Enseñanzas de una explosión / Columna

De medios y otros demonios

Enseñanzas de una explosión

J. Israel Martínez Macedo

La explosión en la torre B2 de Pemex dejó muchas cosas para la reflexión en materia de comunicación, no sólo por la forma en que se llevó a cabo el manejo de la información por parte del gobierno federal y la cobertura que los medios pudieron ofrecer, sino porque, fieles a la tradición de corta (cortísima) memoria, sirvió para olvidar todo lo relacionado a la liberación de Florence Cassez y la responsabilidad de quienes participaron en el hecho que, a final de cuentas, sirvió para dejarla en libertad.
Como suele ocurrir en este tipo de casos, el deseo de ser el primero en publicar ocasionó una sensible falla de precisión respecto a lo ocurrido en la Torre de Pemex el pasado jueves; primero se dijo que fue un flamazo, luego que un incendio y después se llegó al tema de la explosión.
Pese a que las redes sociales, menos responsables y más volátiles, especularon (y lo siguen haciendo) respecto a un posible ataque; los medios se mantuvieron al margen y se resistieron a caer en la provocación para quedarse en el punto específico del hecho y se limitaron a transmitir la información que surgía en el momento y nada más, sin investigar por cuenta propia.
Por su parte el manejo que se dio de este hecho por parte de las autoridades federales ha sido muy interesante. Desde el manejo de redes hasta el aprovechamiento de los recursos en línea muestran una nueva forma de atender una crisis.
Por una parte, el tratamiento oficial del hecho fue muy cuidadoso, la conferencia de prensa de Miguel Ángel Osorio Chong en la que aparece flanqueado por los secretarios de Marina y Defensa Nacional dejó una imagen muy significativa; por la otra, se llegó incluso a pagar esquemas de publicidad en Google para que el buscador redirigiera a la página oficial que brindaba información sobre el tema cuando se buscaban datos de la tragedia.
Internet fue un elemento crucial en el esquema informativo, los datos sobre la situación de los heridos y su ubicación fue puesta de inmediato a disposición de la sociedad para su consulta libre.
El posterior manejo de medios se mostró prudente e incluso, contó con la colaboración del presidente Enrique Peña Nieto quien se apersonó en el lugar de la tragedia justo cuando corría el rumor de que estaba de vacaciones en Puerto Vallarta.
Aún queda mucho por saber de este hecho y esperemos que sean los medios y sus reporteros quienes busquen esa información y no se limiten a replicar lo que el gobierno quiera informar, después de todo la esencia y sustancia del periodismo es precisamente la investigación.
Tampoco podemos perder de vista que, previo a este hecho, aún faltan respuestas del caso Cassez, especialmente de aquellos que están bajo la acusación de ser los productores del montaje. La credibilidad de Carlos Loret fue puesta en duda y su ex productora lo ha exhibido aún más. No se puede olvidar que las televisoras son corresponsables del fallo de la Tremenda Corte de Justicia de la Nación y deben responder por ello.

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