Que no haya impunidad / Columna

De medios y otros demonios

Que no haya impunidad

J. Israel Martínez Macedo

La noche del viernes se perpetró el más reciente homicidio cometido en contra de un reportero en el país, Amado Ramírez, el hecho cobra mayor relevancia porque éste trabajaba como corresponsal de una de las más importantes empresas de medios informativos, Televisa.
Cifras dadas a conocer por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en su reunión de medio año, -citadas con anterioridad en este mismo espacio- indican que de octubre de 2006 a febrero de 2007 se había registrado la muerte de siete reporteros en territorio nacional.
En su informe la SIP indicaba que “El crimen organizado y los abusos de las autoridades en el poder persisten como las amenazas principales, así como la impunidad de estas agresiones”.
Las dos primeras son las principales líneas de investigación por parte de las autoridades, la primera derivada de la intercepción de una comunicación que advertía sobre el homicidio de 21 personas, entre ellas un periodista y 20 más. La segunda tiene que ver con críticas que hizo Amado Ramírez en su programa de radio respecto a que el gobernador, Zeferino Torreblanca, presente su informe por escrito y no ante la Cámara local.
La propia SIP emitió un pronunciamiento con respecto al crimen “La situación es un tanto confusa, pero parece estar vinculada a anteriores amenazas contra periodistas por parte del narcotráfico”, dijo Rafael Molina, presidente de este organismo.
De nada sirve que el gobierno federal elimine los delitos de difamación y calumnias del código penal, no son éstos quienes asesinan a los periodistas, ninguno de los muertos reportados por la SIP y demás organismos internacionales tenía alguna averiguación por difamación o calumnias, eso sólo sirve para quienes, dentro del mundo del espectáculo se dedican a hacer leña de la vida privada de los demás.
La presión mediática caerá en contra de los tres niveles de gobierno: en el municipal ante la incapacidad de brindar las condiciones mínimas de seguridad en Acapulco; en el estatal que deberá responder con pruebas contundentes y que no den espacio a la menor duda sobre el homicidio; y en el federal, ante la incapacidad de brindar garantías para el libre ejercicio del periodismo, y más aún de la investigación.
La función de los reporteros no es otra que la de informar a la gente sobre lo que encuentran a su alcance, cuando la información afecta a quienes desde el poder (sea político, económico o de cualquier tipo) realizan acciones que suelen ir en contra de la ley, o por debajo de ella, el reportero se convierte en el peor enemigo. El sigilo y la clandestinidad -necesarios aliados de quien actúa alejado de los ordenamientos legales- se convierten en lo más valioso a mantener.
Habrá que esperar los resultados de las investigaciones, habrá que esperar que el homicidio de Amado Ramírez no se sume a la lista en la que también se encuentra Alfredo Jiménez Mota, reportero de El Imparcial de Hermosillo, quien desapareció hace dos años y cuyo expediente es muestra de impunidad.

PARÉNTESIS
El próximo miércoles 11 de abril el gobierno mexiquense habrá de Conmemorar el 195 Aniversario del Ilustrador Nacional y, de paso, el Día del Periodista Mexiquense. Sin embargo destaca que siendo este un día más civil que político no haya ninguna celebración, digamos, desde fuera del ámbito oficial por parte de ninguna asociación o grupo de reporteros.
Quizá sea por el mismo motivo por el que se luchó para que el Premio Nacional de Periodismo -que también se dará a conocer en este mes- no fuese entregado por el gobierno de la República sino por un Consejo Ciudadano que le diera mayor legitimidad al mismo; por una lucha de separarse del paternalismo gubernamental; por una pugna para dignificar el oficio… aunque, sinceramente: no lo creo así.

imartinez@edomex.milenio.com