en la ciudadanía y, de paso, quedan bien con la empresa que se erige como el monstruo de la imagen pública; uno de varios tributos al gran patriarca televisivo para que informe lo que a cada gobierno le convenga.
Teletón se ha convertido en un elefante blanco: gasta recursos públicos pero a nadie le informa sobre su aplicación, es decir, hace uso discrecional de los recursos del Estado sin que nadie le pueda decir nada. Es más ¿paga impuestos? Sin duda se vislumbra un cambio en la percepción pública de la imagen que pueden tener las donaciones gubernamentales a Teletón.
Justo o no, benéfico o perjudicial; es urgente hacer una supervisión al dinero que Teletón ha recibido pero más necesario aún es la revisión y el debate respecto a si los gobiernos deben estar solventando acciones privadas (sean las que sean) con recursos públicos. En lo personal me parece que no.

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lunes, 29 de septiembre de 2014

Dilemas éticos / Columna

De medios y otros demonios

Dilemas éticos

J. Israel Martínez Macedo

Uno de los principios básicos que todo estudiante de periodismo debe aprender en las universidades es que replicar una filtración sin investigarla o verificarla convierte al reportero en vocero de quien filtra.
No se trata de negarse a publicar los anónimos que puedan ser escandalosos, se trata de verificar su autenticidad y ser capaces de distinguir cuál es la intención de quien filtra los datos: ¿se trata de un interés netamente periodístico, de una venganza o de propaganda disfrazada?
El reportero profesional debe ser capaz de distinguir la intención de la fuente que le está filtrando la información, es parte de su trabajo (la más importante quizás): verificar, verificar, verificar es la esencia de la profesión.
Por eso es de extrañar lo ocurrido con Carmen Aristegui y el video enviado "anónimamente" sobre los vínculos entre el reportero de Televisa, Eliseo Caballero y el líder de los Templario, Servando Gómez "La Tuta.
Así lo reconoció al presentar la nota en su portal: "Al frente, imprimieron el símbolo del cártel de 'Los Caballeros Templarios' y pusieron el siguiente mensaje: // Sra. Aristegui: // Le mandamos un regalito contra sus amigos de Televisa hace unos días. No ha sacado nada. Este material va a salir. Esperamos que sea por su programa” (sic)".
El consultorio ético de Javier Darío Restrepo, responde a la pregunta sobre el actuar del reportero en la investigación: "es un imperativo ético la selección de las fuentes de acuerdo con criterios de independencia y de idoneidad; manejar las informaciones como material que debe ser descontaminado de imprecisiones, errores e intentos de manipulación".
Situación distinta de la publicación de fotografías en el caso Tlatlaya, recibidas por la agencia MVT y publicadas por La Jornada; aquí el interés periodístico legítimo de la sociedad amerita la difusión del material porque es, por sí mismo, evidencia de un hecho controversial sobre la actuación de los militares.
Ante este hecho el mismo consultorio ético ha mencionado que este tipo de imágenes ayudan a aclarar los temas y encontrar la verdad periodística y la gente deb verlas (por muy crudas que estas sean) para hacerse su propio criterio.
Lejos de cualquier apasionamiento pro o anti gubernamental, es válido y necesario cuestionar si la informante "Julia" es una fuente legítima para acusar de fusilamiento a los soldados: ¿verificó el reportero si ella no forma parte del grupo delincuencial abatido? De ser así, el caso es totalmente otro.
Publicar información periodística es un asunto serio y delicado, como dice el propio Javier Darío Restrepo "De la responsabilidad ante el público resulta el deber de seleccionar las informaciones en función del bien público y no bajo el propósito de incrementar la circulación o el raiting, o con intenciones partidistas o de grupo", así de simple.

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lunes, 22 de septiembre de 2014

Larrea y Televisa / Columna

De medios y otros demonios

Larrea y Televisa

J. Israel Martínez Macedo

Germán Larrea Velasco, presidente de Grupo México, renunció como integrante del consejo de administración de Grupo Televisa por un posible “conflicto de interés” al participar en la licitación de una de las dos próximas cadenas de televisión abierta, según la versión oficial de la empresa.
La medida llega en un momento importante por diversos motivos, entre ellos: las imágenes que hizo públicas la oficina de prensa de la Presidencia de la República en la que se observa a Larrea saludando a Enrique Peña Nieto.
Mensajes cruzados luego de que Grupo México se viera envuelto en el tema de contaminación del Río Sonora por derrame de tóxicos de la mina Buenavista del Cobre, la especulación (y se debe tomar como tal) es que Televisa tiene información privilegiada sobre ello y está rompiendo cualquier vínculo con Grupo México.
Realidad o ficción, el hecho es que la salida de Larrea del consejo de administración de Televisa tendrá repercusiones en la empresa de medios y ello se verá reflejado en la bolsa este lunes, la atención bursátil estará en la variación que se pueda presentar por este anuncio.
Larrea Velasco es un nuevo jugador en el escenario de las telecomunicaciones en nuestro país, uno que tendría los recursos necesarios para participar sin mayor problema en el ámbito de la producción, un área en la que Televisa ha venido a la baja desde hace algunos años luego de ser punta de lanza a nivel continente.
La empresa de Emilio Azcárraga se enfocó tanto en los esquemas de publicidad que dejó en segundo término el asunto de la producción de contenidos propios que pudieran comercializarse.
La programación de Televisa, desde hace muchos años, se restringe a los remakes de sus novelas con ligeras adaptaciones idiomáticas y situacionales así como producciones estadounidenses con doblajes descontextualizados que, además, están cada vez más al alcance de la población en sus versiones originales.
El panorama está entrando en una zona de alto riesgo para Televisa: los miembros de su consejo de administración están a la caza de su propio negocio mientras que el medio que ha sido su puntal parece extraviado con producciones de bajísima calidad que no parecen tener intención de cambiar ni mejorar.
La competencia en ciernes es prometedora para las teleaudiencias de la señal abierta que, por fin, podrán aspirar a contenidos de calidad en la televisión nacional con la esperanza de que no ocurra como en el pasado con Tv Azteca que prometió ser competencia y en poco tiempo se volvió comparsa.
Resta esperar quiénes y cómo competirán por esas cadenas que, de origen, ya cuenta con una expectativa especial porque, después de todo, tiene que ver con uno de los temas de más interés para la gente: el entretenimiento.

