Ley para unos cuantos / Columna

De medios y otros demonios

Ley para unos cuantos

J. Israel Martínez Macedo

Los diputados del estado de México aprobaron, el 29 de diciembre de 2006, una reforma “a modo” a la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de México con la que se intentaron autoproclamar paladines de un gobierno abierto y cristalino.
Sin embargo, no pasó más de medio año para que la máscara se les viniera abajo, para que “sacaran el cobre”. Ahora que se llevó a cabo la reunión interparlamentaria de Ixtapan de la Sal, que sólo sirvió para que exhibieran sus excesos e irresponsabilidad, ocultan el monto de lo que costó dicha reunión.
Y ni como apelar a la reformada Ley de Transparencia porque definitivamente no hay forma de exigirles que hagan públicos sus gastos, simplemente se dejaron fuera de los sujetos obligados de la ley bajo la excusa de que para eso está la Secretaría de la Contraloría del Poder Legislativo.
Siendo así las cosas, habría que preguntarle al contralor de la Cámara sobre los gasto de los diputados, si estaba contemplado, si incluye los viajes a España, Washington, Chihuahua, y la siguiente reunión con los asambleístas del DF anunciada para antes de que termine este mismo año.
En definitiva, la imagen pública que los diputados locales se están haciendo con este tipo de actitudes, decisiones y acciones, no es muy buena, tal parece que se les olvida que en un par de años más estarán, nuevamente haciéndole al “trapecista”, queriendo armar sus equipos de “magníficos” y participar en “campaña por un hueso”.
Los excesos de los diputados no serán olvidados, por lo menos no por aquellos políticos que usarán todo lo que esté al alcance de su mano para atacarlos en una elección venidera. Los excesos y abusos del poder se mantienen.
Todavía tuvieron el cinismo de descalificar las declaraciones de su colega, Carlos Alberto Pérez Cuevas, quien cuestionó los “logros” de la reunión de interparlamentaria, que en algunos corredores y pasillos ya cambio de nombre para ser conocida como “La bacanal de Ixtapan”.
Si los diputados no abren la información al público en general y se resisten ha transparentar sus actividades, dejando dicha obligación sólo para el Ejecutivo, sus dependencias y los municipios, entonces no quedará la menor duda de que los legisladores no sólo han abusado de sus cargos, se protegieron para no ser investigados, y están totalmente de acuerdo en cubrirse unos a otros.

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