Backstage de una cancelación / Columna

En mi opinión

Backstage de una cancelación

J. Israel Martínez Macedo

Muchos días han pasado desde que el gobierno del Estado de México decidiera y se empecinara en la cancelación del "Hell and heaven metal fest 2014" que se realizaría el fin de semana pasado en Texcoco; ríos de tinta han corrido desde entonces sin poder descifrar exactamente qué fue lo que generó está rabiosa acción de la administración de Eruviel Ávila que, no obstante, está teniendo un costo político (y quizás electoral) muy alto.
"En política, la forma es fondo", sentenciaría Jesús Reyes Heroles hace ya varios años, y en la forma del gobierno mexiquense se asoma un fondo peligrosamente autoritarista que retomó las peores prácticas del priismo ochentero como parte de componendas poco claras y de muy bajo nivel.
En los hechos la cancelación del festival se justificó recurriendo a "motivos de seguridad" que, en la debilidad del pretexto, se fueron tratando de cubrir con fallas en las medidas de protección civil, de las cuales, sólo se pudo explicar que se intentó ampliar un día más de evento y que habría distintas actividades culturales y recreativas que no se habían contemplado inicialmente.
En su diatriba justificativa, el gobierno del Estado de México utilizó a su titular de Protección Civil Arturo Vilchis Esquivel, intentando aprovechar la imagen que el funcionario se había construido durante años de trabajo y resultados, en un afán de convencer que se trataba de una acción justificable por el bienestar de la población. Como resultado: el daño a la credibilidad del servidor público.
En su argumentación, reconoció implícitamente que el experimentado cuerpo de protección civil del Estado de México es incapaz de adaptarse a las nuevas necesidades del evento y por tanto era indispensable cancelarlo ya que, el gobierno, no tuvo ni tiene la capacidad de brindar seguridad a los asistentes. Dicho de otro modo, la cancelación no fue culpa de los organizadores sino de la administración estatal por falta de capacidad.
Más aún, en conferencia de prensa, declaró que el administrador del recinto ferial de Texcoco no es el ayuntamiento ni algún particular sino el gobierno del Estado de México; no obstante, no se ha informado quién es la autoridad responsable de esa administración, cuáles son los ingresos que por ello obtiene la entidad y qué se hace con los recursos que se obtienen de ahí; pues el informe del gobernador Eruviel Ávila no arroja luz sobre tal información.
La alcaldesa de Texcoco, Delfina Gómez Álvarez, intentó apoyar a los organizadores y trató de plantar cara al gobierno estatal; en respuesta, se desempolvó la vieja maquinaria y se echaron a andar los engranes de la Procuraduría General de Justicia de la entidad. Se emitieron citatorios sin que hubiera denuncia o alguna indicación clara sobre la comisión de algún delito; la presidenta municipal fue citada a declarar/comparecer por su osadía.
Después de acudir a su citatorio, Gómez Álvarez desistió de apoyar a los empresarios organizadores y confirmó que el festival de rock no se realizaría en el recinto ferial ni en ningún punto de tierras texcocanas.
Los organizadores intentaron, entonces, buscar alguna sede alterna. Hidalgo, Puebla, Querétaro y el propio Distrito Federal sonaban como las opciones más viables para llevar a cabo el evento. Con sospechosa extrañeza, una a una las posibles sedes se iban descartando y para el miércoles por la tarde la única oportunidad de que se llevara a cabo se fincaba en la capital del país, horas después el evento era cancelado definitivamente.
La torpeza del argumento esgrimido por el gobierno estatal para justificar la cancelación del evento trajo consecuencias devastadoras para la imagen de Eruviel Ávila y su administración, no sin "darle un raspón" a la, de por sí, afectada imagen del presidente Enrique Peña Nieto (quien tiene, según se supo en la semana, un preocupante 44 por ciento de aceptación a su mandato; el más bajo para un presidente en el mismo periodo).
En el informativo que encabeza el comediante Víctor Trujillo, tuvieron a bien apodar al mandatario mexiquense "Eruchurtu", equiparando al gobernador con el ex regente del Distrito Federal Ernesto Uruchurtu, famoso por sus actos de represión en defensa de "las buenas costumbres"... en las décadas de los años 50 y 60.
Las redes sociales se llenaron de memes alusivos a la cancelación del festival en los que el principal objeto de la burla popular era, precisamente, el gobernador mexiquense. La figura represiva y autoritaria era la constante. En el mismo tenor pero en menor cantidad aparecieron referencias a Enrique Peña Nieto acusándolo de ser corresponsable.
Tal cual el viejo chiste de la mujer que grita desde el río a un hombre distraído que le haga caso para después pedirle que no la voltee a ver; la idea de justificar la cancelación por motivos de seguridad, llevó la atención a un terreno donde la administración eruvielista ha salido muy mal parada. Al intentar poner el foco de atención en la protección civil, lo único que consiguió fue atraer las miradas a la seguridad pública, como querer tapar un hoyo con bolsas de basura.
Como lo muestra la página yosoyred.com, a través del uso de bots (cuentas utilizadas específicamente para alterar y modificar las tendencias de las redes sociales con el fin de generar una imagen falsa de lo que ocurre) se generó e impulsó el trending topic (TT) #LoImportanteEsTuSeguridad para defender al mandatario estatal, el efecto fue totalmente contrario y se abrió la caja de Pandora de la inseguridad en el Edomex.