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lunes, 15 de septiembre de 2014

Cambios para 2015 / Columna

De medios y otros demonios

Cambios para 2015

J. Israel Martínez Macedo

El proceso electoral de 2015 representa un reto muy importante en materia de comunicación, para esta ocasión las reglas cambiarán y los participantes deberán estar muy atentos en no caer en errores que puedan anular su posibilidad, no solo de ganar, sino de hacer carrera política.
El Estado de México ya cuenta con antecedentes respecto a este tipo de errores de campaña que terminan por sepultar en el olvido a los, entonces, candidatos ganadores.
En Metepec, la entonces candidata por el PAN a la presidencia municipal, Concepción Martínez Villalobos, realizó una campaña que la llevó a obtener el triunfo en las urnas; no obstante, los consejeros del IEEM consideraron que había irregularidades con los documentos de su registro (específicamente su credencial de elector) lo que bastó para que no llegara a ocupar la alcaldía.
En su lugar rindió protesta como presidente municipal constitucional Salvador Joaquín Robles Uribe, quien hizo un papel tan inocuo que el bastión del panismo en el valle de Toluca desapareció por completo, generando divisiones irreconciliables que le han costado a ese partido no volver a figurar en los procesos electorales subsecuentes.
El error en el procedimiento de registro no solo costó la presidencia municipal a la candidata ganadora, sino también a su partido que no volvió a repetir en la alcaldía de la localidad.
Los aspirantes a una candidatura en el proceso electoral de 2015, deberán ser muy cuidadosos y estar atentos para evitar aquellas acciones que pudieran interpretarse como actos anticipados de campaña en algún momento posterior.
Los cambios en la legislación incluyen modificaciones en los modos de operación para las campañas, lo que implica una nueva manera de diseñar la comunicación que los aspirantes deberán realizar.
Ya no basta con cuidar la imagen individual del personaje, se requiere construir conceptos apegados a los intereses de la población y desarrollar todo un mecanismo que pueda trasladarse a los distintos tipos de medios (tanto a los masivos como a los sociales).
Se trata de presentar a la ciudadanía una imagen congruente y real, el votante que participará el próximo año es mucho más incrédulo que en elecciones anteriores y el panorama social no es favorable para ningún partido, existe un descrédito generalizado y una notable ausencia de figuras locales.
Algunos aspirantes a alcaldías y diputaciones se movieron antes de lo que debían con actividades que pueden ser consideradas como proselitistas y, con ello, han puesto en riesgo su elegibilidad como aspirantes.
El proceso está en marcha pero las reglas han cambiado respecto al último, los jugadores deberán ser más cuidadosos y atentos para no quedar fuera por un tecnicismo legal. Es lo que se viene, ni más ni menos.

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lunes, 8 de septiembre de 2014

Presidencia por los suelos / Columna

De medios y otros demonios

Presidencia por los suelos

J. Israel Martínez Macedo

La estrategia de comunicación de la Presidencia ha sido el tema de las últimas semanas y no es para menos, el informe era una valiosa oportunidad de mejorar la tan vapuleada imagen de Peña Nieto; no obstante, se dilapidó.
Según la encuesta publicada por Consulta Mitofsky la aprobación presidencial cayó hasta 46.9 puntos porcentuales, la más baja desde febrero de 2012; lo que implica, como habíamos mencionado semanas antes, que la estrategia de comunicación sigue sin dar resultados positivos.
Si bien era previsible que las reformas causaran algún impacto negativo, también es cierto que la caída en la imagen se ha prolongado por mucho tiempo y no se observa la posibilidad de que haya un cambio en la tendencia.
Por si fuera poco, la imagen presidencial impacta directamente en la de los gobernantes en los demás niveles quienes resienten de igual modo esa percepción social negativa.
La misma encuesta indica que el promedio de la imagen de los gobernadores (51 por ciento) y presidentes municipales (44 por ciento) lo que implica una caída generalizada de 10 puntos porcentuales de agosto de 2013 a la fecha.
Lo que los números reflejan es el descrédito de la ciudadanía en las acciones de gobierno, se observa un malestar generalizado con los responsables de tomar las decisiones del país en los distintos niveles.
El intento de mostrar a un Presidente cercano a la gente no ha dado los resultados esperados pero, podría decirse que es un resultado normal dado que los mensajes no han dejado de ser los mismos, presentados en el mismo estilo y con el mismo contenido; lo que los ha vuelto inócuos para la audiencia.
Al ya no tener el impacto que se esperaría de un mensaje de la Presidencia, el vacío que se genera se llena con la información de los noticieros, los comentarios cotidianos y la percepción (real o ficticia, eso no importa mucho) de un incremento generalizado de inseguridad, precios y abusos del poder.
Lo cierto es que el modelo de campaña está desgastado, la estrategia no ha presentado absolutamente nada innovador, ni por los medios de masas ni por los sociales desde que arrancó la administración y el mensaje no tiene el contenido necesario para soportar una transformación positiva.
Los anuncios de televisión y radio (ya lo habíamos dicho hace un par de semanas) han perdido frescura, es prácticamente lo mismo de siempre y para todos los mandatarios, lo que arroja como resultado inequívoco el que no haya una identidad presidencial y que la gente se haya acostumbrado al discurso.
No hay vuelta de hoja, si la Presidencia no nueva su esquema de comunicación, lo único que puede ocurrir es que todo siga como hasta ahora y lo más que podrá esperar es que se toque fondo y la imagen se estabilice en su punto más bajo, no más.

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lunes, 1 de septiembre de 2014

Locura: la campaña presidencial / Columna

De medios y otros demonios

Locura: la campaña presidencial

J. Israel Martínez Macedo

El informe presidencial en nuestro país ha perdido la importancia que reviste el hecho en un sistema democrático. La banalización de la política a través de privilegiar la imagen sobre casi cualquier otra cosa, ha desvirtuado esta actividad reduciéndola a las meras apariencias.
En días recientes, los anuncios televisivos de la Presidencia de la República han dado mucho de qué hablar por el tono propagandista que le han impreso a los mensajes.
Escenas cargadas de un populismo innecesario, parecen más una mala recopilación de las campañas televisivas que algunos gobernadores han utilizado en años anteriores para sus propios informes, quien les haya vendido el concepto no se tomó, ni siquiera, la molestia de personalizarlo.
En consecuencia, tenemos una imagen presidencial más desgastada aún. Si bien el mensaje de los anuncios buscaba congraciar al mandatario de la República con la ciudadanía, la realidad es que la simpleza del discurso y lo común de las imágenes no consiguen el objetivo.
Contrario a lo que se pretendía, las redes sociales se llenaron de comentarios y frases negativas como “quisiera vivir en el país que Peña Nieto anuncio en sus comerciales” o el no menos popular “¿saben si se necesita visa para llegar al país que Peña Nieto anuncia en sus spots”.
Era evidente, con solo ver de reojo los anuncios, que la producción es exactamente la misma que se ha realizado con anterioridad para gobernadores; además, se intentó acercar al Presidente a la gente, mostrarlo como un líder atento a las necesidades sociales y solo se obtuvo una mala copia del populista Luis Echeverría.
Es notable la desesperación que hay en Los Pinos por hacer que la imagen presidencial se recupere, la noticia de que este es el mandatario peor evaluado desde que se realizan este tipo de mediciones caló hondo y no se encuentran respuestas para solucionarlo.
Pese a los resultados obtenidos, los responsables continúan utilizando las estrategias que han llevado a la imagen presidencial a donde se encuentra: en el fondo de la evaluación ciudadana.
El informe que se presente este día no arrojará ningún cambio porque la estrategia no ha cambiado. El físico alemán Albert Einstein tenía una frase que se volvió famosa: “Locura es seguir haciendo siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”.
La campaña presidencial del informe es una locura en sí misma porque repite todos los errores del pasado (los propios y los de los gobernadores que la han usado) y espera que con ella se obtenga un resultado diferente (mejorar la evaluación del Presidente).
¿Se acabaron las ideas? ¿Soportará la imagen presidencial otra crisis? Bajo la misma tónica la respuesta es lógica. Urgen de un cambio o los números seguirán a la baja. Así de simple.

