De medios y otros demonios
El respeto se gana respetando
J. Israel Martínez Macedo
La situación de violencia que se vive en México afecta inevitablemente a los medios de comunicación y quienes en ellos trabajan; el recuento que desde el primer día de este año se lleva en este espacio es un claro ejemplo de casos documentados al respecto; pero ¿qué pasa con la violencia que los medios ejercen hacia las audiencias y lectores? Esa es menos visible y más preocupante.
En los programas de radio y televisión, principalmente los enfocados a jóvenes y adolescentes, es común escuchar bromas e insultos, principalmente a las mujeres y homosexuales. Escudados en el argumento fácil de la libertad de expresión, locutores y conductores atacan verbalmente a diestra y siniestra sin pensar en las consecuencias de sus acciones.
Un monitoreo realizado por el Consejo Ciudadano por
El sondeo registró 128 ejemplos de violencia psicológica, incluyendo laboral, doméstica, económica o patrimonial y física; más de 60 escenas de rivalidad entre mujeres, 24 actos de discriminación por género y 13 por color.
El análisis no fue hecho con criterios al azar o bajo el consenso del Consejo Ciudadano, por el contrario, utilizaron parámetros de
La radio no se salva, durante una semana se revisó “El Panda Show”, programa transmitido por Radio Fórmula encontrando 184 comentarios en los que se violenta, discrimina y ridiculiza a las mujeres: en 92 se les dice “tarimapendecuaras”, “hijas del maíz”, “cerdas” o “comadronas”; en 52 se le discrimina llamándolas “pobretonas” e “ignorantes” y en 42 se les ridiculiza por su voz.
Uno de los programas más misóginos en la televisión mexicana fue “Guerra de Chistes” que transmite Telehit, según el monitoreo de dos meses “en una de las emisiones se produjo una de las expresiones más sórdidas de violencia, cuando la mujer, Carmen Yered Licona, alias la ‘Wanders Lover’, solicita su regalo de cumpleaños y en respuesta es sometida por dos de los integrantes para que el tercero le propine dramáticamente un cinturonazo y luego la obligue a levantar los brazos para evitar que se sobe y de esta manera exhibir sus senos”.
La situación es alarmante porque los medios se vuelven reproductores de conductas, los jóvenes tienen como figuras a seguir a personajes que enseñan en cada mensaje que es correcto maltratar, discriminar, agredir y menospreciar a cualquiera que sea diferente. La educación que se lleva a los hogares a través de este tipo de programas no sólo denigra a los productores conformistas, incapaces de crear programas inteligentes y cómodamente instalados en la comedia del pastelazo y la burla.
Es cierto, los medios son objeto de la violencia de la delincuencia organizada que ataca a quienes en ellos laboran como una forma de intimidación para que dejemos de informar aquello que no les conviene, pero también son reproductores de esa violencia al generar un ambiente en el que lo correcto es agredir, denigrar y discriminar. Se vale exigir respeto, pero también se debe aprender a respetar.
israel.martinez@milenio.com
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J. Israel Martínez Macedo