"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

Gabriel García Márquez

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lunes, 28 de julio de 2014

La otra guerra / Columna

De medios y otros demonios

La otra guerra

J. Israel Martínez Macedo

El conflicto entre palestinos e israelíes ha atraído hacia sí la atención del mundo durante las últimas semanas derivado de los incidentes relacionados con la llamada Operación Margen Protector por parte del Ejército israelí en territorio palestino.
Más allá de los lamentables hechos que implican un conflicto armado entre dos pueblos (sean cuales fueren), es de llamar la atención el papel que están jugando los medios de comunicación y las redes sociales en el proceso informativo sobre un tema, por demás, complejo.
Si bien el enfrentamiento armado se está viviendo en franja de Gaza, la guerra mediática tiene varios frentes y cuenta con milicianos voluntarios y contratados para tratar de mostrar al mundo que el rival es quien se encuentra fuera de orden.
Los medios árabes llenan sus páginas con imágenes de niños muertos en brazos de padres desconsolados e impotentes, todo ello por consecuencia de los ataques con misiles que el Ejército israelí ha realizado sobre los territorios palestinos.
En contraparte, medios proisraelíes, en su mayoría occidentales, han usado y reproducido el desgastado discurso del terrorismo como justificación a los ataques contra Palestina destacando las agresiones de los grupos islamistas con cohetes y casi justificando así la respuesta con misiles.
En estos casos, el lenguaje se utiliza con mayor o menor sutileza para hacer distinciones en aras de generar una tendencia hacia uno u otro bando, por ejemplo: en redes sociales circuló una imagen que mostraba como varios medios europeos usaban el término “asesinato” para referirse a las muertes de israelíes, mientras se prefería el de “fallecimiento” para informar sobre los decesos de palestinos.
La guerra mediática está a todo lo que da y, en ella, los israelíes están siendo vencidos ante la evidencia que da la imagen de un pueblo irracional que lo mismo ataca palestinos que agrede periodistas durante transmisiones en vivo o que recurre a la violencia para disuadir manifestaciones en su contra, sin que ello refleje la realidad del pueblo israelí.
Más allá del resultado en el conflicto armado, la guerra mediática parece estar perdida por los israelíes que han llegado a ser puestos al nivel del peor fascismo de la segunda guerra mundial y al que se le achacan ya, incluso, crímenes de guerra por el ataque indiscriminado a la población civil.
De prolongarse el conflicto armado, el sionismo israelí será cada vez más equiparado al nazismo alemán y contrarrestar esa imagen será cada vez más complicado para la estabilidad de un Estado judío que gana en animadversión con cada misil lanzado.
La otra guerra, la de la imagen, parece tener ya un ganador ante el mundo sin importar lo que ocurra en el conflicto bélico.

Twitter: @Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com

lunes, 21 de julio de 2014

Medidas "chatarra" / Columna

De medios y otros demonios

Medidas “chatarra”

J. Israel Martínez Macedo

Quién no recuerda aquella frase que durante al menos un par de décadas marcó la infancia de varios de nosotros. “Recuérdame” parece ser la sentencia que la Comisión Federal para la Protección contra riesgos Sanitarios (Cofepris) ha dictado para la publicidad de comida chatarra en el horario infantil de la televisión.
Todo indica que la Cofepris, al ver la ineptitud de los padres para enseñar a sus hijos a comer sanamente y decir que no a los alimentos repletos de azúcar y prácticamente ningún otro valor nutricional, decidió que la manera de evitar la venta es prohibiendo la exhibición.
Y no es que la medida no tenga buenas intenciones, cuidar la salud de los menores es un asunto de gran relevancia, solo que se trata de una mera apariencia. Culpar a la publicidad de que los niños mexicanos sólo coman porquerías en lugar de contar con una alimentación sana, es una salida fácil para un problema más complejo.
La decisión de eliminar la publicidad evidencia el desconocimiento (si no temor) de la dependencia federal respecto de la realidad de las familias mexicanas y los esquemas de comportamiento cotidiano.
Lo que la aparente buena medida esconde es que poco más de la quinta parte de los 28 millones 159 mil 373 tienen jefatura femenina, lo que indica que, en al menos 6 millones 916 mil 206 hogares, la madre trabaja y los niños quedan al cuidado de otro familiar o, en el peor de los casos, de la televisión.
El que otro familiar se haga cargo de la educación de los menores tiene implicaciones de alto impacto en la interacción social. Adultos que no quieren conflictos con sus parientes a causa de no cumplir el capricho de los niños, no es una buena combinación en términos educativos.
Los infantes exigen dinero para atiborrarse de papas, pastelitos, refrescos y dulces, los padres le dan los hijos aquello que les exigen porque, en su pensamiento, a final de cuentas “para eso trabajan” y le darán a sus vástagos “lo que ellos no tuvieron”.
Aunado a ello la imposición tiene muchos vacíos que la publicidad puede evadir, como son las telenovelas y los partidos de futbol, que quedaron libres de esta medida, o que las empresas pueden buscar la certificación de que un programa tiene una audiencia infantil menor a 35 por ciento para anunciarse ahí.
Retirar la publicidad de la televisión no cambiará la tendencia hacia la obesidad del país, los padres son los responsables de la alimentación de los menores, una responsabilidad que evaden y que, por intereses más políticos que sociales, el Estado asume con ocurrencias que tapan la grieta pero no detienen la fuga.
Medidas “chatarra” para problemas importantes… el pastelito nuestro de cada día.