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lunes, 25 de agosto de 2014

Mera propaganda / Columna

De medios y otros demonios

Mera propaganda

J. Israel Martínez Macedo

La estrategia de comunicación elegida por el gobierno de la República, llevó al presidente Enrique Peña Nieto a las pantallas de los programas de revista para exponer un discurso simplista cargado de propaganda burda.
Los "críticos" de la Presidencia se centran en las formas para lanzar una serie de comentarios llenos de virulencia pero faltos de sentido, cuestionando que el primer mandatario del país haya aparecido en programas de bajo contenido informativo, simplista y con comentarios fáciles e inoportunos.
En estricto sentido comunicativo, la estrategia era correcta. Nos guste reconocerlo o no, la mayoría de la población no escucha los noticieros radiofónicos (aún el de Carmen Aristegui), tampoco siguen los programas informativos; si acaso por las noches y sin poner gran atención.
La idea de llevar el tema al público nacional a través de programas de entretenimiento pueril no es tan descabellada, después de todo la comunicación eficiente debe buscar los mejores canales para llevar el mensaje a los receptores deseados.
El canal elegido por la Presidencia es el adecuado si la intención es llegar al ama de casa, a las estéticas, a las torerías y en general al mexicano que no lee periódicos, que no escucha noticieros y que le aburre la política.
En este sentido, la apuesta es grande: informar al desinteresado, llegar al público que tradicionalmente está más preocupado por el resultado del fútbol o el último romance de su artista favorito que en las cuestiones torales del país.
El problema, entonces, en esta estrategia es el mensaje. Teniendo la oportunidad de alcanzar al público tradicionalmente excluido de las discusiones relevantes, se desperdicia el hecho emitiendo un discurso propagandista que más que informar busca convencer que se trata de un logro.
En un proceso comunicativo la intención se identifica en el mensaje, lo que nos lleva a ver que la intención del gobierno de la República no es informativa, se trata de un mecanismo para reposicionar la imagen del Presidente, subirle los niveles de reputación atacando a un público más dócil e irreflexivo.
Se ataca a un sector que no cuestiona que Andrea diga "Eso suena muy bien, eso suena muy bonito" sino que lo cree sólo porque lo dijo la conductora del programa que ven todos los días y en cuya responsabilidad recae el que la gente esté bien informada o sea engañada con fines de imagen política.
Informarle a la gente común lo que representan las reformas es algo que ni detractores ni defensores han intentado siquiera. La discusión se ha mantenido en los círculos del poder, en las altas esferas, mientras que las masas siguen siendo usadas como carne de cañón para la imagen pública. Ni más ni menos.

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lunes, 18 de agosto de 2014

Periodismo exhibido / Columna

De medios y otros demonios

Periodismo exhibido

J. Israel Martínez Macedo

El tratamiento del suicidio del actor Robin Williams y el caso de Soledad Félix (la mujer de las cajetillas de cigarros) ponen en tela de juicio la forma de operar de los medios de comunicación mexicanos al publicar información sin analizarla ni cuestionarla, propiciando fuertes dudas sobre la labor periodística que se realiza en el país.
En el primer caso se trata de un manejo informativo altamente imprudencial. El debate sobre la publicación de los suicidios es un tema añejo que mantiene posiciones encontradas.
La Organización Mundial de la Salud presentó un reporte en el año 2000 que analiza distintos casos de suicidio, encontrando que los medios influyen a partir de la publicación de detalles que, posteriormente, son copiados por las personas.
El caso de Robin Williams es importante porque se trata de una celebridad que cuenta con seguidores y fanes que bien podrían sentirse impulsados a replicar la muerte de su ídolo.
La especulación sobre las motivaciones para su suicidio se presentaron como hechos. La puesta en venta de la casa del actor supuso una mala situación económica que se uso para justificar su acción, lo que envía el mensaje: “si tienes problemas de dinero, quitarse la vida es opción”. Totalmente incorrecto.
El segundo caso es igual de grave. Según se indicó en el Diario Oficial de la Federación, el 24 de marzo de 2014 entraron en vigor las nuevas imágenes que las cajetillas de cigarros deben mostrar para inhibir el consumo del tabaco.
Una rata muerta, un niño en una incubadora, una mujer postrada en cama y un hombre respirando oxigeno de un tanque, fueron las elegidas por la Secretaria de Salud para enviar a las tabacaleras.
En su momento los periódicos se limitaron a publicar los comunicados de la SSA sin cuestionar quiénes eran las personas que aparecen en las fotografías, ya que se trata de imágenes explícitas donde se pueden distinguir rostros.
Así es como hace unos días Leticia Félix descubrió que la mujer que aparece en las cajetillas de cigarros es su madre quien estuvo internada en el Instituto Mexicano del Seguro Social por un infarto al miocardio, curiosamente la enfermedad que se indica en la cajetilla.
En el IMSS se habría tomado la fotografía sin autorización de la paciente o algún familiar, al hacerla pública (junto con la enfermedad de la mujer) habría violaciones a la ley por mal uso de información privada.
La inmediatez está llevando a los medios a ser menos exigentes con la calidad, las notas se maquilan por mayoreo y el riesgo es tener una sociedad que toma decisiones de vida a partir de información parcial.
No se ve a ningún medio ocupado en corregir y mejorar la calidad de la información porque ello implica inversión y ese vals no se toca. Esa es la triste realidad.

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miércoles, 13 de agosto de 2014

