"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

Gabriel García Márquez

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lunes, 30 de junio de 2014

Reforma de unos cuantos / Columna

De medios y otros demonios

Reforma de unos cuantos

J. Israel Martínez Macedo

La reforma en materia de telecomunicaciones tomó un cariz interesante al revelar la conversación en que la diputada perredista Purificación Carpinteyro ofrece a José Gutiérrez Becerril realizar un negocio de operador móvil virtual de telefonía (MVNO) a partir de los cambios en la legislación.
El tema no es menor ni se limita al ámbito de las telecomunicaciones. Revela de forma precisa y directa cómo se tejen los hilos del poder (al menos en parte) y los mecanismos en que políticos y empresarios negocian en beneficio y protección de sus intereses personales.
La discusión gira, por un lado, sobre la validez de participación en el debate legislativo de algunos diputados y senadores vinculados directa e indirectamente con las empresas del sector; mientras que, por el otro, está la cuestión de la grabación de una conversación privada hecha pública a través de Internet.
En un segundo término pero más importante aún, también se ha mencionado el interés de que la declaratoria de preponderancia a las empresas de este ramo sea acotada sólo en términos del sector y no de los servicios, lo que sería violatorio de la Constitución.
Evidentemente la preponderancia por servicio pondría a Televisa contra las cuerdas porque se vería obligada a compartir su señal de manera gratuita con las empresas de cable (cabe recordar que su principal estrategia de venta en este ámbito es, precisamente, que su sistema “Sky” sí cuenta con todos los canales) y le restaría esa ventaja competitiva.
En todo este crucigrama también juegan los medios secundarios que buscan una legislación que les permita mantener la competencia con las grandes empresas y sacar raja para hacer crecer sus ganancias a partir de este momento de coyuntura.
Lo cierto es que en todo este teje y maneje político-empresarial-legislativo los ciudadanos no están incluidos en la fórmula. No se habla de mejoras en las tarifas ni en los servicios o sanciones a las empresas por fallas, faltas, omisiones o abusos en los mismos.
Lo que a los ciudadanos nos interesa no es si Televisa o Telmex se hacen más o menos ricos, lo que queremos es no tener que estar sufriendo por malos servicios que, además, son más caros y de peor calidad que en el resto del mundo.
La realidad es que mientras el tema de la reforma en telecomunicaciones se torna delicado y peligroso, a la gente le da igual porque la percepción es que, otra vez, no tendrá ningún beneficio directo (como el que pretendía obtener la diputada Carpinteyro) ni indirecto pues las empresas seguirán cobrando lo que quieran por servicios de mala calidad.
Estamos, de nueva cuenta, ante una reforma legislativa que sólo atiende los intereses de unos cuantos. Lo mismo de siempre, en resumen.

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lunes, 23 de junio de 2014

Comunicación sin caracteres / Columna

De medios y otros demonios

Comunicación sin caracteres

J. Israel Martínez Macedo

Para aquellos que sufrieron (o lo siguen haciendo) con los 140 caracteres que Twitter impuso como límite para una comunicación rápida y efectiva, se advierte el arribo de una aplicación que restringe más el proceso de interacción a la terrible cantidad de cero caracteres.
Se trata de una aplicación descargable para teléfonos inteligentes llamada "Yo" que funciona bajo un sistema push en el que no se requiere teclear nada, simplemente se presiona un "botón" y se envía el mensaje, ¿qué dice este mensaje? Muy simple: "Yo".
La tendencia está en aumento pese a lo escueto del mensaje. Los usuarios crecen exponencialmente y los especialistas aseguran que puede ser una nueva manera de comunicación.
El funcionamiento de "Yo" es muy simple. Una vez descargada la aplicación, sólo se necesita crear un nombre de usuario y queda todo listo para enviar el primer mensaje; para ello solo basta presionar el botón de un amigo y este habrá recibido un “Yo”.
Simple, sencilla, práctica y aparentemente sin sentido, la aplicación logró la atención de los usuarios porque logra hacer en dos pasos lo que otras, como Whatsapp o Telegram, hacen en 11. La simplicidad le da el valor agregado suficiente como para que los inversionistas le abonen un millón de dólares al proyecto.
Lo más interesante del caso es cómo puede generarse un proceso de comunicación sin palabras, en todo caso, gestarse solo con una coordinación de acciones que requieren de información previa.
Para el creador de la aplicación, el israelí Or Arbel, “la palabra ‘yo’ lo engloba todo (puede servir para saludar, para decir ‘hey, estoy pensando en ti’, para dar ‘un toque’, para avisar de que ya estás libre o para lo que quieras)”.
El lenguaje y su significación es un producto cultural objeto de constantes cambios, se trata de convencionalismos, lo que significa que puede modificarse a partir de un acuerdo.
“Yo” aprovecha esta característica y la lleva al extremo, abre un nuevo espacio para la observación e investigación en comunicación; una nueva manera de interacción con la mínima información que promete la máxima eficiencia. Será digno de seguimiento.

