Recuento de daños 2005-2011 / Columna

De medios y otros demonios

Recuento de daños 2005-2011

J. Israel Martínez Macedo

Pese a la tentación que implica hablar del escándalo por la presunta infidelidad de Loret de Mola y cómo suma esto al pleito entre Grupo Reforma y Grupo Televisa que terminará en… nada relevante. Mejor hagamos un balance de la administración de Peña Nieto en estos, sus últimos días como gobernador.
Inicialmente el mandatario mexiquense presentó su plan de trabajo dividido en tres áreas: seguridad pública, seguridad económica y seguridad social. Ninguno de ellos es, al finalizar la administración, un objeto de orgullo o promoción por parte del gobierno mexiquense y quizás por eso mismo no se mencionan.
En seguridad social simplemente no se pudo con la pobreza extrema, uno de los objetivos: erradicarla de la entidad, jamás pasó. Eso sí, se avanzó en la integración de comunidades marginadas como los pueblos indígenas pero eso no sirvió para cambiar su situación.
En seguridad pública aumentaron los robos de vehículos, a transeúnte y casa habitación, también hay más secuestros y todos los días leemos de, al menos, una ejecución en algún punto de la entidad. De los municipios de la zona sur no se habla porque es tierra de nadie, la delincuencia organizada asesinó a dos alcaldes (Ixtapan de la Sal y Zacualpan) y lo que es más relevante: la población en todo el estado ya no se siente segura de salir a la calle.
En seguridad económica se quedaron pendientes algunos proyectos de desarrollo, las baterías se enfocaron en el apoyo a las mujeres empresarias particularmente, sin dejar de atender lo que ya se hacía para los empresarios varones; sin embargo, el rubro de inseguridad impactó de lleno en el crecimiento.
Los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS) buscaban garantizar la obra pública y el desarrollo empresarial pero los beneficiados resultaron extranjeros como la española OHL que recuperará al cuádruple su inversión en distintos ramos carreteros. Eso deja una deuda estratosférica 400 veces más grande que la anterior, aunque claro, la que se tenía sí se redujo… un poco.
En contraparte, todo el peso de la administración se enfocó en los 600 compromisos Casi se cumplieron a cabalidad. La gente reconoce que las promesas de campaña se hayan concretado pero pocos le dan algún valor de relevancia al hecho, después de todo: esa era la obligación mínima.
En lo político el partido en el poder se reposicionó en la entidad: cuenta con la mayoría de las diputaciones locales y federales así como de las presidencias municipales. Recuperaron localidades como Ecatepec y Nezahualcóyotl, al oriente; y Tlalnepantla, los Cuautitlanes, Atizapán y Naucalpan en el Valle de México además de que algunos de los que perdieron fueron ante candidatos escindidos del tricolor.
En resumen de estos seis años: en política, muy bien; en desarrollo social, más o menos; en economía, contrastes y en seguridad pública, para llorar y salir huyendo; eso sí, se cumplieron más o menos todos los compromisos/promesas de campaña. Se logró atender apenas lo mínimo, se zanjaron los problemas del momento pero muy poco se hizo para el desarrollo a largo plazo, se atendió lo urgente pero se quedó a deber —por mucho— en lo necesario.

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