Y el contenido, ¿qué? / Columna

De medios y otros demonios

Y el contenido, ¿qué?

J. Israel Martínez Macedo

Con o sin debate, la sola propuesta del presidente, Felipe Calderón, rindió frutos para el mandatario. De entrada consiguió la división de los perredistas, distracción del contenido del Informe y además ha generado un interés morboso en algunos ciudadanos por saber qué va a pasar el próximo sábado.
La semana que comienza será un largo ir y venir de dimes y diretes entre perredistas, panistas y priistas que intentarán jalar la mayor cantidad de agua a su molino de tiempo gratis en televisión, radio y cuanto medio se pueda.
A final de cuentas, el formato del Informe no será cambiado. Sin embargo aún queda pendiente saber si dejarán que el Presidente de la República lea un mensaje a la nación desde la tribuna de San Lázaro o simplemente dejará el texto en la puerta, como hizo Vicente Fox, y luego tomará por asalto la señal televisiva y radiofónica para dar su mensaje.
Perredistas y panistas se reunirán en esta misma semana para buscar llegar a un acuerdo en cuanto se refiere al formato del Informe. Los panistas buscarán obtener el carro completo, mensaje y todo incluido, mientras que los perredistas primero tienen que definir su postura de grupo para después poder negociar ante los blanquiazules.
De entrada los del sol azteca le han bajado al radicalismo, quien será la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, asegura que llamará a “Presidente” a Felipe Calderón, aunque no está de acuerdo con que éste dé un mensaje ala nación desde la máxima tribuna. En contraparte, el líder de los senadores perredistas, Carlos Navarrete, advierte que puede darse la posibilidad de la lectura del mensaje, pero que ello depende de los acuerdos que logren con Acción Nacional.
Aunque se decía que en su momento se podría gestar una división del PRD en su congreso nacional, el hecho es que se corre más riesgo durante el Informe. Si los diputados y senadores perredistas acuerdan dar las facilidades necesarias a Felipe Calderón, y algún o algunos “pejistas” terminan por armar un desgarriate de manera personal, el PRD quedará muy mal parado y entonces sí vendrán las reflexiones sobre continuar apoyando a AMLO o mantenerse en una izquierda más moderada.
Es un hecho que legalmente es imposible una modificación constitucional que esté lista en tiempo y forma para el próximo sábado y que permita el debate entre Presidente y legisladores. Para que esto ocurra se tendría que presentar una propuesta que deberá ser aprobada por dos terceras partes del Congreso de la Unión, después ser turnada a las legislaturas de los estados para su votación y sólo si se aprueba por la mayoría de éstas se aplicaría la reforma.
De tal forma que es imposible que exista debate y tampoco es posible que se le impida el acceso al recinto a Felipe Calderón pues el artículo 69 constitucional es muy preciso al respecto: “A la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso asistirá el Presidente de la República y presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país”.
En tal caso, lo único que queda pendiente es conocer si habrá un mensaje a la nación desde la máxima tribuna o simplemente se hará acto de presencia para la apertura del primer periodo de sesiones, se entregará un informe por escrito y se retirará.
En cualquier caso, como diría Jesús Reyes Heroles, “en política la forma es fondo”, y en este caso el fondo es si el PRD va a dar, o no, el reconocimiento al presidente “deslegitimado” apenas un año antes; si el presidente ha logrado consolidarse como figura política en el interior del país y si el PRI va a obtener la pesca del día en este río revuelto.
El contenido del Informe: la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, la situación de la pobreza en el país, el nivel educativo de los niños y adolescentes mexicanos, las obras realizadas y los viajes al extranjero, entre otras tantas cosas, es lo de menos, o por lo pronto, es lo que ha conseguido hacer que parezca la Presidencia con la simple estrategia de plantear un debate para el sábado.

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