"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas"

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Gabriel García Márquez

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lunes, 27 de julio de 2009

El periodismo ante el desarrollo tecnológico / Columna

De medios y otros demonios

El periodismo ante el desarrollo tecnológico

J. Israel Martínez Macedo

Hay un tema que inquieta a los principales diarios del mundo y está relacionado con la cada vez más creciente imagen de crisis en el periodismo impreso y el auge tecnológico, del que apenas se vislumbra como un nuevo medio informativo en sí mismo.
Hace poco más de una década comenzó un proceso de reconversión tecnológica que sustituyó máquinas mecánicas, linotipos y procesos artesanales de impresión; por computadoras, impresoras y equipos digitales que terminaron por transformar el trabajo periodístico.
El acceso a internet era limitado, lento y complicado pero a pesar de ello algunos medios ya le apostaban; confiaban en la red de redes como una forma de ampliar sus horizontes e influencia.
Con los años se facilitó el acceso a internet a tal grado que es posible entrar desde un teléfono celular, el proceso informativo se ha agilizado y los avances tecnológicos anuncian un mundo todavía más acelerado en su desarrollo.
Sin embargo, la preocupación generalizada radica en cómo ha afectado al periodismo el avance tecnológico y la mirada está puesta en dos temas fundamentales: los reporteros, su preparación, formación y vicios (nuevos y viejos); y los medios, su agilidad, facilidad de acceso, uso y aplicación de los desarrollos, así como la competencia global/regional a la que se enfrentan.
Por una parte la observación de los analistas es que a pesar del cúmulo de herramientas para acceder a la información, los reporteros han caído en un conformismo que los ha llevado a reinventar viejos vicios: revolcar boletines que les llegan directamente a su correo electrónico, “chacalear” las páginas de internet para reescribir notas de su fuente publicadas por otro reportero, sin contar el pasarse la información por telefonía celular para tener una entrevista a la que nunca asistieron, son sólo algunos de ellos.
Estas cuestiones éticas comienzan a tratarse en las escuelas y centros de capacitación profesional pero también en algunos periódicos en los que este tipo de prácticas se vuelven condenables y hasta causales de despido, lamentablemente no en todos.
Por el lado de los medios, algunos han entrado al uso sin temor de los nuevos desarrollos tecnológicos sin encontrar todavía una forma de capitalizarlos, el fenómeno general es que los periódicos han sufrido un descenso en sus ventas de publicidad (como fenómeno global) generando la desaparición de buena parte de ellos.
Pero no todo es oscuridad en el futuro de los medios, es un hecho que la sociedad, en este ritmo acelerado de vida, requiere información cada vez más rápida y confiable y ahí radica la fuerza del medio.
Por el lado tecnológico, los periódicos aplican formatos de lectura sencillos, ágiles, que faciliten la lectura y que fomenten el regreso a la página; por lo que toca al contenido, se estima que la solución estriba en contar con información exclusiva y de calidad, privilegiar el periodismo de investigación y sumarlo a un mejor uso de los géneros (crónica, reportaje, entrevista), así como contar con columnistas y analistas confiables, de mejor calidad e imagen que los de la competencia, incluso de otras latitudes (quienes ya piensan en la lucha global).
El futuro exige mejores contenidos y eso implica reporteros más capaces (que no necesariamente son los más preparados). Difícilmente el periodismo impreso desaparecerá, pero indudablemente requiere una conciliación entre calidad informativa, fiabilidad y tecnología para competir en un mundo cada vez más accesible, complejo e informado.

israel.martinez@milenio.com

1 comentario:

  1. Hola, me pareció muy interesante tu contenido en estas líneas, en mi opinión en el siglo XVIII cuando la información escaseaba por todo el mundo, si no se disponía de ningún tipo de información, entonces tampoco se disponía de ningún tipo de libertad propia. El nivel de libertad aumentaba proporcionalmente con respecto a la cantidad de información que una persona poseía, es decir, si tenía más información tenía más autonomía.

    Pero esos eran otros tiempos, y en la actualidad hemos llegado al otro extremo: la saturación de la información. Ahora, no por añadir información aumenta la libertad, sino que aumenta la confusión y no hay herramientas periodísticas que inviten a la reflexión, al razonamiento y al debate de ideas.

    Saludos, Facundo Ciofi.

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J. Israel Martínez Macedo

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