"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

Gabriel García Márquez

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lunes, 27 de diciembre de 2010

Brevísimo resumen 2010 Primera Parte / Columna

De medios y otros demonios


Brevísimo resumen 2010 Primera Parte


J. Israel Martínez Macedo


Concluye 2010 y con él un año que marcó al periodismo mexicano. El recuento personal, documentado a través de los reportes de distintos medios u organizaciones civiles, arroja un saldo que eriza la piel: 13 muertos, 17 desaparecidos, 69 agresiones y apenas cuatro casos resueltos por las autoridades (dos de ellos de años anteriores).

Las agresiones a los medios y los reporteros generaron, en su momento, un debate del que, lamentablemente, nada surgió. Por un lado quienes exigen protección a los periodistas y garantías para realizar su trabajo; por el otro, el de la vieja guardia, que considera que los lloriqueos están de más: el reportero trabaja/informa en cualquier condición y bajo cualquier circunstancia, sin pretextos ni excusas y si no, que se dedique a otra cosa.

Los cuestionamientos crecieron y la exigencia fue tocada por los políticos que, fieles a su costumbre y tradición, aprovecharon para tratar de “sacar raja” del asunto y quedar bien con los reporteros. Como sea, lograron que el tema se diluyera en un mar de problemas nacionales que se resumen en cuatro palabras: incapacidad, injusticia, impunidad… olvido.

Las redes sociales tomaron por asalto el escenario informativo, casi desconocidas al inicio del año terminaron por ser una de las principales fuentes informativas al final del mismo. También se cuestionó sobre su influencia, su uso y manejo como fuente informativa y la credibilidad que puede tenérseles.

Con éste, surgió también el tema del periodismo actual y la forma en que los noveles reporteros hacen su trabajo. Jactanciosos del uso/abuso de las nuevas tecnologías pero con carencias importantes en el manejo de las viejas, se regodean en Twitter o Facebook de sus notas mal escritas y llenas de imprecisiones; meras versiones de la declaración simple resultado de una entrevista a modo que no aporta en lo absoluto.

La novedad causó sensación pero también desatinos. Las políticas en el manejo de las redes sociales, necesarias para entender la distinción entre lo público y lo privado en el periodismo, abarataron el valor de la palabra “censura” y la colocaron al precio de lo común. Las quejas por su aplicación no se hicieron esperar y pusieron en evidencia el desconocimiento de lo que unas y otra significan.

La urgente necesidad de profesionalizar el oficio emergió como idea optativa de solución anticipada ante la agónica supervivencia del periodismo, pero apenas se perdió en la confusión de lo que significa profesional y lo que es preparación dejando ver que el problema requiere más atención y la demanda con rapidez.

A nivel mundial Wikileaks puso sobre la mesa debates importantes y subestimados: libertad de expresión, comprobación de las fuentes y… periodismo-propaganda. Los defensores a ultranza de Julian Assange abandonaron la crítica periodística para convertirse en activistas, seguidores y fanáticos de un hacker que juega a ser periodista y se divierte (eso hacen los hackers) viendo cómo genera caos en ambos bandos.

Quedan apenas unos cuantos días para que 2010 se desvanezca. El año se desarrolló de manera compleja para el periodismo y lo que le está vinculado; las garantías de libre expresión se ven reducidas cada vez más en todos los países, de formas distintas y por motivos diferentes, y sólo quedan serias dudas sobre lo que viene a futuro.


@Mega_J_Israel_M

israel.martinez@milenio.com

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuando la justicia nos alcance / Columna