Twitter: @Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com

lunes, 14 de julio de 2014

Telecom, nos tomaron el pelo / Columna

De medios y otros demonios

Telecom, nos tomaron el pelo

J. Israel Martínez Macedo

El debate sobre la Ley de Telecomunicaciones sufrió un giro inesperado, justo cuando Televisa daba la batalla de su vida utilizando a sus títeres en el Congreso para mantener su poder monopólico disfrazado de oligopolio, Carlos Slim daba cátedra de elegancia en los negocios y anunciaba la venta de activos de América Móvil para terminar con la declaratoria de preponderancia.
La medida, que sorprendió a propios y extraños, es resultado de la reforma que generó la declaratoria que obliga a quienes controlen el mercado de las telecomunicaciones a compartir sus recursos para impulsar la competencia en el sector.
A la par que se hacía una legislación secundaria a modo para Televisa y sus filiales a cambio de no denunciar en sus espacios televisivos los alcances reales de la nueva ley respecto a privacidad y manejo de información personal, cercana al espionaje de la población sin reserva alguna; Slim determinaba romper la preponderancia.
El movimiento de América Móvil es hábil porque al dejar de cumplir los criterios que marca la ley para ser declarado preponderante, elimina también la posibilidad de que sus competidores crezcan a sus expensas.
Los negocios que ya se planeaban para ser operador móvil virtual de telefonía (MVNO) como el que proponía Purificación Carpinteyro a José Gutiérrez Becerril se vendrían abajo porque ya no podrían utilizar la infraestructura de Slim, deberán hacer una inversión mayor para construir sus propias instalaciones.
Cada quien en su estilo, las dos más grandes empresas de telecomunicaciones del país lograrán evadir la declaratoria de preponderancia; con ello, habrán dejado sin efecto una de las principales intenciones de la reforma y anulando la posibilidad de crecimiento y desarrollo en el sector.
En tanto, en la superficie, los medios “críticos” están más interesados en ver cómo pueden obtener una rebanada mayor del pastel a través de la transmisión de mensajes incendiarios sobre lo que esta ocurriendo; por debajo de la visibilidad, los legisladores aprueban leyes secundarias que atentan la privacidad.
La geolocalización de personas quedó al arbitrio de quien sea que pueda ser considerado como “instancias de seguridad” (así de ambiguo) sin que ningún juez deba estar enterado, sin que haya un objetivo o fundamento preciso para realizarlo.
Además de que los datos personales quedan comprometidos, la legislación de telecomunicaciones nos tiene muchas otras “sorpresitas” que tristemente iremos descubriendo en el camino de su aplicación y que de ningún modo se compensarán con larga distancia a precio de llamadas locales o reducciones mínimas en el costo de los malos servicios, Sí, nos volvieron a tomar el pelo y ni cuenta nos dimos.

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israel.martinez@milenio.com

lunes, 7 de julio de 2014

La ley del ocio / Columna

De medios y otros demonios

La ley del ocio

J. Israel Martínez Macedo

La ley de telecomunicaciones es el tema obligado de la semana porque el proceso para su aprobación en el Senado y ahora su discusión en la Cámara de Diputados con el mismo fin, ha dejado más dudas que certidumbres en la ciudadanía.
Los debates públicos al respecto, en los medios de comunicación, han estado influidos por el interés (individual y de grupo) de quienes controlan estos espacios, ya sea como empresarios o siendo comentaristas de las noticias al respecto.
Aunado a ello la discusión sobre los alcances y limitaciones de la ley se ha visto, por llamarlo de algún modo, "contaminada" por los intereses políticos y económicos de los partidos y sus grupos haciendo más grande la confusión respecto a sus bondades y perjuicios.
Es cierto que el dictamen aprobado por el Senado y en revisión por los diputados tiene sus bemoles que advierten riesgos en la interpretación de la ley al momento de su aplicación y que, incluso, amenazan con la posibilidad de que sus disposiciones terminen en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para su aclaración.
Los escándalos vinculados a las propuestas de negocio posibles después de la aprobación de la ley, advirtieron sobre los modos. Si esa fue la punta del iceberg las negociaciones, por debajo del océano de intereses, los niveles de propuesta rebasan lo insospechado.
Por fin, alguien entendió que el debate debía ser llevado al terreno de los intereses ciudadanos y comenzó a difundirse el beneficio que se tendrá de ya no pagar las llamadas de larga distancia nacional y considerarlas como locales.
Además se comprende la mejora de otros servicios como la portabilidad pero el sólo en el terreno de la telefonía, resta una visión más clara de las ventajas para las audiencias de radio y televisión e, incluso, para quienes contratan servicios de programación televisiva de paga.
Como toda ley, el dictamen aprobado aún es perfectible y requerirá mejoras una vez que se haya aplicado en la práctica, razón por la cual es necesario mantener la vigilancia constante una vez que los diputados hayan determinado su publicación.
Aunque los actores principales (gobierno y empresas de medios) no hayan podido o querido comunicarlo correctamente, la ley de telecomunicaciones regulará un espacio muy importante para el mexicano moderno: el tiempo de ocio.
Resta esperar la puesta en marcha de este modelo legislativo y estar atentos para hacer las adecuaciones necesarias en aras de mejores servicios a costos más accesibles para la población en general que vuelvan a poner a México en los primeros lugares del sector.
Por cierto: ¿supieron del descenso de nuestro país en el tema del desarrollo digital respecto a otros? ¿No? Bueno, lo platicamos la próxima semana. Ah, y no era penal.

Twitter: @Mega_J_Israel_M
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"Silencio Forzado" Documental de Article 19 sobre la situación del periodismo en México

Documental El Tunel (Completo)

PRESUNTO CULPABLE (completa)