PARÉNTESIS
En el largo andar de este camino periodístico he aprendido mucho de tantas personas que es difícil enumerarlas; no obstante, de muy pocas como de Jorge Alvarado, fotógrafo, quien ha estado conmigo y como ninguno en situaciones más que difíciles de la vida, apoyándome siempre e incondicionalmente. “El Niño”, como le llamamos en el medio, vive un doloroso momento, razón por la que le envío, a través de estas líneas, un fuerte abrazo deseándole la más sincera y pronta resignación. Esta columna se une contigo en tu luto y te acompaña en tu dolor.

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viernes, 20 de junio de 2014

Eeeeee: ¡PUTO! / Columna

En mi opinión

Eeeeee: ¡PUTO!

J. Israel Martínez Macedo

“Grito de guerra” le han llamado algunos; ofensa, los otros. Una manifestación que no es nueva ni pretende la transgresión de nada ha metido a la FIFA, las distintas ligas de la decencia, las organizaciones de defensa de los derechos de los homosexuales y a millones de mexicanos en un debate que ni es menor, ni es tan grave y, quizá, ni siquiera sea lo que parece.
Es cierto que el famoso grito futbolero que le ha dado la vuelta al mundo tiene una connotación despectiva en su origen dado que surge como modo de interacción para minimizar al rival en aras de involucrar a la afición en la participación de un encuentro deportivo.
Dicha connotación deriva de una manifestación verbal en la que la nomenclatura utilizada refiere a un hombre que mantiene una relación de tipo sexual con otro hombre, desde esa perspectiva, la expresión suele entenderse en tono despectivo y hasta agresivo pero ¿es la única forma de entender la palabra “puto”?
De inicio, la palabra se considera como de uso vulgar pero no con ello menos cotidiana, en México, “Puto” también tiene la connotación de una persona miedosa, cobarde, atemorizada: “Orale, pinche puto”, “No le saques, puto”, “Qué puto te viste” son sólo algunas expresiones que refieren, en la práctica, una significación distinta a la homosexualidad.
“Puto”, entonces, no tiene que ver exclusivamente con un hombre homosexual, por el contrario, quienes están vendiendo esa imagen son, precisamente, los grupos que estigmatizan la expresión colocándola como referente de una forma equívoca de expresión.
Con justa razón, los homosexuales varones se podían sentir aludidos en la referencia de esta palabra, más cuando la Real Academia Española (RAE) lo definía como un sustantivo masculino que significaba “Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo”.
Cabe la mención de que la definición de la RAE en ningún momento indica que la connotación del uso de la palabra sea en tono despectivo, agresivo, inquisitivo o, incluso, en tono de burla; como sí hace con otras palabras en las que hace manifiesta tal situación, por ejemplo el caso de “Maricón” que se define como “insulto grosero con su significado preciso o sin él”.
Incluso, las enmiendas que la RAE hace para su vigésima tercera edición eliminan por completo cualquier referencia a la homosexualidad en la palabra “Puto” y lo más cercano a un uso sexual tiene que ver con su aplicación como sustantivo masculino de “sodomita” (que practica la sodomía) y como sustantivo masculino de “prostituto” al que define como “persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”.
De este modo, en estricto sentido semántico, no hay elementos para considerar que “Puto” tenga que ver, de algún modo, con una expresión discriminatoria a la homosexualidad hacia cualquier elemento en el campo de juego o cualquier otro lugar por el simple hecho de que, semánticamente, puto no significa homosexual.
Ahora bien, queda la parte del lenguaje referente a la pragmática que involucra no sólo el significado semántico sino el uso que un grupo hace de la palabra. En este sentido, ya hemos comentado la referencias en las que el mexicano (como colectivo) utiliza comúnmente de la palabra “Puto” y cómo es que esta no solo aplica para indicar homosexualidad sino también temor.En este sentido, se nota que la FIFA no está tomando en consideración la naturaleza festiva, irreflexiva y “ligera” del mexicano que no da mayor importancia a asuntos que considera irrelevantes en la pragmática cotidiana pero que, en términos de significación y contexto en algunos ámbitos como el político y el social, alcanzan repercusiones de relevancia.
