Escuchar a la audiencia / Columna

De medios y otros demonios

Escuchar a la audiencia

J. Israel Martínez Macedo

En las semanas anteriores, las quejas sobre los contenidos de Radio Mexiquense y lo ocurrido subsecuentemente respecto a la difusión de una postura supuestamente de los trabajadores de la estación que resultó ser un cobarde anónimo personal y sin sustento, dan pie a la reflexión sobre los contenidos de los medios públicos.
En España, el diario El País informó que una de cada tres quejas que se reciben en la pública Televisión Española (TVE) tiene que ver con la transmisión de las corridas de toros y los programas especializados con esa temática.
En las emisoras públicas hay un elemento que no se puede perder de vista y es el hecho de que las audiencias se identifican con las emisoras, las sienten suyas e incluso que forman parte de los programas.
Los radioescuchas y televidentes fieles a estas emisoras son capaces de describir, con mayor o menor capacidad, los estilos de cada programa pero, más aún, de cada etapa que los medios van teniendo, explicando con carencias técnicas pero claramente por qué es que cada programa les gusta o disgusta.
La audiencia de la televisión pública siente una identidad única y diferente a la de la de la televisión comercial, no está “casada” con una marca o se ve reflejada en las historias de la telenovela, serie o programa; simplemente se ubica a sí misma como parte de la emisión.
Esa identidad ocasiona que su interactividad sea más fuerte, más constante, más directa con el medio. Si algo no le gusta pide que lo cambien y si algo le gusta pide que dure más tiempo o lo repitan más veces, sienten ese derecho porque se trata de una radio o televisora pública, no le pertenece a nadie en especial sino a todos en general y entre esos todos, ellos en particular.
Las televisoras y radios públicas, en contraparte, luchan con las privadas por la atención de la gente y lo hacen en desventaja de recursos. La forma de compensar es a través de la creatividad, de la innovación, de arriesgarse, de poner al alcance de la gente esquemas que no han sido vistos o escuchados con anterioridad.
La carencia los orilla a reinventarse y reinventar los formatos, a presentar algo que, una vez probada su eficacia, las emisoras privadas copiarán y popularizan para adaptarlas al esquema comercial, vulgarizando (en el sentido original de la palabra) las propuestas.
Las audiencias de los medios públicos se interesan porque están acostumbrados a las innovaciones, a ser los primeros en escuchar eso que será popular después. Por eso estos medios no deben copiar los esquemas privados, es lo mismo que reconocer un retroceso. El público sabe lo que quiere y lo exige. Es por eso que reclaman, sienten que son sus espacios y además, normalmente, tienen la razón; después de todo, para ellos se hace todo ¿o no?

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