De medios y otros demonios
La vida-televisión
J. Israel Martínez Macedo
A principios, la historia digna de un guión de Tarantino. Don Alejo Garza Tamez, tamaulipeco, decidió no temer ante las bravatas de la delincuencia organizada que intentó apropiarse de su rancho. Se resistió a vivir con miedo. Como la gran mayoría de mexicanos no confió en las autoridades porque; lo sabía, cobardes; no lo ayudarían por temor o colusión. En todo caso decidió enfrentar a los agresores que lo mataron a granadazos pero nunca lo derrotaron.
Como Don Alejo, muchos, cientos enfrentan a la delincuencia organizada o común. Pierden la vida defendiendo aquellos a quienes aman o eso por lo que han trabajado arduamente. Las calles, casas y negocios se llenan de escenas de “CSI” o “La ley y el orden”; homicidios a manos de un tipo que, presa del miedo, acciona su arma o lanza la puñalada asesina para huir despavorido.
Mientras la mayoría vive su cotidianidad en el anonimato de las series policiacas; los políticos, responsables de la situación actual, le cambian de canal y escogen el mundo de las telenovelas. Sí, la boda Peña-Rivera fue un montaje con recursos públicos para un evento que, el mismo gobernador dijo: era privado.
Policías que tendrían que vigilar las calles usados para mantener lejos a la chusma, mirones y fanáticos que no obstante prefieren el melodrama pensando que el sueño vendido por décadas en Televisa se puede hacer real.
La sospecha de un acuerdo estilo medieval entre dos grandes familias -los que detentan el poder político y el poder mediático que sellan la unión de sus intereses con un enlace matrimonial-, se reforzó. Se olvidó la vieja premisa “en política, la forma es fondo” (Jesús Reyes Heroles dixit) y el descuido dejó ver más de lo que se creyó.
Sin el menor recato, las fotos del interior de catedral y la boda civil se subieron con celeridad a la página de comunicación social del gobierno estatal con los folios 4092 y 4093, imágenes del mismo autor para las páginas públicas en Facebook de Angélica Rivera y Enrique Peña, incluso, cuando se supone que ambos estaban de fiesta. Por si la había, no queda más duda: los dos espacios se manejan, para la manipulación sentimental-ideológica, desde las oficinas de Lerdo 300, en Toluca, ¿para qué? No sé, quizá un maquiavélico plan rumbo a 2012.
Sartori es contundente en “Homo Videns”: Non vidi, ergo non est. La batalla de Don Alejo contra el narco no tuvo cobertura mediática, no apareció en YouTube o ni en el blog del narco. Por ello y tal vez porque es evidencia fiel de la ineficacia de todos los niveles de gobierno y la desconfianza de la gente en su capacidad, la historia se perdió.
La vida convertida en serie de televisión nos ofrece capítulos diarios, nuevos y reales de “Crímenes sin resolver” que desencadenan en furiosos reclamos de justicia en cualquier parte del país. En contraparte, escenas de telenovelas privadas se producen con dinero público, fiestas palaciegas a costa del erario, total: “Panem et circenses” (Juvenal, Sátira X).
@Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com
Te felicito. No tengo el gusto de conocerte, pero sinceramente es raro encontrar en los medios locales personas que sepan escribir y tengan las ideas claras.
ResponderBorrarSaludos.