Por debajo de la “mesa” / Columna

De medios y otros demonios

Por debajo de la “mesa”

J. Israel Martínez Macedo

Los priistas, envalentonados en su soberbia, convocaron. Los panistas, incrédulos por la rendija que abrieron los punteros, aceptaron. El motivo taaaaan relevante que convocó a un “debate” entre los dos partidos con mayor número de seguidores en el país fue descubrir la intriga de si se cumplió, o no, un compromiso de campaña de Enrique Peña como gobernador.
La llamada “Mesa de la verdad” terminó convertida en el “Circo de lo superfluo” ante la falta de un asunto de trascendencia (verdadera trascendencia) para el país que pueda tratarse en éste, que debería ser un gran nivel de discusión.
Los dimes y diretes entre panistas y priistas terminaron en chisme de vecindad y jaloneo de lavandero. Tan responsables unos como otros, ambos llevaron a sus respectivas huestes justo con el mismo fin: si algo no sale bien, reventamos la discusión; y eso pasó.
Los priistas, preocupadísimos por las condiciones de seguridad que se estaban perdiendo, no se preocuparon por las mismas en lo que conllevaría realizar esta actividad en una de las vías más transitadas; sí, en plena calle, pues.
Los panistas, ocupados en su asunto de hacer tropezar a los tricolores, tampoco repararon en el tamaño de problema que se pudo haber generado si una vez más, perdían el control de la masa; como acostumbran.
Cada uno confiado en haber ganado. Unos por haber mostrado su civilidad y la irresponsabilidad de los otros. Los otros por haber dejado sin argumentos de defensa a los unos obligándolos a retirarse. En realidad ambos perdieron pues el termómetro de las redes sociales se encargó de hacerles saber que su actuar y decir se resumieron en chistes.
A final de cuentas el asunto se complicó, ya no sólo es descubrir si se cumplió el compromiso 127 sino, además, ¿dónde demonios está? Porque ahora resulta que se está confundiendo con otro más.
Es entendible que el PRI cayera en el juego albiazul, a final de cuentas están basando la campaña de Enrique Peña en que cumplió sus compromisos en el Estado de México (aunque habría que agregar aquí el famoso “haiga sido como haiga sido”, Felipe Calderón dixit), pero era innecesario, la campaña panista no había tenido impacto hasta que los priistas le soplaron a la brasa y se prendió el fogón, lo cual no quita que siga siendo un error.
Lo más lamentable es el nivel de debate que la contienda presidencial —en teoría la más importante del país— se encuentra sumida. Es preocupante que los postulantes a encabezar el Poder Ejecutivo y quienes seguramente serán contraparte en el Legislativo, no puedan discutir ni un tema tan baladí como es el saber si se cumplió o no un compromiso de campaña que nada afecta al desarrollo del país.


Twitter: @Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com