Influencia e impacto en redes de los gobernadores de México / Artículo

En mi opinión

Influencia e impacto en redes de los gobernadores de México

J. Israel Martínez Macedo

El arribo de las redes sociales al mundo de la política generaron un impulso considerable a la construcción de la imagen y la popularidad de los actores que participan en ella, aprovechando el todavía gran desconocimiento popular que existe al respecto, se crean falsas realidades respecto al impacto real de estos personajes en las redes.
El tema de la medición genera, en prácticamente todos los casos, un problema de subjetividad dado que aún no existen criterios plenamente reconocidos por quienes se dedican profesionalmente a la gerencia de comunidades vitualles, lo que abre la puerta a montones de “charlatanes” que abusan de la falta de conocimiento de las personas y empresas sobre los medios sociales.
¿Cómo detectar a estos supuestos especialistas? En primer lugar tratan a las redes sociales como si fueran todas iguales, ofrecen aumentar rápidamente el número de seguidores para que, con ello, se tenga mayor impacto en la gente y para ello, incluso, advierten que se deberán contratar ciertos servicios que, literalmente, venden cuentas falsas que harán esa labor.
Abusan de que la gente cree saber lo que son las redes sociales por tener una cuenta propia de Facebook, Twitter o Linkedin, jamás hablan de producción de contenidos ni de la construcción de una imagen virtual y, mucho menos, de la medición de las redes.
Estas formas de actuar termina por causar desastres de imagen que, evidentemente, estos pseudoespecialistas tratan de ocultar cuando aparecen resultados o mediciones de terceros que, sin ningún interés en hacer que unos se vean mejor que otros, realizan comparativos con base en mediciones propias y hacen públicos los resultados que deben ser recogidos y analizados para descubrir la realidad.
Eso es lo que ocurre con los resultados presentados por la empresa Consulta Mitofsky que generó una herramienta que revisa la actividad, interacción y efecto provocado para determinar la presencia e influencia (dos de los cuatro principales elementos de medición) de los mandatarios mexicanos.
Los resultados se presentan en una escala de valor de uno a 100 para clasificar a los mandatarios en cinco niveles de influencia y presencia para considerar a través de ella, el impacto de estos gobernantes en las redes sociales: Sobresaliente (por encima de 80 puntos), Alto (60 a 80 puntos), Medio (45 a 60 puntos), Bajo (30 a 45 puntos) y Pobre (menos de 30 puntos).
La lista de mandatarios es encabezada a nivel estatal por el jefe de gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera con una evaluación de 87, seguido de Manuel Velasco de Chiapas (84) y Rodrigo Medina de Nuevo León (82).
Así, la lista se conforma de la siguiente manera:

SOBRESALIENTE (Encima de 80 puntos)
1. Miguel Ángel Mancera, Distrito Federal (87.3)
2. Manuel Velasco, Chiapas (84.1)
3. Rodrigo Medina, Nuevo León (81.7)

ALTO (60 a 80 puntos)
4. Gabino Cué, Oaxaca (68.8)
5. Rafael Moreno Valle, Puebla (68.4)
6. Graco Ramírez, Morelos (66.6)
7. Mario López, Sinaloa (61.8)

MEDIO (45 a 60 puntos)
8. Javier Duarte, Veracruz (58.9)
9. José Calzada, Querétaro (57.1)
10. Rubén Moreira, Coahuila (52.6)
11. Aristóteles Sandoval, Jalisco (51.8)
12. Jorge Herrera, Durango (51.1)
13. Carlos Lozano, Aguascalientes (50.7)
14. Rolando Zapata Bello, Yucatán (48.7)
15. Manuel Alonso, Zacatecas (47.4)
16. Guillermo Padrés, Sonora (47.3)
17. Roberto Borge, Quintana Roo (47.0)
18. Francisco Olvera, Hidalgo (45.2)

BAJO (30 a 45 puntos)
19. Eruviel Ávila Villegas, Estado de México (44.8)
20. Fernando Ortega, Campeche (44.5)
21. Arturo Núñez, Tabasco (43.2)
22. Fernando Toranzo, San Luis Potosí (41.3)
23. Marcos Covarrubias, Baja California Sur (38.7)
24. César Duarte, Chihuahua (37.8)
26. Ángel Aguirre, Guerrero (37.1)
27. Mario Anguiano, Colima (36.8)
28. Miguel Márquez, Guanajuato (35.7)
29. Francisco Vega, Baja California (35.1)
30. Roberto Sandoval, Nayarit (32.9)
31. Salvador Jara, Michoacán (32.5)

POBRE (Menos de 30 puntos)
32. Mariano González, Tlaxcala (22.4)

La lista llama la atención por sí misma en virtud de que mandatarios que parecen tener buena presencia en medios (que no es lo mismo que buena popularidad o reputación) no logran reflejar eso en la influencia hacia los ciudadanos con presencia en redes sociales.
Destacan en esa condición el mexiquense Eruviel Ávila Villegas, el guerrerense Ángel Aguirre, el chihuahuense César Duarte y el tabasqueño Arturo Núñez; quienes a pesar de su presencia constante en medios masivos no llegan a impactar en un nivel medio en las redes sociales.
De los tres gobernantes que encabezan la lista, solo el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, no tiene una amplia presencia en medios masivos como sí la tienen Miguel Ángel Mancera y Manuel Velasco, el primero de manera natural por ser el mandatario de la capital del país, el segundo a través de una estrategia mediática calculada.
La herramienta de medición, no contempla la reputación de los mandatarios por lo que no es extraño que los gobernadores Gabino Cué (Oaxaca), Rafael Moreno Valle (Puebla) y Graco Ramírez (Morelos) tengan más influencia e impacto dado que no importa si los comentarios son positivos o negativos, sino la interacción que generan.
Esta característica de la herramienta de Mitofsky es importante porque suele ocurrir que algunos pseudoespecialistas truquean las mediciones de reputación a través de bots (cuentas falsas o de usuarios inexistentes creadas con las intención de manipular las estadísticas) que colocan en las redes comentarios favorables de los usuarios.
A través del uso de bots, se logra engañar a las herramientas de medición que, luego de esta práctica, arrojan resultados positivos en cuanto a reputación pero falsos en cuanto a la influencia real, lo que queda evidenciado con la medición presentada por Mitofsky.
Como lo explica la empresa, su herramienta mide “la capacidad de una persona para hacer llegar a las personas (sic) adecuadas sus ideas y mensajes a través de internet, tal vez influyendo sobre ellos, tal vez acaparando su atención o al menos incrementar su posicionamiento en este grupo cada vez más grande”.
La herramienta funciona independientemente de quién las maneja por lo que arroja un valor de influencia más creíble ya que elude las manipulaciones truculentas diseñadas para alterar las mediciones tradicionales.
Todo esto significa que los mandatarios con una mala puntuación no tienen capacidad de hacer llegar su mensaje a las audiencias ideales a través de internet, tal es el caso de los ubicados en los niveles bajo y pobre, en tanto que los gobernadores con puntuación alta consiguen llegar a sus audiencias independientemente de si son ellos o alguien más quien controla las cuentas.
Aunque los engañadores de redes lograrán encontrar la manera de burlar esta herramienta de medición (a final de cuentas a eso se dedican), en tanto eso ocurra, es un buen mecanismo para saber si el trabajo para los usuarios da resultados o no.

