Chile: el tweet es de quien lo trabaja / Columna

De medios y otros demonios

Chile: el tweet es de quien lo trabaja

J. Israel Martínez Macedo

Agustín Pérez, descansa en paz

El lamentable terremoto ocurrido la madrugada del sábado en Chile ocasionó un severo problema de comunicación en muchos puntos de ese país sudamericano; sin embargo, internet surgió como una opción real de auxilio a través de Twitter, Facebook y Google.

Desde la mañana del sábado Google habilitó la página http://chilepersonfinder.appspot.com/ para ayudar a encontrar a todas aquellas personas que estuvieran en el país, si bien la aplicación llegó a colapsarse en el transcurso del día, sufre una dolencia seria: requiere que los usuarios o un tercero registren el estatus de cada persona.

De esta forma, si bien la aplicación, que Google ya había anunciado con anterioridad y que ahora se pudo llevar a la práctica, es funcional y una gran idea para la identificación de personas, necesita de mayor difusión y un mecanismo que permita mantener la actualización de los registros.

Las redes sociales libraron ese problema por un motivo muy simple: son los propios usuarios los que mantienen la información vigente, por lo que sólo restaba conocer cómo funcionan para poder informarse y estar informado de lo que pasaba tras el sismo de 8.8 grados Richter.

Los usuarios de Facebook respondieron a través de sus estados, informando la situación en que se encontraban y, en algunos casos, haciendo uso del chat que la misma página tiene, por lo que, en cierta forma la información estuvo fluyendo con facilidad.

Además fue creado el grupo “Apoyo para Chile por el terremoto / Chile Earthquake Support / 27/02/2010” en la dirección http://www.facebook.com/group.php?gid=264288119163 como una forma de compartir información sobre lo que ocurre en aquel país.

La ventaja de este grupo es que los mensajes superaban los 140 caracteres que limitan a Twitter además de que se puede dar seguimiento y respuesta en cada caso a través de los comentarios específicos.

Sumado a ello, se pueden observar algunos videos grabados con celular al momento en que empezó el terremoto en Chile y lo que han vivido los habitantes después de él.

Las imágenes son impactantes. Algunos dejan ver el golpe del tremor en los edificios, después la imagen queda totalmente en negro pero se escuchan las voces de las personas, en sus casas, asustadas; al tiempo que el ruido de fondo delata cristalería rompiéndose y algunos estragos más.

El grupo en Facebook mantiene actualizados los datos generales de la tragedia como el número de muertos, desaparecidos así como los reportes de tsunami en distintos países.

En Twitter las cosas fueron mucho más fluidas, la dinámica de los “hashtag” (palabras o frases sin espacio precedidas de un hash “#” que ayudan al usuario a encontrar temas más precisos en su búsqueda) sirvió para que mucha gente pudiera estar al tanto de lo que ocurría.

Así hubo dos “hashtags” que destacaron por encima del resto como el mecanismo para estar informado e informar sobre lo ocurrido: #terremotochile y #sobrevivienteschile sirvieron para que los twitteros de todo el mundo (incluso los de habla inglesa y portuguesa) pudieran solicitar ayuda para localizar a sus familiares.

También se habilitaron usuarios que fungieron como intermediarios en esta labor, es el caso de “Ayuda Chile” a quien se podía enviar un mensaje a través del comando @ayudachile solicitando información sobre algunas personas. El servicio funcionó en muchos casos dando informes de algunos chilenos y extranjeros en Chile, que sobrevivieron a la tragedia.

Además @ayudachile sirvió para brindar, a todos sus seguidores, los informes de seguridad, teléfonos de emergencia y actualizaciones sobre la situación y puntos de ayuda en los que se necesitaba mayor atención.

Los servicios que se brindaron a través de ambas redes sociales, destacan porque, después de todo, fueron los propios usuarios quienes los mantuvieron actualizados, quienes informaron sobre personas extraviadas, quienes avisaron de lugares donde los medios tradicionales (electrónicos e impresos) no podían llegar.

Pero también sirvieron para expresar los sentimientos de un pueblo herido por la tragedia, para manifestarse en contra de aquellos que aprovecharon para elevar los precios del agua y el pan o para dar ánimos y arengar a sus compatriotas para superar la situación lo más pronto posible.

Sin duda, lo ocurrido en internet con la tragedia chilena es digno de un estudio mucho más profundo que nos permita conocer cómo una red social, una página web, pueden también ser útiles para la comunidad con un adecuado uso, satanizar estas redes cuando son los usuarios quienes definen qué se hace con ellas es, en definitiva, un craso error.

Como en todos los demás medios, Facebook y Twitter son responsabilidad de quienes lo usan, no podemos responsabilizar a la redes de aquello que los usuarios publican, es como querer culpar al medio de lo que dice el reportero.

israel.martinez@milenio.com