Y se descompuso la radio / Columna

De medios y otros demonios

Y se descompuso la radio

J. Israel Martínez Macedo

Durante las últimas semanas había recibido por distintos medios electrónicos quejas y preguntas sobre los cambios que están ocurriendo en Radio Mexiquense, sin dejar de atender a esta cuestión, otros temas iban tomando prioridad en agenda y el tratamiento del asunto era pospuesto una vez más.
No obstante, esta semana hubo dos hechos que obligan a hablar de ello: el reclamo de los diputados del PRD por la programación y la inauguración de las nueves señales digitales del Instituto Mexicano de la Radio (IMER).
La directora del IMER, Ana Cecilia Terrazas citó a la doctora de la UNAM, Fátima Fernández Christlieb, para decir que “La radio pública no se mueve por puntos de rating. La radio pública no quiere seducir al anunciante. La radio pública busca hacer pensar y sentir al auditorio, busca comunicar música, busca darle marco a las noticias.
“La radio pública no te quiere entretener o distraer mientras pasa la vida. La radio pública te quiere insertar en la vida”.
Después de escuchar la programación de Radio Mexiquense es fácil notar que la estación no sólo perdió la brújula: perdió su esencia.
Si bien es cierto que Mexiquense no es una radio cultural sino una radio pública-gubernamental, también es cierto que sus anteriores directores tenían clara no sólo la relevancia de la estación; también su tradición de corte cultural… y lo respetaban.
La Radio Mexiquense que hoy se sintoniza en el 91.7 de FM es insípida, burda. Segmentos interminables de “bla, bla, bla” fondeados con música que se debieron robar de algún centro comercial o restaurante del centro; sin aporte sustancial a los radioescuchas.
Además es evidente que existe al interior alguna orden para no leer comentarios negativos sobre la estación o su programación: todas las llamadas son felicitaciones o comentarios positivos. Cualquier persona que haya trabajado en una estación de radio sabe que siempre, sin importar el giro o estilo, hay quejas que, por supuesto deben pasar al aire.
La justificación se encuentra en la inexperiencia. La nueva directora, Mariana Martínez Díaz y quien es señalado como su brazo operador, Jorge Enrique Guadarrrama Salcedo llegan a la estación sólo con el antecedente de un efímero y poco brillante paso por el esquema comercial en un estilo que se ha caracterizado por apostar al negocio antes que al contenido.
La diferencia entre Radio Mexiquense y las otras estaciones siempre había sido la capacidad creativa que presentaba contenidos originales. Hoy, ni eso. Es evidente que no hay una idea de cómo hacer una radio buena, bonita y barata que diga algo. Escucharla es una invitación abierta a cambiarle a cualquier cosa, lo que sea, pero otra cosa. Dejó de ser el referente para convertirse en una más. Qué pena.

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