De medios y otros demonios
El riesgo de ser periodista
J. Israel Martínez Macedo
Paco: mis más sentidas condolencias,
te deseo una pronta resignación
Tuvo que ocurrir el décimo segundo homicidio de un reportero durante 2009 en México para que una institución de este país,
La cifra carece de ser el dato oficial, hay cuentas que elevan la cantidad de muertos este año hasta 18 casos aunque la mayoría coincide en 15. Como sea, es lamentable que México encabece la lista de los países latinoamericanos con mayor violencia contra los periodistas y el más peligroso para el ejercicio del oficio.
La mayoría de los medios que informaron sobre la muerte de José Alberto Velázquez López, finado director del Diario Express de Tulum y colaborador de Canal 30 en esa ciudad, destacaron el hecho de que
La muerte de Alberto Velázquez ocurrió el 22 de diciembre, viajaba en su camioneta cuando dos sujetos en una motocicleta se le emparejaron y uno de ellos disparó en su contra hiriéndolo de muerte en el pecho.
A pesar de la agresión, el periodista logró huir del lugar pero calles más adelante perdió el control del vehículo y terminó impactándose contra una camioneta estacionada para morir a pesar de los intentos del personal de
Eugenio Morelos, director de Expresiones de Tulum, reveló que cuando su compañero agonizaba acusó del ataque a un “agente” del alcalde de la ciudad, Marciano Dzul, la versión coincide, según relata el reporte del Centro de Periodismo y Ética Pública (Cepet), con lo publicado por MILENIO Diario, donde se afirmó que antes de morir el periodista dijo que sus atacantes “fueron los que criticaba”.
El mismo reporte del Cepet informa que el procurador de Justicia de Quintana Roo, Bello Melchor Rodríguez Castillo explicó que tras el atentado dos personas que viajaban por las calles de Tulum en una motocicleta y que usaban guantes de látex fueron detenidos, brillantemente, se les realizaron pruebas de radizonato de sodio que dieron negativo a disparos de armas de fuego y fueron liberados.
La dependencia de justicia inició la averiguación previa TAP-911/2009 bajo la cual las líneas de investigación acusan desde su actividad laboral como periodista y abogado hasta “motivos pasionales” como el móvil del crimen. De
Detener dos sospechosos y aplicarles pruebas de radizonato a pesar de saber que usaban guantes de látex suena a burla, acusar “motivos pasionales” es ya un insulto. Es la incapacidad de las autoridades, traducida en impunidad, lo que hace verdaderamente peligroso ejercer no únicamente el periodismo, sino cualquier otra actividad en México ¿Hasta cuando la sociedad va a permitir que esta situación se siga dando? Parece ser sólo cuestión de tiempo… muy poco tiempo.
israel.martinez@milenio.com