El mexicano (colectivo) es fiestero, diracharero, pícaro y “valemadrista” (aplica la expresión en el caso). Le interesa el ambiente en las gradas, la diversión y el espectáculo antes de reflexionar si será políticamente correcto gritar una porra o un cántico que alguien más pueda interpretar como ofensivo.
Negar esta forma de ser del mexicano, es negar la esencia misma de una parte fundamental de nuestra cultura. Se trata de un pueblo que es capaz de burlarse, reír y festejar a la misma muerte; que bromea y hace mofa de su propia desgracia y que, por consiguiente, poca atención pone en si esa mofa resulta ofensiva a los demás.
De este modo, para aplicar una sanción, la FIFA deberá demostrar, sin espacio a duda alguna, que la referencia de la afición mexicana de la palabra “Puto” es exclusiva y directamente a modo de insulto hacia los jugadores por decirles que son homosexuales, pero cuidado, se juega en un terreno muy pantanoso en el que también se puede inferir que la Federación Internacional de Futbol Asociación considera el ser homosexual como un agravio a una persona lo que, definitivamente, no puede ser.
Es entendible que la FIFA procure vincular una situación de respeto en las canchas en una abierta cruzada contra el racismo y otros tipos de discriminación, pero también debe ser prudente para no resultar “más papista que el Papa”.
De igual modo el Conapred, en México, ha aprovechado la coyuntura para sacar raja política de un hecho que en nuestro país tiene muchos años ocurriendo y sobre el cual no había hecho comentario alguno sino hasta que la oficina antidiscriminación de la FIFA alzó la voz.
Erróneamente el Conapred realiza argumentos de defensa que reflejan posturas más bien sexistas; por ejemplo: “es una forma de equiparar a los rivales con las mujeres, una forma de ridiculizarlas en un espacio deportivo que siempre se ha concebido como casi exclusivamente masculino”.
¿”Es una forma de equiparar a los rivales con las mujeres”? ¿Acaso Conapred está afirmando que equiparar a un rival con una mujer es despectivo, una “calificación negativa”, un estigma y una minusvaloración como calificó el grito de “Puto”? Por que eso es lo que parece decir en su alegato.
El Conapred, al igual que la FIFA, otorgan una significación de homosexualidad que, al menos semánticamente, la palabra no tiene y que en el uso específico no es posible determinar si se trata de una referencia a una homosexualidad o a una cobardía.
Identificar en qué momento “Puto” significó pragmáticamente lo mismo un tono despectivo de homosexual masculino que de cobardía, tampoco tiene relevancia en el contexto de tratarse de una expresión vulgar (es decir, que no tiene aplicación en el uso culto del lenguaje) cuya interpretación requiere información de contexto que, en este caso, no se tiene.
La interpretación de la palabra “Puto” como referencia a la homosexualidad, la han hecho de manera arbitaria en este caso la FIFA (a través de su oficina antidiscriminación y a partir del criterio del comisario del partido México vs Camerún que realizó el reporte) y el Conapred, que ha visto una buena oportunidad para atraer los reflectores hacia sí en un hecho del que había sido cómplice por omisión durante los últimos años en nuestro país.
A final de cuentas “Puto” no es homosexual, no significa homosexual ni, al menos lingüísticamente, no refiere homosexualidad; por lo tanto es incorrecto, en ese sentido, querer hacer creer que, a través de esta palabra, se puede generar un acto de discriminación.
Se trata, sí, de una manifestación colectiva reflejo de una cultura poco reflexiva, irreverente, burlona y festiva que puede ser, incluso, comprendida como inmadura pero que, difícilmente arroje evidencia de desprecio a alguna característica no futbolística de los jugadores en la cancha; claro que de no ser así… Pues qué puto.