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lunes, 11 de agosto de 2014

Nueva narrativa en medios / Columna

De medios y otros demonios

Nueva narrativa en medios

J. Israel Martínez Macedo

Las redes virtuales, en su inicio, significaron una incógnita para los medios masivos; su clasificación como medios sociales los ubicaron en un lugar entre la comunicación grupal y personal sin una noción clara de su alcance y con sospechas casi míticas respecto a su potencial.
Su desarrollo dio paso a una nueva forma de contar historias, la narrativa hipertextual evolucionó a una narrativa hiper y transmedial que involucra una redefinición de distintas áreas vinculadas a la producción.
Los medios tradicionales encontraron en las redes sociales mecanismos para redefinirse y lanzar nuevos esquemas publicitarios y mercadológicos que involucran esquemas más creativos y que centran la actividad comunicativa en la producción de contenidos.
Ante la ausencia de competencia, México se ha rezagado en este tenor y, equivocadamente, se presume como un importante consumidor de contenido para medios electrónicos y digitales pero un productor muy escaso, tanto en cantidad como en calidad.
Por ejemplo: mientras las producciones mexicanas siguen limitadas a las historias televisivas que ocasionalmente se comentan en redes sociales, en países como Inglaterra las producciones incluyen la narrativa transmedia, se crean cuentas de los personajes y estos interactúan entre sí aún si no es horario de transmisión.
Los fans de las series se mantienen atentos a la trama y reciben información vinculada a las historias, conversan con los personajes e interactúan con ellos para recomendarles qué hacer; todo ello como parte de una nueva narrativa creada y monitoreada por los escritores.
El rezago en nuestro país crece abismalmente y el riesgo es que ese primer lugar en consumo de productos digitales elimine, definitivamente, la capacidad creativa de los productores que se han limitado a la tropicalización de obras que fueron pensadas y diseñadas para otro tipo de públicos.
Similar ocurre en la radio. La mayoría de los programas se limitan a la transmisión de programas musicales con presentadores que, en su mayoría, carecen de criterio y preparación para comentar temáticas que les exigen salir de su zona de confort.
Las redes para la radio se han convertido en una extensión del teléfono, se limitan a recibir los comentarios de la gente, peticiones de las canciones de moda y saludos para otros radioescuchas. Tampoco hay una narrativa transmedia que involucre a los usuarios de redes con los programas.
Una nueva narrativa cambia la forma de hacer los medios, mejora las experiencias de las audiencias y ofrece productos de mayor calidad, claro que ello requiere inversión de los dueños de los medios y es ahí donde radica el problema.

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lunes, 4 de agosto de 2014

"Más de lo que piensas" / Columna

De medios y otros demonios

"Más de lo que piensas"

J. Israel Martínez Macedo

Una nueva campaña presidencial aparece en los medios, radio y televisión se inundan con un nuevo eslogan tan arriesgado como la imagen que vende: "México es más de lo que piensas".
Definitivamente fuera de la estrategia de "Mover a México" y de manera paralela la nueva campaña gubernamental advierte un severo problema para la imagen de la Presidencia de la República por muchos motivos.
En primer lugar muestra una visión clasista del país, refleja una realidad muy lejana al grupo mayoritario de México y la perspectiva de una minoría que ha buscado y procurado precisamente la lejanía.
En segundo lugar "México es más de lo que piensas" es, en sentido estricto, una frase negativa: semióticamente su significado refiere a un México de delincuencia, de pobreza y de inseguridad negando su existencia, ello construye una imagen frívola respecto a la realidad social nacional.
Como acto comunicativo, la nueva campaña no toma en cuenta los contextos situacional y sociohistórico por lo que el intento de enviar un mensaje positivo se pierde ante la ineficaz construcción de un significado nítido y contundente, abriendo la posibilidad a la ambigüedad.
Conceptualmente, "México es más de lo que piensas" es distinta y distante a "Mover a México". La primera trata de vender la idea de que el país no es solo lo malo, la segunda impulsa a la búsqueda de algo mejor; por ello es que la primera refiere a algo negativo y la segunda a algo positivo.
"Mover a México" reconoce la situación real del país y a partir de ella construye la esperanza de mejorar; "México es más de lo que piensas" oculta o infravalora la situación actual y burdamente busca suplantarla con una imagen totalmente ajena a lo que todos los mexicanos vivimos cada día.
Por si fuera poco, el eslogan (y por lo tanto la campaña entera) se presta para generar una contracampaña de reclamo al gobierno federal, lo que en la situación política actual es mucho más que un paso en falso.
"México es más de lo que piensas" también se puede usar para decir que el país no es todo belleza, que hay un mundo más allá de las oficinas gubernamentales, un México distinto al de las estadísticas, encuestas y en general a las cifras oficiales.
Podemos esperar que este error de comunicación sea capitalizado por los opositores al gobierno federal, una frase oficial como "México es más de lo que piensas" es oro puro para manifestarse respecto de las recientes reformas.
Es evidente que quien diseñó y aprobó esta campaña no tuvo en mente, nunca, el contexto sociopolítico para su emisión y tampoco que la imagen presidencial está recogiendo todo estos fallos para continuar su caída, la medición de evaluación al gobierno lo dirá.

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lunes, 28 de julio de 2014

La otra guerra / Columna

De medios y otros demonios

La otra guerra

J. Israel Martínez Macedo

El conflicto entre palestinos e israelíes ha atraído hacia sí la atención del mundo durante las últimas semanas derivado de los incidentes relacionados con la llamada Operación Margen Protector por parte del Ejército israelí en territorio palestino.
Más allá de los lamentables hechos que implican un conflicto armado entre dos pueblos (sean cuales fueren), es de llamar la atención el papel que están jugando los medios de comunicación y las redes sociales en el proceso informativo sobre un tema, por demás, complejo.
Si bien el enfrentamiento armado se está viviendo en franja de Gaza, la guerra mediática tiene varios frentes y cuenta con milicianos voluntarios y contratados para tratar de mostrar al mundo que el rival es quien se encuentra fuera de orden.
Los medios árabes llenan sus páginas con imágenes de niños muertos en brazos de padres desconsolados e impotentes, todo ello por consecuencia de los ataques con misiles que el Ejército israelí ha realizado sobre los territorios palestinos.
En contraparte, medios proisraelíes, en su mayoría occidentales, han usado y reproducido el desgastado discurso del terrorismo como justificación a los ataques contra Palestina destacando las agresiones de los grupos islamistas con cohetes y casi justificando así la respuesta con misiles.
En estos casos, el lenguaje se utiliza con mayor o menor sutileza para hacer distinciones en aras de generar una tendencia hacia uno u otro bando, por ejemplo: en redes sociales circuló una imagen que mostraba como varios medios europeos usaban el término “asesinato” para referirse a las muertes de israelíes, mientras se prefería el de “fallecimiento” para informar sobre los decesos de palestinos.
La guerra mediática está a todo lo que da y, en ella, los israelíes están siendo vencidos ante la evidencia que da la imagen de un pueblo irracional que lo mismo ataca palestinos que agrede periodistas durante transmisiones en vivo o que recurre a la violencia para disuadir manifestaciones en su contra, sin que ello refleje la realidad del pueblo israelí.
Más allá del resultado en el conflicto armado, la guerra mediática parece estar perdida por los israelíes que han llegado a ser puestos al nivel del peor fascismo de la segunda guerra mundial y al que se le achacan ya, incluso, crímenes de guerra por el ataque indiscriminado a la población civil.
De prolongarse el conflicto armado, el sionismo israelí será cada vez más equiparado al nazismo alemán y contrarrestar esa imagen será cada vez más complicado para la estabilidad de un Estado judío que gana en animadversión con cada misil lanzado.
La otra guerra, la de la imagen, parece tener ya un ganador ante el mundo sin importar lo que ocurra en el conflicto bélico.

