De medios y otros demonios
Todos somos responsables
J. Israel Martínez Macedo
Con el asesinato de las reporteras Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trapaga el conteo de periodistas víctimas de la delincuencia en México asciende a nueve en lo que va de 2011 y, aunque algunos casos tienen como móvil el robo, la constante es la preocupación regional de los trabajadores de los medios.
Sin lugar a dudas y lastimosamente, nuestro país es el sitio más peligroso para el ejercicio del periodismo en todo el mundo, más allá de las cifras y datos recabados, es un hecho que hacer periodismo de calidad para investigar la delincuencia organizada, la corrupción y varias otras cosas que ocurren en este lugar es prácticamente firmar una sentencia de muerte.
Es cierto que la inseguridad y los muertos no son privativos de la actividad periodística. Quienes fallecieron mientras se divertían en un casino de Monterrey, los que van caminando por la calle y caen víctimas de una bala perdida, quienes perecen a causa de una agresión con arma blanca podemos ser, en este momento, cualquiera de nosotros.
La cuestión es que la descomposición social ha llegado a tal extremo que se pierde el interés sobre lo que pasa en otras regiones para enfocarse en lo que ocurre en lo cercano, en lo propio y nada más.
El sur del Estado de México es objeto de ataques y violencia que se intensificó desde hace un par de demandas con la presencia de más elementos de la ASE y el Ejército mexicano en los municipios de Luvianos, Tejupilco, Sultepec, Zacualpan, Ixtapan de la Sal y hasta el turístico Valle de Bravo; sin embargo, no hay forma de que los reporteros puedan realizar su trabajo sin poner en riesgo sus vidas.
Cualquiera que pregunta algo, quien se atreva a averiguar qué está pasando, quien hable se vuelve en una víctima más de esto que se ha convertido en una masacre porque definitivamente se ha superado el término guerra.
Esa misma preocupación regional que vive el país se refleja en los medios y sus reporteros. Los del norte ocupados y preocupados por ellos, los del centro lo mismo, los del Golfo de México tienen igual problema. Todos comparten el flagelo de la delincuencia, los políticos corruptos, el descontento de la gente que encuentra en ellos una forma de sacar el coraje y rencor acumulado, pero sólo hay preocupación por lo regional.
Los reporteros del norte ocupados en sus víctimas, en “presionar” a su modo y hasta donde se pueda para obtener resultados de las investigaciones y que los casos no queden en la impunidad; los del centro, el Golfo, el Pacífico, cada uno haciendo lo mismo.
El miedo nos ha hecho perder el horizonte, nos orilla a vivir viendo sólo por nosotros mismos y nada más, nos hace cometer errores, nos hace decidir mal y nos lleva a un círculo vicioso en el que nos entrampamos. Tenemos dos opciones, vencemos el miedo, vemos y cambiamos nuestro entorno o nos rendimos como país a la delincuencia. Es nuestra decisión, una decisión individual que afecta en lo grupal pero todo somos responsables del resultado, eso sin duda.
Twitter: @Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar, responderé a la brevedad posible.
J. Israel Martínez Macedo