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lunes, 16 de junio de 2014

Memes: el ADN social / Columna

De medios y otros demonios

Memes: el ADN social

J. Israel Martínez Macedo

Como cuando estamos buscando el bosque sin poderlo ver porque tenemos el árbol justo en frente de nosotros, los llamados “memes” nos muestran una radiografía de los hechos sociales sin que seamos capaces de advertirlo. Son evidencia pura, visible y, quizá, medible del pensamiento social contemporáneo.
Cuando alguien que aún los desconoce nos pregunta ¿Qué es un meme? Nuestra inmediata referencia y justa definición nos remite a las imágenes de internet en las que se ironiza un hecho a tono de burla o a modo de crítica; lo tomamos como una acción lúdica y de entretenimiento que se comparte en las redes sociales y nada más.
En cierto modo, tenemos razón; pero si el curioso da el siguiente paso y cuestiona ¿pero por qué “meme”? ¿Por qué se llama así? Nuestra cara inmediatamente hace una mueca y respondemos “no importa” o “quién sabe pero así se llama”.
Para atender esa incómoda pregunta es necesario remitirse al creador de la palabra “Meme” y la teoría —de 1976— que la justifica en su uso (sí, alguien la creó a partir de una teoría, no salió así de la nada) la “hipótesis memética” que explica cómo, al igual que los genes en la biología, los memes nos generan una especie de memoria cultural.
Richard Dawkins propone la existencia de dos "procesadores informativos" distintos en los seres humanos: uno actúa a partir del genoma gracias a la replicación de genes a través de las generaciones y otro actúa a nivel cerebral, replicando la información cultural del individuo, la cual es recibida por enseñanza, imitación o simple asimilación.
Dawkins nombra como meme a la unidad mínima de información que se puede transmitir. Esto quiere decir que los memes conforman la base mental de nuestra cultura, como los genes conforman la primera base de nuestra vida.
Siendo serios y apegados a los más estrictos cánones de construcción científica que exigen no prejuzgar un hecho; si la hipótesis memética es correcta, los memes (esas representaciones visuales que se viralizan en las redes sociales) constituyen elementos valiosísimos de la memoria colectiva que reflejan partes del pensamiento común de los integrantes de una sociedad.
Para los estudiosos sociales, dejar de ver un meme sólo como una imagen graciosa y entenderla desde un enfoque más profundo y amplio como reflejo de una idea individual que al viralizarse se transforma en consciencia colectiva, puede llevar a una nueva forma de entender a la sociedad a partir de estos elementos de manifestación para el análisis social.
Conocer el ADN de la sociedad a partir de unidades mínimas de información requiere de un modelo metodológico de interpretación. Vale la pena intentarlo.

