Los albores de una nueva era / Columna

De medios y otros demonios

Los albores de una nueva era

J. Israel Martínez Macedo

Las redes sociales son un fenómeno por demás interesante en su desarrollo e interacción; en los últimos días, han dado muestra de la capacidad con que cuentan para movilizar a la sociedad por distintos temas obligando a personajes públicos y políticos a cambiar sus actitudes.
Este tipo de comunicación está generando un proceso que va creciendo a ritmos acelerados y que, de la mano con su utilización en dispositivos móviles como teléfonos celulares o tablets facilitan la interacción social.
Entre los ejemplos más recientes tenemos el caso de Karen Plata que a través de su cuenta en Twitter @KarenzzCobain logró hacer que las autoridades de todos los niveles (incluida la Presidencia de la República) se interesaran en el rescate del cuerpo de su hermano quien había caído al agua en la presa Madín, en Naucalpan.
Otro caso muy conocido fue el del payaso “Platanito Show” quien en uno de sus espectáculos privados fue grabado haciendo un chiste de mal gusto sobre los niños de la Guardería ABC de Sonora y que le costó que los usuarios de las redes sociales exigieran algún tipo de castigo. A final de cuentas, Sergio Verduzco Rubiera, quien encarna el personaje, anunció la decisión de cancelar presentaciones ya hacer algunos arreglos.
Las redes sociales comienzan a manifestarse como el punto de opinión de los ciudadanos sobre temas que tienen que ver con el funcionamiento y la vida de la sociedad, igual aplauden (aunque raramente) alguna acción que consideran apropiada, como condenan otra que simplemente no pasa el rasero del gusto popular.
Como en ocasiones anteriores el impacto de las redes no es independiente al eco que reciben de los medios tradicionales pero comienzan a adquirir mayor fuerza en el interés de los actores políticos e instituciones públicas para la atención de problemas concretos y reales a través del contacto por estos medios virtuales.
Las redes como herramientas pueden ser ese eje de cambio que movilice a las instituciones en beneficio de la sociedad y que, al mismo tiempo, se convierta en el lugar común para que la sociedad pueda observarse a sí misma y un promotor para que la gente se interese en los temas políticos.
Las herramientas valen por el uso que puede dárseles y también existe el riesgo de que utilicen de manera incorrecta como esquemas para manipular, desinformar y malinformar sobre algún tema o personaje público como parte de las múltiples estrategias que se diseñan para obtener el poder.
Afortunadamente estas redes sociales han aprendido a generar, a través de sí mismas, mecanismos de defensa no sólo contra estas acciones sino contra las amenazas de censura de las que han sido objeto como ocurrió con las iniciativas SOPA y PIPA en Estados Unidos, SINDE en España, la llamada Ley Döring en México e incluso el ACTA.
Estamos en el origen de estos mecanismos y en este momento caminan como esa palestra en la que la discusión se presenta y logra llegar hasta los más altos niveles del gobierno, de seguir así, la democracia podría estar viviendo una incipiente nueva etapa pero hay que esperar para ver cómo se desarrolla.

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