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lunes, 21 de julio de 2014

Medidas "chatarra" / Columna

De medios y otros demonios

Medidas “chatarra”

J. Israel Martínez Macedo

Quién no recuerda aquella frase que durante al menos un par de décadas marcó la infancia de varios de nosotros. “Recuérdame” parece ser la sentencia que la Comisión Federal para la Protección contra riesgos Sanitarios (Cofepris) ha dictado para la publicidad de comida chatarra en el horario infantil de la televisión.
Todo indica que la Cofepris, al ver la ineptitud de los padres para enseñar a sus hijos a comer sanamente y decir que no a los alimentos repletos de azúcar y prácticamente ningún otro valor nutricional, decidió que la manera de evitar la venta es prohibiendo la exhibición.
Y no es que la medida no tenga buenas intenciones, cuidar la salud de los menores es un asunto de gran relevancia, solo que se trata de una mera apariencia. Culpar a la publicidad de que los niños mexicanos sólo coman porquerías en lugar de contar con una alimentación sana, es una salida fácil para un problema más complejo.
La decisión de eliminar la publicidad evidencia el desconocimiento (si no temor) de la dependencia federal respecto de la realidad de las familias mexicanas y los esquemas de comportamiento cotidiano.
Lo que la aparente buena medida esconde es que poco más de la quinta parte de los 28 millones 159 mil 373 tienen jefatura femenina, lo que indica que, en al menos 6 millones 916 mil 206 hogares, la madre trabaja y los niños quedan al cuidado de otro familiar o, en el peor de los casos, de la televisión.
El que otro familiar se haga cargo de la educación de los menores tiene implicaciones de alto impacto en la interacción social. Adultos que no quieren conflictos con sus parientes a causa de no cumplir el capricho de los niños, no es una buena combinación en términos educativos.
Los infantes exigen dinero para atiborrarse de papas, pastelitos, refrescos y dulces, los padres le dan los hijos aquello que les exigen porque, en su pensamiento, a final de cuentas “para eso trabajan” y le darán a sus vástagos “lo que ellos no tuvieron”.
Aunado a ello la imposición tiene muchos vacíos que la publicidad puede evadir, como son las telenovelas y los partidos de futbol, que quedaron libres de esta medida, o que las empresas pueden buscar la certificación de que un programa tiene una audiencia infantil menor a 35 por ciento para anunciarse ahí.
Retirar la publicidad de la televisión no cambiará la tendencia hacia la obesidad del país, los padres son los responsables de la alimentación de los menores, una responsabilidad que evaden y que, por intereses más políticos que sociales, el Estado asume con ocurrencias que tapan la grieta pero no detienen la fuga.
Medidas “chatarra” para problemas importantes… el pastelito nuestro de cada día.

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lunes, 14 de julio de 2014

Telecom, nos tomaron el pelo / Columna

De medios y otros demonios

Telecom, nos tomaron el pelo

J. Israel Martínez Macedo

El debate sobre la Ley de Telecomunicaciones sufrió un giro inesperado, justo cuando Televisa daba la batalla de su vida utilizando a sus títeres en el Congreso para mantener su poder monopólico disfrazado de oligopolio, Carlos Slim daba cátedra de elegancia en los negocios y anunciaba la venta de activos de América Móvil para terminar con la declaratoria de preponderancia.
La medida, que sorprendió a propios y extraños, es resultado de la reforma que generó la declaratoria que obliga a quienes controlen el mercado de las telecomunicaciones a compartir sus recursos para impulsar la competencia en el sector.
A la par que se hacía una legislación secundaria a modo para Televisa y sus filiales a cambio de no denunciar en sus espacios televisivos los alcances reales de la nueva ley respecto a privacidad y manejo de información personal, cercana al espionaje de la población sin reserva alguna; Slim determinaba romper la preponderancia.
El movimiento de América Móvil es hábil porque al dejar de cumplir los criterios que marca la ley para ser declarado preponderante, elimina también la posibilidad de que sus competidores crezcan a sus expensas.
Los negocios que ya se planeaban para ser operador móvil virtual de telefonía (MVNO) como el que proponía Purificación Carpinteyro a José Gutiérrez Becerril se vendrían abajo porque ya no podrían utilizar la infraestructura de Slim, deberán hacer una inversión mayor para construir sus propias instalaciones.
Cada quien en su estilo, las dos más grandes empresas de telecomunicaciones del país lograrán evadir la declaratoria de preponderancia; con ello, habrán dejado sin efecto una de las principales intenciones de la reforma y anulando la posibilidad de crecimiento y desarrollo en el sector.
En tanto, en la superficie, los medios “críticos” están más interesados en ver cómo pueden obtener una rebanada mayor del pastel a través de la transmisión de mensajes incendiarios sobre lo que esta ocurriendo; por debajo de la visibilidad, los legisladores aprueban leyes secundarias que atentan la privacidad.
La geolocalización de personas quedó al arbitrio de quien sea que pueda ser considerado como “instancias de seguridad” (así de ambiguo) sin que ningún juez deba estar enterado, sin que haya un objetivo o fundamento preciso para realizarlo.
Además de que los datos personales quedan comprometidos, la legislación de telecomunicaciones nos tiene muchas otras “sorpresitas” que tristemente iremos descubriendo en el camino de su aplicación y que de ningún modo se compensarán con larga distancia a precio de llamadas locales o reducciones mínimas en el costo de los malos servicios, Sí, nos volvieron a tomar el pelo y ni cuenta nos dimos.

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lunes, 7 de julio de 2014

La ley del ocio / Columna

De medios y otros demonios

La ley del ocio

J. Israel Martínez Macedo

La ley de telecomunicaciones es el tema obligado de la semana porque el proceso para su aprobación en el Senado y ahora su discusión en la Cámara de Diputados con el mismo fin, ha dejado más dudas que certidumbres en la ciudadanía.
Los debates públicos al respecto, en los medios de comunicación, han estado influidos por el interés (individual y de grupo) de quienes controlan estos espacios, ya sea como empresarios o siendo comentaristas de las noticias al respecto.
Aunado a ello la discusión sobre los alcances y limitaciones de la ley se ha visto, por llamarlo de algún modo, "contaminada" por los intereses políticos y económicos de los partidos y sus grupos haciendo más grande la confusión respecto a sus bondades y perjuicios.
Es cierto que el dictamen aprobado por el Senado y en revisión por los diputados tiene sus bemoles que advierten riesgos en la interpretación de la ley al momento de su aplicación y que, incluso, amenazan con la posibilidad de que sus disposiciones terminen en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para su aclaración.
Los escándalos vinculados a las propuestas de negocio posibles después de la aprobación de la ley, advirtieron sobre los modos. Si esa fue la punta del iceberg las negociaciones, por debajo del océano de intereses, los niveles de propuesta rebasan lo insospechado.
Por fin, alguien entendió que el debate debía ser llevado al terreno de los intereses ciudadanos y comenzó a difundirse el beneficio que se tendrá de ya no pagar las llamadas de larga distancia nacional y considerarlas como locales.
Además se comprende la mejora de otros servicios como la portabilidad pero el sólo en el terreno de la telefonía, resta una visión más clara de las ventajas para las audiencias de radio y televisión e, incluso, para quienes contratan servicios de programación televisiva de paga.
Como toda ley, el dictamen aprobado aún es perfectible y requerirá mejoras una vez que se haya aplicado en la práctica, razón por la cual es necesario mantener la vigilancia constante una vez que los diputados hayan determinado su publicación.
Aunque los actores principales (gobierno y empresas de medios) no hayan podido o querido comunicarlo correctamente, la ley de telecomunicaciones regulará un espacio muy importante para el mexicano moderno: el tiempo de ocio.
Resta esperar la puesta en marcha de este modelo legislativo y estar atentos para hacer las adecuaciones necesarias en aras de mejores servicios a costos más accesibles para la población en general que vuelvan a poner a México en los primeros lugares del sector.
Por cierto: ¿supieron del descenso de nuestro país en el tema del desarrollo digital respecto a otros? ¿No? Bueno, lo platicamos la próxima semana. Ah, y no era penal.

