Policía comunitaria / Columna

De medios y otros demonios

Policía comunitaria

J. Israel Martínez Macedo

Los filtros de seguridad que se han implementado en la capital mexiquense comienzan a ser un problema para la ciudadanía que, confundida, no sabe si se encuentra en uno de transporte, de seguridad pública o algún otro.
Se entiende que se trata de mecanismos que buscan evitar que el caos que se generó a partir del hallazgo, cada vez más común, de cuerpos en la capital mexiquense derivado de la lucha por el control de la plaza por parte de grupos de la delincuencia organizada.
La población los tolera esperanzada en que no sólo se trate de una medida temporal sino de que los resultados sean duraderos y sirvan para evitar que se viva la sensación que genera la presencia de este tipo de delincuencia en la entidad.
No obstante la delincuencia común sigue haciendo de las suyas sin que los responsables de la seguridad hagan algo para contrarrestarla. Apenas hace un par de días, habitantes de Metepec denunciaron a policías municipales el robo “en proceso” de un autobús de pasajeros en la avenida Comonfort, los elementos limitaron a observar como el vehículo avanzaba y, mientras lo seguían con la mirada, comentaron “hijole, ya se fue”.
Es cierto que los sueldos y condiciones laborales de los elementos son terribles. Mientras que diputados y funcionarios tienen sueldos que se observan y entienden excesivos sin que esté en riesgo su vida o la de sus familias (ellos mismos se encargan de que así sea) los policías se las ingenian con salarios que apenas y alcanzan para sobrevivir.
La firma del pacto que permitirá el mando único en la entidad promete ser la respuesta esperada y anhelada de la población para que, por fin, el Estado pueda detener y acabar con la delincuencia, organizada y común.
No obstante se repetirá el error de todas las demás propuestas de creer que una sola medida solucionará la situación que tiene una gran variedad de factores que permiten no sólo su existencia sino su crecimiento.
Si la firma del pacto para el mando único no va seguida de políticas laborales, educativas y sociales se puede augurar el fracaso rotundo de la medida y, con él, el crecimiento de la decepción de la población que comienza a cansarse de la incapacidad del Estado de brindarle seguridad. Guerrero no está tan lejos de Toluca y las policías comunitarias tampoco.

Twitter: @Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com