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lunes, 9 de junio de 2014

Redes: la nueva democracia / Columna

De medios y otros demonios

Redes: la nueva democracia

J. Israel Martínez Macedo

Twitter se posiciona en México como el espacio donde el debate político-electoral encuentra las condiciones propicias para el desarrollo; los mensajes entre personajes públicos generan contenidos con texto y subtexto cuyo análisis revela información que, de otro modo, no sería visible.
Veamos el caso de la breve desavenencia entre Julio Hernández López, columnista de La Jornada, y Andrés Manuel López Obrador, líder moral de la izquierda y principal promotor de la conversión del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en partido político.
Los cuestionamientos del columnista se fundan en dudas válidas que ponen en tela de juicio la forma en que opera la estructura y procedimientos de Morena para participar en un sistema que el mismo López Obrador ha denunciado como corrupto.
El columnista fue más lejos y tuvo la “osadía" de preguntar bajo qué criterio Yeidckol Polevnsky (en Naucalpan) y María de la Luz Núñez (en Michoacán) fueron designadas como respectivas candidatas de Morena para los próximos comicios.
En un partido que se anuncia como la respuesta democrática a la corrupción y en contra del favoritismo y las canonjías de los grupos de poder; la designación de candidatos por “dedazo” supone la evidencia necesaria para confirmar que se trata de una organización política que replicará los mismos vicios del sistema que decía combatir. Y eso no puede dejarse pasar.
Quizás por eso la reacción del tabasqueño fue inmediata. Bastó uno y solo un “cibermanotazo”, enviado por Twitter, para hacer que el columnista bajara el tono de su cuestionamiento y dejar ver que en Morena no habrá espacio para la disidencia o la duda a los designios de su líder.
Julio Hernández le bajó dos rayitas recomponiendo el reclamo para matizar “a pesar de los exabruptos, este tecleador desea que AMLO recomponga el camino, deseche la zanahoria electoral y mantenga en alto su posición de líder social y político” es decir: no tiene nada en contra de López Obrador y, al contrario, busca advertirle que está a tiempo de recomponer la vía.
Una evidencia como esta sobre los modos en que operará Morena, puede disuadir a algunos de sus seguidores para sumarse a la propuesta que, desde ya, anuncia que mantendrá y hasta revivirá las peores prácticas del sistema.
Por ello es que AMLO terminó desviando la atención con cuestionamientos sobre la salud de Enrique Peña Nieto ayudado por el vocero del gobierno federal Eduardo Sánchez quien al responder contribuyó en la distracción de este tema.
Errores de este tipo en el proceso de 2015 costarán gobiernos por lo que el manejo de las redes sociales se perfila como un elemento clave que ya no puede quedar, como en otras ocasiones, en manos de improvisados o familiares.

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lunes, 2 de junio de 2014

Bullying y censura / Columna

De medios y otros demonios

Bullying y censura

J. Israel Martínez Macedo

El aumento en los casos de bullying, y la violencia con que han ocurrido en todo el país, encendió los focos rojos en un tema que, pese al tiempo que se ha denunciado, no había llamado la atención de la sociedad así; no obstante, al comparar este fenómeno social con la censura encontramos similitudes alarmantes.
Tristemente el bullying y la censura tuvieron que vivir la misma trayectoria para que la sociedad comenzara a tomarlos en serio como asuntos que requieren atención urgente.
En el caso de la censura; a toda la sociedad se le hacía, hasta cierto punto, lógico que los reporteros recibieran amenazas, fueran maltratados y hasta golpeados a causa del ejercicio de su profesión. Publicar secretos oscuros de políticos influyentes no es un asunto que se tome a la ligera.
Con el aumento de las organizaciones delictivas, la cobertura de temas como ejecuciones, peleas territoriales y venganzas generó que la actividad profesional del periodismo ascendiera a un nivel mortal. Agresiones, atentados, desapariciones y secuestros exprés para atemorizar a los reporteros se volvieron comunes en el país.
En lo tocante al bullying; distintas organizaciones han denunciado hasta el cansancio la importancia de que las autoridades educativas y de derechos humanos intervengan para evitar que en las escuelas crezca este fenómeno, quizá como proyección de la violencia social, quizá por factores distintos.
La realidad es que, como pasó con los periodistas, la sociedad no había dado mayor importancia hasta que los primeros casos mortales se hicieron públicos y, nuevamente, a través de las redes sociales, los padres de las víctimas hicieron público lo que las autoridades habían intentado ocultar.
Causa evidente alarma que el profesorado no tenga la capacitación (y como se ha visto en algunos casos, ni el interés) para atender estos temas a tiempo; así como que algunos años después de que se han presentado los asesinatos y ataques a periodistas y medios, aún haya varios de ellos que no sepan las medidas mínimas de seguridad personal.
Ambos tienen su origen en el mismo principio: la intolerancia. En el caso de la censura, se trata de la prohibición/desaparición de aquello que alguien considera inconveniente a sus intereses; en el bullying, es un tema de prohibición/desaparición de lo diferente.
El bullying no podrá atenderse con sanciones o despidos de maestros así como la censura no se resolverá con no tratar ciertos temas para no afectar los intereses de unos cuantos. En ambos casos, el problema es de fondo, se resuelve desde casa porque ahí surgió; el punto es que en casa no hay quién se interese en solucionarlo. Triste pero cierto.

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"Silencio Forzado" Documental de Article 19 sobre la situación del periodismo en México

Documental El Tunel (Completo)

PRESUNTO CULPABLE (completa)