El poder de la imagen o la imagen de poder / columna

De medios y otros demonios

El poder de la imagen o la imagen de poder

J. Israel Martínez Macedo

El cambio de estrategia fue notorio. Inmediatamente después de la victoria del priismo en el país, todo cambió; la agenda de declaraciones se perfiló en la temática nacional hasta que ocurrió lo de Michoacán y: de vuelta al silencio.
Lo reconozca o no, las acciones dicen más que mil palabras. Enrique Peña Nieto buscará la candidatura de su partido para la Presidencia de la República en 2012 y su estrategia ha llegado al momento de posicionarlo a nivel nacional.
La duda que asalta, incluso a sus correligionarios, es si el aparentemente poderoso gobernador mexiquense cuenta en los hechos con tanto poder.
En la imagen es el priista del momento, la sensación tricolor, pero ¿en realidad cuenta con la fuerza suficiente para hacerse del control del PRI y amarrar su candidatura para 2012? ¿Puede Enrique Peña manejar o controlar a Manlio Fabio Beltrones o Fidel Herrera?
Es un hecho que se trata de un gobernador mediático al que Televisa le ha apostado más que a cualquier otro aspirante (porque la empresa de Azcárraga no pone todas las manzanas en una canasta), ha puesto a su servicio la gran maquinaria de mercadotecnia que posee.
La duda sobre su poder real no es nueva pero regresó ante la negativa de Peña Nieto de declarar sobre lo que está ocurriendo en Michoacán, ¿a qué le teme? ¿A meter la pata con algún gazapo respecto a un tema toral: la seguridad pública? Pero ¿qué no lo menos que podríamos esperar de un aspirante presidencial es que nos diga su posición sobre temas nacionales?
Los priistas son conscientes de que el mandatario mexiquense influyó en la elección estatal pero son reacios a reconocer que su alcance sobrepase estas fronteras, el mismo Enrique Martínez y Martínez, como delegado del CEN en el Estado de México declaró que no se podía hablar de un efecto Peña en todo el país.
Al gobernador mexiquense le han construido una imagen popular con un innegable objetivo: vivir seis años en Los Pinos. Si lo consigue sería el primer presidente que llega al puesto con una estrategia de largo plazo bien diseñada y ejecutada, pero aún resta mucho.
Todo indica que Peña Nieto aún no cuenta con el poder político (entiéndase influencia y control) suficiente para sentirse, desde ya, como “el” candidato. Existe un antecedente del que debe aprender una valiosa lección: en 2003 parecía que su partido recuperaba terreno y podría regresar a la Presidencia rápidamente, para 2006 esa percepción gestó una lucha interna tan negra que el abanderado arrastró consigo la imagen de un PRI que lo arrojó hasta el tercer lugar.
Hoy la historia puede repetirse, esta elección deja triunfador al PRI no por ser la mejor opción sino por la carencia de ellas en nuestro sistema político, hoy casi cualquier candidato del tricolor podría pensar que si obtiene la candidatura será Presidente, hoy más que nunca la pelea parece ser por la candidatura, pero el PAN y el PRD no están muertos, y pruebas hay muchas de que en un proceso electoral mexicano todo puede suceder.
Si Peña Nieto tiene poder real o sólo es una imagen vendida por Grupo Televisa (Mercadotecnia, Radio, Televisión e Impresos) es un caso complicado de descifrar pero de que la duda es razonable y justificable, lo es.
A final de cuentas; si sólo es imagen las aspiraciones se derrumbarán y será un Montiel II; si por el contrario el gobernador da muestras de influencia real al interior del PRI y la vida política mexicana en general, podríamos pensar de que el proyecto Peña Nieto va muy, pero muy en serio, o usted ¿qué opina?

israel.martinez@milenio.com