Prensa y feminicidios / Columna

De medios y otros demonios

Prensa y feminicidios

J. Israel Martínez Macedo

La prensa le debe una disculpa a la sociedad por el tratamiento parcial del tema de los feminicidios, no sólo en el Estado de México sino en el país. Los reporteros nos hemos limitado, cómodamente, a reproducir declaraciones políticas que buscan desvirtuar y minimizar un serio problema en lugar de investigar y presentar información completa y detallada sobre él.
Por desconocimiento, los reporteros aceptan como tal y reproducen sin cuestionar la definición política de feminicidio: asesinato de mujeres única y exclusivamente por cuestiones de género; concepto parcial que sólo abona a la retórica y no cumple con lo que el término representa según fue creado.
La palabra feminicidio surge como una castellanización realizada por la académica Marcela Lagarde y de los Ríos tras la publicación de la investigación presentada en 1992 por Jill Radford y Diana Russell “Femicide: The politics of woman killing” (Feminicidio: Las políticas del asesinato de mujeres) en Ciudad Juárez.
La forma en que comenzaba a desvirtuarse el concepto lleva a Marcela Lagarde a hacer una precisión en una conferencia dictada en la Universidad de Oviedo el 12 de enero de 2006, disponible a través de la página http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Feminicidio donde diferencia los términos “Femicidio” y “Feminicidio”.
Explica que “Femicidio” (traducción literal de “Femicide”) se limita al asesinato de mujeres y sólo se contrapone al de “Homicidio”. Por eso se elige “Feminicidio” como “una categoría analítica de la teoría política” que permita hacer frente al problema de la violencia de género y detalla, esto es importante resaltarlo, que hubo autorización de la creadora del vocablo en inglés, Diana Russell, para castellanizarlo como “Feminicidio” y no como “Femicidio” con el fin de resaltar la distinción.
En su libro, por tanto el concepto original del vocablo, Radford y Russell definen el feminicidio: “Se trata de crímenes de odio contra mujeres”. Escueta pero concreta, la definición alcanza no sólo los asesinatos sino todo un conjunto de hechos violentos contra el género femenino.
Esto implica que también debe considerarse feminicidio aquella agresión física en la que la víctima mujer haya sobrevivido a su agresor; los actos en que por discriminación de género se les niega a las niñas, adolescentes y jóvenes el acceso a la educación; entre otros muchos, es decir, “crímenes” (en la acepción más amplia de esta palabra) de odio contra mujeres.
Los políticos buscan confundir y reducir el “feminicidio” a simples “femicidios” y utilizan esta delicada problemática como arma político-electoral con la intención de sumar o restar votos a sus contendientes en un proceso de este tipo.
Por eso el gobierno del Estado de México hizo hasta lo imposible por evitar la investigación de feminicidios en la entidad. Por eso el diputado Luis Videgaray salió a la defensa estadística del gobierno mexiquense en su blog http://luisvidegaray.com/2011/01/feminicidios-en-el-estado-de-mexico-las-cifras/ para abonar en la confusión de feminicidio con femicidio.
Es triste ver que un gobierno y un representante popular estén más preocupados y ocupados en atender la cuestión política del asunto que en dar soluciones reales a un problema social delicado pero es imperdonable que la prensa no investigue, dude y cuestione (esencia de su existencia) las declaraciones que buscan desvirtuar; siendo, así, cómplice de los políticos. Por ello, reitero, se debe una disculpa a la sociedad.

@Mega_J_Israel_M
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