De medios y otros demonios

Cuando la justicia nos alcance

J. Israel Martínez Macedo

Mientras políticos y cortesanos se alistan para otra simulación de eficiencia y cumplimiento con el fin de atraer votos y hacerse del poder sólo por el poder; cientos, miles de mexicanos en todo el país comienzan a hacerse una misma pregunta: ¿hasta cuándo?
En esta semana ocurrió el homicidio de la activista Marisela Escobedo, justo en las puertas del palacio de gobierno de Chihuahua, en el colmo del absurdo aberrante y cada vez más cotidiano, el asesino logró escapar impune y sin que alguien (llámese policía estatal o municipal encargada de la vigilancia del recinto) opusiera resistencia.
No hay detenidos, sólo un retrato hablado y un video que registró fielmente el momento cuando la mujer fue perseguida y asesinada, mientras el delincuente huye en un vehículo blanco.
Sin querer, la escena describe una triste y cruel realidad nacional que los gobernantes niegan por cuestiones políticas: la mujer corre a palacio de gobierno (símbolo de la autoridad) para refugiarse de un ataque de la delincuencia; ante las puertas cerradas no recibe, nunca, el auxilio que necesita; la mujer muere en la impunidad mientras el asesino tiene tiempo de subirse tranquilamente a un auto y desaparecer en el anonimato.
Hace un mes, Don Alejo Garza dio muestra de que un hombre valiente puede hacer frente a un puñado de cobardes. Sabedor de que no hay autoridad confiable que tuviera los tamaños para defenderlo (defendernos) tomo en sus manos el papel que debería ser del Estado y protegió su propiedad y el patrimonio de su familia. Pagó un alto precio: le costó la vida pero no lo vencieron.
En Toluca, la desaparición y muerte de Karla Rueda, estudiante de Comunicación en la UAEM, generó al malestar social que se reflejó en las redes sociales, se exigió justicia y seguridad. La procuraduría estatal respondió y con la prontitud de 20 días presentó a Alejandro Sánchez Varela como responsable del crimen. Muchos lo dudan y otros apenas lo creen.
La histórica ineficacia de las autoridades ministeriales traducida en una constante y creciente impunidad en los distintos delitos se refleja en la falta de credibilidad por parte de la sociedad.
Cuando la justicia nos alcance como país, quizá ya sea demasiado tarde.
Los políticos luchan y pelean pero no para terminar con este flagelo que reditúa ganancias millonarias a la industria armamentista de Estados Unidos ¡no!, batallan por que la gente crea que no pasa nada, que se va ganando, que en el respectivo estado las cosas no están tan mal como en otros, todo por no perder seguidores para las elecciones futuras. ¡Son un asco!
La respuesta no se hará esperar, se acercan las elecciones y el fantasma del voto blanco/nulo ronda peligrosamente (y que conste que lo estoy diciendo desde ahora). Podrán ser autoridades legales pero ya no legítimas, no así, no ahora, no sin escuchar, no sin responder.

PARÉNTESIS
Como todo buen cambio de año las fechas se prestan para el análisis de lo ocurrido en el que concluye y lo que se espera en el que empieza, eso haremos en materia de medios y comunicación en las próximas semanas, lo obvio se nos anticipa, los resultados son preocupantes.

@Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com

lunes, 13 de diciembre de 2010

Un caso para la reflexión / Columna

De medios y otros demonios


Un caso para la reflexión


J. Israel Martínez Macedo


El caso se hizo público en las redes sociales. Facebook y Twitter fueron los caminos por los que detonó todo. Por segunda ocasión estos espacios pusieron en aprietos a la Procuraduría General

de Justicia del Estado de México (PGJEM) y por primera vez de forma exclusiva ya que la desaparición y muerte de Karla Jazmín Rueda Vilchis no llamó la atención de los medios tradicionales sino hasta que el caso estaba ya muy avanzado.

Todo comenzó el viernes 19 de noviembre. En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEM aparecieron letreros que advertían sobre la desaparición de Karla; por la tarde, su familia y amigos llevaban el hecho a las redes sociales pidiendo datos sobre su ubicación y hasta enviándole mensajes pidiéndole, rogándole, que se comunicara con ellos.

Entre lunes 22 y martes 23 se vieron las copias con la foto de Karla y la ficha de desaparición que otorga la PGJEM cada que hay denuncia. Los rumores corrieron pero no había nada en concreto.

Al principio de la semana pasada se supo que la habían encontrado muerta. Sin más detalles y abriendo paso a los chismes de pasillo, muchas fueron las versiones que corrieron pero prevaleció el que había sido víctima de un secuestro y que la habían arrojado en un parque de la capital.

Éste último fue el que tomó mayor fuerza. Las redes sociales se volcaron exigiendo justicia a las autoridades de la PGJEM pero también, un reclamo entendible de seguridad pública a los funcionarios municipales. Ambos hicieron oídos sordos, la primera justificó que la investigación estaba en curso y prometió resultados; los segundos siguen en silencio.