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lunes, 30 de junio de 2014

Reforma de unos cuantos / Columna

De medios y otros demonios

Reforma de unos cuantos

J. Israel Martínez Macedo

La reforma en materia de telecomunicaciones tomó un cariz interesante al revelar la conversación en que la diputada perredista Purificación Carpinteyro ofrece a José Gutiérrez Becerril realizar un negocio de operador móvil virtual de telefonía (MVNO) a partir de los cambios en la legislación.
El tema no es menor ni se limita al ámbito de las telecomunicaciones. Revela de forma precisa y directa cómo se tejen los hilos del poder (al menos en parte) y los mecanismos en que políticos y empresarios negocian en beneficio y protección de sus intereses personales.
La discusión gira, por un lado, sobre la validez de participación en el debate legislativo de algunos diputados y senadores vinculados directa e indirectamente con las empresas del sector; mientras que, por el otro, está la cuestión de la grabación de una conversación privada hecha pública a través de Internet.
En un segundo término pero más importante aún, también se ha mencionado el interés de que la declaratoria de preponderancia a las empresas de este ramo sea acotada sólo en términos del sector y no de los servicios, lo que sería violatorio de la Constitución.
Evidentemente la preponderancia por servicio pondría a Televisa contra las cuerdas porque se vería obligada a compartir su señal de manera gratuita con las empresas de cable (cabe recordar que su principal estrategia de venta en este ámbito es, precisamente, que su sistema “Sky” sí cuenta con todos los canales) y le restaría esa ventaja competitiva.
En todo este crucigrama también juegan los medios secundarios que buscan una legislación que les permita mantener la competencia con las grandes empresas y sacar raja para hacer crecer sus ganancias a partir de este momento de coyuntura.
Lo cierto es que en todo este teje y maneje político-empresarial-legislativo los ciudadanos no están incluidos en la fórmula. No se habla de mejoras en las tarifas ni en los servicios o sanciones a las empresas por fallas, faltas, omisiones o abusos en los mismos.
Lo que a los ciudadanos nos interesa no es si Televisa o Telmex se hacen más o menos ricos, lo que queremos es no tener que estar sufriendo por malos servicios que, además, son más caros y de peor calidad que en el resto del mundo.
La realidad es que mientras el tema de la reforma en telecomunicaciones se torna delicado y peligroso, a la gente le da igual porque la percepción es que, otra vez, no tendrá ningún beneficio directo (como el que pretendía obtener la diputada Carpinteyro) ni indirecto pues las empresas seguirán cobrando lo que quieran por servicios de mala calidad.
Estamos, de nueva cuenta, ante una reforma legislativa que sólo atiende los intereses de unos cuantos. Lo mismo de siempre, en resumen.

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lunes, 23 de junio de 2014

Comunicación sin caracteres / Columna

De medios y otros demonios

Comunicación sin caracteres

J. Israel Martínez Macedo

Para aquellos que sufrieron (o lo siguen haciendo) con los 140 caracteres que Twitter impuso como límite para una comunicación rápida y efectiva, se advierte el arribo de una aplicación que restringe más el proceso de interacción a la terrible cantidad de cero caracteres.
Se trata de una aplicación descargable para teléfonos inteligentes llamada "Yo" que funciona bajo un sistema push en el que no se requiere teclear nada, simplemente se presiona un "botón" y se envía el mensaje, ¿qué dice este mensaje? Muy simple: "Yo".
La tendencia está en aumento pese a lo escueto del mensaje. Los usuarios crecen exponencialmente y los especialistas aseguran que puede ser una nueva manera de comunicación.
El funcionamiento de "Yo" es muy simple. Una vez descargada la aplicación, sólo se necesita crear un nombre de usuario y queda todo listo para enviar el primer mensaje; para ello solo basta presionar el botón de un amigo y este habrá recibido un “Yo”.
Simple, sencilla, práctica y aparentemente sin sentido, la aplicación logró la atención de los usuarios porque logra hacer en dos pasos lo que otras, como Whatsapp o Telegram, hacen en 11. La simplicidad le da el valor agregado suficiente como para que los inversionistas le abonen un millón de dólares al proyecto.
Lo más interesante del caso es cómo puede generarse un proceso de comunicación sin palabras, en todo caso, gestarse solo con una coordinación de acciones que requieren de información previa.
Para el creador de la aplicación, el israelí Or Arbel, “la palabra ‘yo’ lo engloba todo (puede servir para saludar, para decir ‘hey, estoy pensando en ti’, para dar ‘un toque’, para avisar de que ya estás libre o para lo que quieras)”.
El lenguaje y su significación es un producto cultural objeto de constantes cambios, se trata de convencionalismos, lo que significa que puede modificarse a partir de un acuerdo.
“Yo” aprovecha esta característica y la lleva al extremo, abre un nuevo espacio para la observación e investigación en comunicación; una nueva manera de interacción con la mínima información que promete la máxima eficiencia. Será digno de seguimiento.

PARÉNTESIS
En el largo andar de este camino periodístico he aprendido mucho de tantas personas que es difícil enumerarlas; no obstante, de muy pocas como de Jorge Alvarado, fotógrafo, quien ha estado conmigo y como ninguno en situaciones más que difíciles de la vida, apoyándome siempre e incondicionalmente. “El Niño”, como le llamamos en el medio, vive un doloroso momento, razón por la que le envío, a través de estas líneas, un fuerte abrazo deseándole la más sincera y pronta resignación. Esta columna se une contigo en tu luto y te acompaña en tu dolor.

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viernes, 20 de junio de 2014

Eeeeee: ¡PUTO! / Columna

En mi opinión

Eeeeee: ¡PUTO!

