La farsa de Palacio Nacional / Columna

De medios y otros demonios

La farsa de Palacio Nacional

J. Israel Martínez Macedo

Por fin hubo un tema que eliminó las barreras impuestas por los clores del partido que los llevó al poder pero no, no se trató de la inseguridad o de la delincuencia organizada -como quisieron hacer creer- fue el descrédito que ganan y que cada vez se hace mayor.
Ese es el verdadero trasfondo de la “cumbre” de funcionarios que más bien pareció el cónclave de políticos preocupados por el daño que estaban recibiendo en su imagen pública en busca de soluciones para frenar la caída de sus bonos mediáticos en los votantes no clientelares.
El reclamo de Alejandro Martí y María Elena Morera fueron sólo el eco de millones de voces que han exigido lo mismo desde hace un par de años: “Si no pueden renuncien” y el tajante “desde hace mucho tiempo tenemos un gran acuerdo nacional; ese acuerdo se llama Constitución”.
Las palabras de la presidenta de México Unido Contra la Delincuencia debieron causar algún malestar estomacal en más de uno de los organizadores de la firma del Acuerdo Nacional firmado en Palacio Nacional, y es que deja en evidencia que no se trata de firmar papeles sino de hacerlos cumplir, de otra manera sus “acciones” son nada y lo mismo.
Es evidente que la simulación presidencial-gubernamental tiene un solo y único objetivo: hacer pensar a la gente que se está preocupado por el problema de la inseguridad en el país y que se actuará en consecuencia para obtener contrarrestarlo.
La prueba es que una vez firmado el acuerdo y hechos los anuncios correspondientes para que toda la nación supiera que sus gobernantes estatales y el propio mandatario presidencial están reaccionando -bueno en el discurso le dicen actuando o trabajando- a la demanda ciudadana, comenzaron a darse a conocer los “detalles” como resultados en cuatro años, si bien nos va.
Además recordemos que este país, este gobierno, está conformado por tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial -según lo indica aquel acuerdo pendiente, si no mal recuerdo-, por lo cual la pregunta evidente es: ¿dónde estaban los representantes de los otros dos Poderes de la nación y de cada entidad?
No, no hay vuelta de hoja, el espectáculo realizado en Palacio Nacional puede ser considerado como uno de los mejores montajes producido por mexicanos y presentado en todas las pantallas de la televisión, digno de un premio TV Novelas a la mejor caracterización, escenografía y en cuantas categorías quieran que participe.
La inseguridad requiere acciones inmediatas, soluciones integrales, de todo el gobierno mexicano no sólo de una tercera parte que lo conforma.

PARÉNTESIS
Por cierto, se acabaron los Juegos Olímpcos y no cabe duda que la mejor transmisión no fue la más costosa, por mucho y en comentario de varias personas TVC se llevó las palmas en cuanto a cobertura y manejo de la información deportiva, lástima que la transmisión no llegara a todos los hogares por señal abierta.
Los comentarios fueron muy similares: Televisa hizo un circo de las olimpiadas y sólo transmitieron los deportes que a su consideración la gente de México quería ver (¿?), TV Azteca, en plena reestructuración del área de deportes, mantiene su apuesta por ese estilo incomprensible de gritar y ensalzar las narraciones innecesariamente, llegando a fastidiar al televidente.
Así, la medalla de oro se la llevó TVC por mucho, seguidos muy de lejos por Televisa y TV Azteca en la plata y el bronce, lo cual deja claro que -como ha pasado con otras producciones mexicanas- más dinero no siempre significa mejores resultados.

israel.martinez@milenio.com