De medios y otros demonios
El complejo 2011
J. Israel Martínez Macedo
A estas alturas del año es ocioso y hasta burdo decir que la elección para gobernador a celebrarse en 2011 ya comenzó pues los aspirantes mueven sus piezas desde hace ya algunos meses; sin embargo, los escenarios no son simples y hay un ingrediente extra que parece no importarle a algunos: el proceso de sucesión presidencial de 2012.
El PRI, en el discurso, dice no tener miedo a una alianza PAN-PRD; en los hechos, sus diputados anuncian una reforma electoral previa a la elección gubernamental en la que no sería extraño encontrar un candado para evitar esta posibilidad, a saber: compatibilidad de ideologías será el argumento.
En el partido tricolor el asunto es complejo, hay quienes piensan que cualquiera sea el elegido llegará en caballo de hacienda a la elección pero en realidad los priistas no la tienen tan fácil.
Los compromisos del gobernador serán factor, sobre todo en casos donde la población se queja de hospitales sin medicinas o médicos, vialidades de relumbrón inconclusas o con fallas a sólo unos días de haberse inaugurado, sin contar los que de plano no se cumplirán como el reordenamiento del transporte.
A pesar de ello, los suspirantes ya aplican sus estrategias, algunos esperando la instrucción que salga de la oficina de Lerdo 300; otros prefieren publicitarse a través de plumas afines que, ni tardas ni perezosas, presentan argumentos sobre por qué “ése” y ningún otro puede ser el candidato.
El manejo político deberá hacerse con el tejido más fino, el riesgo de una división (que no una fractura) con miras a la presidencial de 2012 es una posibilidad que no se puede ni debe descartar, sobre todo tomando en cuenta los egos de quienes se encuentran en el tablero de juego. Septiembre no sólo será el mes del bicentenario sino también el que perfile la candidatura oficial.
En la oposición la situación no es más sencilla. PAN y PRD han anunciado una alianza para 2011 pero ello supone que deberán buscar un candidato que no sólo represente los intereses de ambos organismos políticos, sino que también tenga buena imagen ante un electorado cansado.
Es evidente que debe arrastrar a votar tanto a ciudadanos indecisos como a independientes, de otra forma las estructuras volverán a operar y el tricolor se llevará la elección sin lugar a dudas.
PT y Convergencia, entregados a los caprichos de López Obrador, difícilmente se sumarán, aunque existe la posibilidad de que al ver una mínima opción de triunfo ambos organismos se unan a la alianza abandonando los preceptos mesiánicos del tabasqueño.
PVEM y Panal no representan mayor enigma. El verde es, más que un satélite, una sucursal del PRI. Los aliancistas seguirán la línea que Elba Esther les dicte y ésta tiene un “compromiso” más que marcado por lo que no hay mayor duda sobre el actuar de estos “minis”.
Los priistas deben entender que las elecciones están ligadas y que no les van a permitir que los proyectos personales estorben al objetivo llamado Presidencia. La oposición deberá dar muestras de madurez pero, por encima de todo, de sabiduría en la selección del candidato. Las respectivas dirigencias mantienen la esperanza de dar un buen golpe al proyecto tricolor de 2012, aún perdiendo la gubernatura.
israel.martinez@milenio.com
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J. Israel Martínez Macedo