La PGJEM citó a conferencia ayer al mediodía. El procurador Alfredo Castillo hizo énfasis en que éste no era un feminicidio (otro de los rumores que tomó mayor fuerza) sino que se trataba de un asunto pasional y presentó a Alejandro Sánchez Varela como presunto responsable del homicidio.

Durante la presentación, la PGJEM presentó un video que después fue difundido en los medios. En él, Alejandro Sánchez narra cómo fue que mató a Karla y lo que hizo para intentar deshacerse del cuerpo; todo en completa calma.

Las redes sociales presionaron para que se resolviera el caso y lo consiguieron. Lamentablemente en esta ocasión el desenlace es triste y doloroso por donde se le vea. La pregunta queda en el aire: ¿se habría resuelto el caso con la misma celeridad sin esa exigencia?

Queda un cuestionamiento social muy grande. Se requieren esquemas de educación que no nos vuelvan insensibles ante estos hechos. Urge una reflexión de ¿hacia dónde vamos como sociedad? Pero sobre todo de qué se está haciendo contra todo esto que vivimos. Hoy fue éste caso pero cuántos más no ocurren todos los días y se esfuman en el anonimato.

Mientras el interés por la lucha contra el crimen siga siendo (como es) político, no habrá garantía de que las autoridades sean capaces de brindar, ya no digamos justicia: seguridad. Los espacios de expresión están ahí y son de quien quiera usarlos, en esta ocasión se escuchó la exigencia y se atendió pero ¿es necesario hacerlo para que los funcionarios cumplan con su obligación?

Queda un sentimiento de impotencia y azoro en el ambiente. En lo personal conviví con Karla hace un año durante el curso de Teoría General de Sistemas en la Licenciatura de Comunicación de la UAEM, como alumna era dedicada, un poco introvertida, pero sin duda tenía gran talento. Descansa en paz.


@Mega_J_Israel_M

israel.martinez@milenio.com

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La lección del día: Wikileaks / Columna

De medios y otros demonios

La lección de día: Wikileaks

J. Israel Martínez Macedo

El trabajo de todo buen periodista consiste en dudar, dudar de todo y de todos porque ello lo va a llevar, si tiene el carácter, a descubrir lo que pasa respecto a cualquier cosa, sea cual sea. Eso no ocurrió con Wikileaks.
Durante las últimas dos semanas la palabra Wikileaks pasó de ser un sonido gracioso de quién-sabe-qué-cosa en internet a un escándalo de proporciones mundiales derivado de una desmedida reacción derivada de la filtración de lo que confirmaría uno de los secretos mejor guardados del mundo (léase con sarcasmo, por favor): Estados Unidos espía a todos los
gobiernos del mundo a través de sus embajadas.
La filtración generó una tolvanera que nos ha cegado, sin duda, de muchas otras cosas que han pasado alrededor sin que siquiera las hayamos notado o puesto atención en ellas.
La duda nos obliga a cuestionar ¿cómo es que cables de tan alto nivel pudieron “filtrarse” a manos del equipo de Wikileaks sin que un gobierno, con la capacidad para generar una red de espionaje como la denunciada, se haya dado cuenta de lo que estaba pasando justo en sus narices?
Sí, quizá se verificó que la fuente fuera confiable, que los cables eran pruebas de lo que se denunciaba y hasta se midieron riesgos del alcance de publicar la información pero ¿se comprobó que el propio gobierno de Estados Unidos no fuera quien “filtrara” los datos con algún objetivo, sea el que este fuere?
Es difícil creer que pese al anuncio hecho por Wikileaks respecto a la publicación del material, el gobierno norteamericano no haya intentado saber qué se publicaría para conocer de qué se trataba y, más aún, no haya preparado un plan de reacción para minimizar el impacto.
Como sea, Wikileaks nos distrajo del conflicto, muy delicado, entre las dos Coreas (o las “dos Chinas” si Alicia Machado lo prefiere); de la reunión de la COP16 donde se presentarían tecnologías ambientales reales y posibles como la explotación de la energía eólica (¿tengo que recordar quién es el país que más se beneficia de la explotación petrolera?).
En lo que nos toca: ¿a poco nadie notó que el Presidente empezó a twitear, con el perdón de la palabra, “pendejadas” justo cuando estaban los cuestionamientos sobre lo que la embajada gringa reportó a su gobierno de la situación en el país? Sí, la gente de Calderón aprovechó el desmedido amor de los medios por reportear Twitter y, parece, ya aprendieron a usarlo.
No, no me creo el asunto de que detrás de Wikileaks hay sólo un “ataque a la libertad de expresión” y que el gobierno de Estados Unidos se vio sorprendido por unas “revelaciones” que tienen todo el tufo de filtraciones al más alto nivel.
Sólo resta esperar que una vez que el polvo se haya disipado no nos demos cuenta de que algo muy grave pasó en nuestras narices y que todo esto se trate de una cortina de humo que, en cuyo caso, debe encubrir algo de magnitudes globales. No queda más que esperar.

@Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com

lunes, 6 de diciembre de 2010

Televisa VS Proceso: ¿Por Peña? / Columna

De medios y otros demonios


Televisa VS Proceso: ¿Por Peña?


J. Israel Martínez Macedo


La semana pasada Televisa presentó, como nota principal en el noticiero de Joaquín López-Dóriga, una filtración respecto a las declaraciones de Sergio Villarreal Barragán “El Grande” de que el semanario Proceso y el reportero Ricardo Ravelo habrían recibido dinero del narcotráfico; de ahí se desató una andanada de comentarios a favor y en contra de ambas partes que bien vale la pena desmenuzar.

La noticia en el especio principal de la televisora llamó la atención no sólo por lo abierto de las acusaciones contra el semanario y el reportero, sino porque Televisa se había mantenido al margen de informar sobre este tipo de temas, es decir, porque no era su política publicar las acusaciones de los delincuentes.

Comenzaron los cuestionamientos y la andanada de ataques y defensas a ambos bandos, desde quienes apelaron a la trayectoria de ambos medios hasta los que dijeron que es un mecanismo totalmente válido.

En esa serie de dimes y dirétes apareció Andrés Manuel López Obrador que, en defensa del semanario, aprovechó para tratar de sacar tajada y acusar, sin más fundamento aparente que el “sospechosismo” (Santiago Creel dixit), que Televisa ataca a Proceso por defender a su proyecto político a la Presidencia en 2012: Enrique Peña Nieto, quien ha sido objeto de investigaciones por parte del semanario.

La publicación no hizo caso a la acusación y lanzó un número contra la televisora y su relación con el gobierno de Felipe Calderón, al que terminan culpando de iniciar lo que consideran un ataque del poder al medio.

Los elementos de sospecha se multiplican cuando el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional declara que las acusaciones contra Ricardo Ravelo serán investigadas pero no así aquellas que el propio reportero denunció en Proceso respecto a la presunta relación entre “El Grande” y Felipe Calderón; vamos que al presidente no se le investiga y al reportero sí, aunque el informante sea el mismo.

Es necesario retomar un elemento que podría apoyar la hipótesis del tabasqueño: no es el primer ataque que Televisa lanza contra un medio impreso en este año, recordemos que a principios de septiembre igualmente llamó la atención una “nota” de la televisora en contra del Grupo Reforma.

En ese entonces se habló de problemas entre directivos pero al parecer los detonantes fueron: la insistencia de los reporteros de este grupo en solicitar los gastos en publicidad (sobre todo el contrato con Televisa) por parte de la administración Peña Nieto y una nota firmada por Arturo Espinosa en la que se hizo público que la producción del Quinto Informe de Gobierno estatal quedó, totalmente, en manos de la televisora.

Más allá de cómo se desarrolle y desenlace este conflicto (del que definitivamente habrá que estar pendientes), una lección nos debe quedar: urge que los periodistas hagamos periodismo. Publicar declaraciones sin confirmar es lo más sencillo pues así se termina culpando al declarante si algo sale mal, pero no es lo que deberíamos estar haciendo. Investigar no sólo es conseguir la declaración complicada, sino confirmar que eso que nos dijeron sea, a lo menos, veraz.

La posibilidad de que Televisa esté cuidando su inversión con miras a 2012 es grande pero no hay elementos que la sustenten más allá de las coincidencias. ¿Qué mueve los intereses de la televisora? ¿Un apoyo al Presidente a quien han abandonado para otras campañas o al más claro presidenciable que le debe a la empresa ese despunte espectacular en materia de imagen? Voy por lo segundo.


@Mega_J_Israel_M

israel.martinez@milenio.com

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"Silencio Forzado" Documental de Article 19 sobre la situación del periodismo en México

Documental El Tunel (Completo)

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