La visita de Obama / Columna

De medios y otros demonios

La visita de Obama

J. Israel Martínez Macedo

El presidente norteamericano Barack Obama visitará Toluca como parte de la Cumbre de Líderes de América del Norte, todo está listo y previsto para dar una gran recepción, que si bien no se limita más que al trámite protocolario, ha causado gran furor entre los políticos locales que esperan cumplir las expectativas al máximo.
Si bien la visita del mandatario norteamericano ha acaparado los reflectores, no se puede dejar de lado que en esta cumbre estarán presentes el primer ministro canadiense Stephen Harper y el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Al más puro estilo de los viejos modos de la política, las calles toluqueñas fueron "embellecidas" en un santiamén (tomando en cuenta que el anuncio de la sede se realizó hace apenas un mes). Las fachadas de la zona centro de la ciudad fueron rápidamente pintadas para cubrir los grafitis, mientras que varias de las vialidades fueron repavimentadas y señalizadas.
La celeridad con que estas obras fueron realizadas no han pasado desapercibidas por parte de los habitantes de la ciudad dejándose ver en las redes sociales con memes de agradecimiento al presidente estadounidense por haber hecho más por la capital mexiquense en un mes que lo que han hecho muchas administraciones locales en los últimos, al menos, 20 años.
Para los fanses de Obama, es casi un sueño que el presidente más carismático y mediático que ha tenido Estados Unidos, desde John F. Kennedy, visite "el rancho" y se contagian de la emoción que embarga a los responsables de la política local que sienten que ya con eso suben sus bonos y quizá hasta preparen desde ahora sumar a su currículum "conocí a Obama en 2014".
Pero más allá de las bromas hay un asunto que no se puede soslayar ni dejar pasar tan fácilmente, ya lo dice el refrán "entre broma y broma, la verdad se asoma" y esta no es la excepción: el abandono y descuido en que está la capital mexiquense no es resultado de una o dos administraciones locales; es consecuencia del desinterés, de muchos años de desatención.
Los servicios de limpieza, que seguramente estarán ávidos de mostrar una Toluca impecable, no alcanzan para atender las necesidades de una población que no deja de crecer; los de seguridad pública son insuficientes para garantizar el bienestar de la gente y los de vialidad simplemente son apenas existentes.
Tristemente se reconoce que la Toluca que Obama y Harper visitarán no es la de todos los días, la cotidiana, la de los problemas viales, la de los muertos, la de los asaltos en el centro a plena luz de día, la de los aromas confundidos a las 2:00 de la tarde, la de los camioneros agresivos y groseros... la que somos, pues.
Toluca le abrirá sus puertas a los tres líderes de América del Norte, registrará la fecha en su anecdotario político con letras doradas y será el tema de varias sobremesas por una o dos semanas más; para Peña, Harper y especialmente Obama, será una reunión más y... nada más: Sin acuerdos, sin compromisos sustanciales y sin algo memorable que guardar de ella porque sí, en eso se ha convertido la otrora orgullosa capital del Estado de México.

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