A partir de ahí se supo que el Estado de México encabeza la lista de entidades con mayores índices de robo con violencia, violación y secuestros; además de ser la sede de un enfrentamiento a muerte entre diversos cárteles de la delincuencia organizada: Familia Michoacana, Caballeros Templarios, Cártel de Jalisco Nueva Generación, Zetas o los remanentes del Cártel de los Beltrán Leyva como denunció la revista Proceso.
En su afán de ocultamiento, el gobierno estatal intentó lanzar la bola al terreno de los alcaldes acusándolos, veladamente, de no hacer su parte pero nadie lo cree.
Sin una estrategia visible contra la delincuencia, el gobierno mexiquense busca responder con llamaradas de petate anunciando por todo lo alto detenciones minúsculas de presuntos delincuentes que, como suele ocurrir, alcanzan la libertad por fallas en el integración de la carpeta o falta de pruebas.
Ante la evidencia de los hechos manifiesta en algunos medios, la respuesta del gobierno estatal fue la censura por la vía del ocultamiento. Los ejemplares de la revista Proceso, en los que se advierte a la ciudadanía sobre la situación actual de la delincuencia y niveles de violencia en el estado, fueron comprados directamente en los puestos de revistas, como denuncia la propia revista. La "desaparición" de la información sólo valida su contenido.
Aunado a ello, se suman notas informativas sobre los montos económicos que representó el caso del Hell and heaven. Se estima que por la sola cancelación los organizadores puedan tener pérdidas hasta por 50 millones de pesos; pero más grave aún es la derrama que los habitantes de la zona oriente de la entidad dejaron de recibir por esta decisión unilateral del gobierno mexiquense: entre 200 y 300 millones de pesos que le habrían caído muy bien a la región.
Aún no queda claro el motivo de la cancelación del festival. Las suspicacias respecto a que se trató de evitar una tragedia por una presunta amenaza de algún cártel de la delincuencia organizada pierden sustento cuando, el mismo fin de semana, se llevó a cabo el Electric Planet Music Festival en tierras mexiquenses.
Como informa Ricardo Alemán en su columna de El Universal, aquí lo menos importante fue la seguridad. Menores alcoholizados y bajo la influencia de algún tipo de droga, elementos policiacos omisos y la ausencia absoluta de cualquier mecanismo de protección civil , son las características de la denuncia del periodista.
Destaca que mencione la participación como DJ de un menor mexiquense de 14 años, "SM1LY" que apareció entre grandes figuras de la música electrónica como Tiesto, David Guetta o Steve Aoki; y que la revelación sea que este adolescente resulte ser el hijo de un conocido político estatal: Fausto Muciño y que se haga pública la presunción de gran amistad entre este y el gobernador Ávila Villegas.
Si se tratara de una amenaza de ataque de la delincuencia a un evento masivo, la cancelación del Electric Planet Music Festival debió ir aparejada a la del Hell and Heaven Metal Fest y de cualquier otra actividad masiva en la entidad, pero ello no ocurrió.
Tampoco se trata de un problema con las instalaciones del recinto ferial de Texcoco pues, una vez que le sean retirados los sellos, estará disponible para realizar la tradicional Feria del Caballo (qué durará más días con una afluencia superior a la del festival de música), según ha informado protección civil del estado.
Suena absurdo que todo este lío, con el costo político que está teniendo, el daño a la imagen de los mandatarios estatal y federal; así como el apuntar los reflectores directo a uno de los más grandes puntos débiles de la administración estatal como es la seguridad pública sea únicamente por tratar de darle proyección a un adolescente en su incipiente carrera musical (que desde ya queda marcada por la sombra de la duda) pero en este gobierno todo parece ser posible.
Más allá de esto, queda un asunto aún más preocupante. En todo este alboroto, el gobierno mexiquense ha dejado ver su lado más autoritario, intolerante, represivo y censurador ¿es esta la verdadera cara de un gobierno que había estado conteniéndose por conveniencia política? ¿Cómo va a afectar esto en el proceso electoral de 2015? Porque es un hecho que la oposición sacará partido de este hecho.
El gobierno del Estado de México necesita, urgentemente, que el tema se termine; no obstante, parece que continuará. La Profeco anunció medidas de vigilancia para verificar el pago de 20 por ciento extra en la devolución del costo de cada boleto vendido, lo que generará una pérdida mayor para los empresarios que cometieron el error de confiar en esta entidad y su administración gubernamental. ¿Cuantos empresarios más aprenderán en cabeza ajena y pondrán sus barbas a remojar? Difícil saberlo con precisión.
Mientras el asunto del Hell and Heaven permanezca "vivo", mientras las dependencias mantengan la herida abierta y mientras las autoridades no den por concluido un lamentable caso de pésimo manejo de crisis; la debacle en la imagen del gobierno estatal seguirá en picada, una situación muy grave a menos de un año de que lleguen las elecciones intermedias que, al menos en teoría, ya deben estar en proceso de preparación.
Una cosa es cierta: "el tiempo es relativo" y en este caso significa que un año es muy poco para restituir el daño y mucho, muchísimo, para que la oposición aproveche y prepare una estrategia que le permita recuperar espacios perdidos y, ¿por qué no? Soñar con obtener una mayoría que sea contrapeso en la legislatura local. Veneno puro para Eruviel Ávila, el PRI y el peñismo. Al tiempo lo del tiempo.

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