J. Israel Martínez Macedo

“Grito de guerra” le han llamado algunos; ofensa, los otros. Una manifestación que no es nueva ni pretende la transgresión de nada ha metido a la FIFA, las distintas ligas de la decencia, las organizaciones de defensa de los derechos de los homosexuales y a millones de mexicanos en un debate que ni es menor, ni es tan grave y, quizá, ni siquiera sea lo que parece.
Es cierto que el famoso grito futbolero que le ha dado la vuelta al mundo tiene una connotación despectiva en su origen dado que surge como modo de interacción para minimizar al rival en aras de involucrar a la afición en la participación de un encuentro deportivo.
Dicha connotación deriva de una manifestación verbal en la que la nomenclatura utilizada refiere a un hombre que mantiene una relación de tipo sexual con otro hombre, desde esa perspectiva, la expresión suele entenderse en tono despectivo y hasta agresivo pero ¿es la única forma de entender la palabra “puto”?
De inicio, la palabra se considera como de uso vulgar pero no con ello menos cotidiana, en México, “Puto” también tiene la connotación de una persona miedosa, cobarde, atemorizada: “Orale, pinche puto”, “No le saques, puto”, “Qué puto te viste” son sólo algunas expresiones que refieren, en la práctica, una significación distinta a la homosexualidad.
“Puto”, entonces, no tiene que ver exclusivamente con un hombre homosexual, por el contrario, quienes están vendiendo esa imagen son, precisamente, los grupos que estigmatizan la expresión colocándola como referente de una forma equívoca de expresión.
Con justa razón, los homosexuales varones se podían sentir aludidos en la referencia de esta palabra, más cuando la Real Academia Española (RAE) lo definía como un sustantivo masculino que significaba “Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo”.
Cabe la mención de que la definición de la RAE en ningún momento indica que la connotación del uso de la palabra sea en tono despectivo, agresivo, inquisitivo o, incluso, en tono de burla; como sí hace con otras palabras en las que hace manifiesta tal situación, por ejemplo el caso de “Maricón” que se define como “insulto grosero con su significado preciso o sin él”.
Incluso, las enmiendas que la RAE hace para su vigésima tercera edición eliminan por completo cualquier referencia a la homosexualidad en la palabra “Puto” y lo más cercano a un uso sexual tiene que ver con su aplicación como sustantivo masculino de “sodomita” (que practica la sodomía) y como sustantivo masculino de “prostituto” al que define como “persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”.
De este modo, en estricto sentido semántico, no hay elementos para considerar que “Puto” tenga que ver, de algún modo, con una expresión discriminatoria a la homosexualidad hacia cualquier elemento en el campo de juego o cualquier otro lugar por el simple hecho de que, semánticamente, puto no significa homosexual.
Ahora bien, queda la parte del lenguaje referente a la pragmática que involucra no sólo el significado semántico sino el uso que un grupo hace de la palabra. En este sentido, ya hemos comentado la referencias en las que el mexicano (como colectivo) utiliza comúnmente de la palabra “Puto” y cómo es que esta no solo aplica para indicar homosexualidad sino también temor.En este sentido, se nota que la FIFA no está tomando en consideración la naturaleza festiva, irreflexiva y “ligera” del mexicano que no da mayor importancia a asuntos que considera irrelevantes en la pragmática cotidiana pero que, en términos de significación y contexto en algunos ámbitos como el político y el social, alcanzan repercusiones de relevancia.
El mexicano (colectivo) es fiestero, diracharero, pícaro y “valemadrista” (aplica la expresión en el caso). Le interesa el ambiente en las gradas, la diversión y el espectáculo antes de reflexionar si será políticamente correcto gritar una porra o un cántico que alguien más pueda interpretar como ofensivo.
Negar esta forma de ser del mexicano, es negar la esencia misma de una parte fundamental de nuestra cultura. Se trata de un pueblo que es capaz de burlarse, reír y festejar a la misma muerte; que bromea y hace mofa de su propia desgracia y que, por consiguiente, poca atención pone en si esa mofa resulta ofensiva a los demás.
De este modo, para aplicar una sanción, la FIFA deberá demostrar, sin espacio a duda alguna, que la referencia de la afición mexicana de la palabra “Puto” es exclusiva y directamente a modo de insulto hacia los jugadores por decirles que son homosexuales, pero cuidado, se juega en un terreno muy pantanoso en el que también se puede inferir que la Federación Internacional de Futbol Asociación considera el ser homosexual como un agravio a una persona lo que, definitivamente, no puede ser.
Es entendible que la FIFA procure vincular una situación de respeto en las canchas en una abierta cruzada contra el racismo y otros tipos de discriminación, pero también debe ser prudente para no resultar “más papista que el Papa”.
De igual modo el Conapred, en México, ha aprovechado la coyuntura para sacar raja política de un hecho que en nuestro país tiene muchos años ocurriendo y sobre el cual no había hecho comentario alguno sino hasta que la oficina antidiscriminación de la FIFA alzó la voz.
Erróneamente el Conapred realiza argumentos de defensa que reflejan posturas más bien sexistas; por ejemplo: “es una forma de equiparar a los rivales con las mujeres, una forma de ridiculizarlas en un espacio deportivo que siempre se ha concebido como casi exclusivamente masculino”.
¿”Es una forma de equiparar a los rivales con las mujeres”? ¿Acaso Conapred está afirmando que equiparar a un rival con una mujer es despectivo, una “calificación negativa”, un estigma y una minusvaloración como calificó el grito de “Puto”? Por que eso es lo que parece decir en su alegato.
El Conapred, al igual que la FIFA, otorgan una significación de homosexualidad que, al menos semánticamente, la palabra no tiene y que en el uso específico no es posible determinar si se trata de una referencia a una homosexualidad o a una cobardía.
Identificar en qué momento “Puto” significó pragmáticamente lo mismo un tono despectivo de homosexual masculino que de cobardía, tampoco tiene relevancia en el contexto de tratarse de una expresión vulgar (es decir, que no tiene aplicación en el uso culto del lenguaje) cuya interpretación requiere información de contexto que, en este caso, no se tiene.
La interpretación de la palabra “Puto” como referencia a la homosexualidad, la han hecho de manera arbitaria en este caso la FIFA (a través de su oficina antidiscriminación y a partir del criterio del comisario del partido México vs Camerún que realizó el reporte) y el Conapred, que ha visto una buena oportunidad para atraer los reflectores hacia sí en un hecho del que había sido cómplice por omisión durante los últimos años en nuestro país.
A final de cuentas “Puto” no es homosexual, no significa homosexual ni, al menos lingüísticamente, no refiere homosexualidad; por lo tanto es incorrecto, en ese sentido, querer hacer creer que, a través de esta palabra, se puede generar un acto de discriminación.
Se trata, sí, de una manifestación colectiva reflejo de una cultura poco reflexiva, irreverente, burlona y festiva que puede ser, incluso, comprendida como inmadura pero que, difícilmente arroje evidencia de desprecio a alguna característica no futbolística de los jugadores en la cancha; claro que de no ser así… Pues qué puto.

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"Silencio Forzado" Documental de Article 19 sobre la situación del periodismo en México

Documental El Tunel (Completo)

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