Escuchar a conveniencia / Columna

De medios y otros demonios

Escuchar a conveniencia

J. Israel Martínez Macedo


En días recientes y a raíz de que se diera conocer la presunta violación de la anciana, Ernestina Ascencio, por parte de elementos del Ejército mexicano en la sierra de Zongolica, en Veracruz, grupos de izquierda encabezados por el PRD han cuestionado severamente la resolución de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, institución que afirma que no hubo tal y que la mujer falleció de complicaciones gástricas y anemia.
Los cuestionamientos se convirtieron en ataques sin medir las consecuencias. Los grupos de izquierda, muy a su estilo, actuaron sin pensar en las repercusiones que tendrían dichos cuestionamientos a la CNDH.
Todo el argumento de los grupos de izquierda gira en torno a las afirmaciones de un grupo de legistas que dicen que sí hubo o no violación, a final de cuentas, en cualquier diagnóstico médico siempre hay discrepancias entre una y otra opinión -ya sea que le detectaron cáncer, agua, o grasa cuando sólo trae un “chipote” en la cabeza-, y hoy resulta que un par de médicos dicen tener la razón absoluta e inobjetable en materia de medicina forense.
Al igual que en el diagnóstico entre cáncer, agua, grasa o un fuerte hematoma (moretón), cada quien escucha sólo lo que quiere oír, y lo más lamentable es la negativa a escuchar la otra versión.
Sin embargo, descalificar a la institución tiene implicaciones “secundarias”. De entrada, se trata de la misma Comisión y el mismo ombudsman que avaló presuntas violaciones a mujeres detenidas en San Salvador Atenco en los hechos ocurridos el 4 de mayo de 2006, hechos que los mismos grupos de izquierda se han encargado de usar como bandera bajo el argumento de que “lo dice la CNDH”.
Para ser claros, lo que los grupos de izquierda están haciendo es descalificar a la institución que brindaba cierta validez y certeza a sus demandas.
Las descalificaciones implican que si la CNDH no es confiable en el caso Zongolica, tampoco puede serlo en el caso Atenco, ni en el caso Digna Ochoa, ni en ningún otro, pues se trata de la misma institución compuesta por las mismas personas.
La imagen del PRD y PT, como partidos -y sobre todo de sus diputadas-, sufrirá un nuevo revés, no es posible que apuntalen a la CNDH para algunos casos y la cuestionen para otros por mera conveniencia.
Los ataques de las diputadas perredistas durante la comparecencia de José Luis Soberanes también dejaron ver que la dirigencia del partido, o la propia coordinación parlamentaria, están más ocupadas en otras cosas que en mantener la imagen de congruencia como un partido maduro y sobrio capaz de escuchar los argumentos, aunque estos no les sean agradables.
Más que una falta de credibilidad a la CNDH, el PRD y PT corren el riesgo de recibir una cucharada de su propia medicina y comenzar a ser cuestionados sobre el por qué sólo avalan los casos que les convienen y descalifican los que no, regresándolos a la imagen de intolerantes e incongruentes y doctrinarios.
Si el PRD quiere evitar regresar al tercer lugar de las preferencias electorales deberá procurar tener una imagen de partido serio y responsable comprometido con las causas de los pobres evitando las descalificaciones y elevando el nivel de debate; logró obtener un importante triunfo en el DF con el asunto del aborto, pero debe ser cuidados en la descalificación, sobre todo de instituciones como la CNDH.

PARÉNTESIS
Una nueva hipótesis que pretende explicar los asesinatos de policías y militares en el país indica una directa relación entre este fenómeno y la extradición de Osiel Cárdenas Guillén a una prisión de máxima seguridad de Estados Unidos, con lo cual vendría un reacomodo de fuerzas, no sólo en las demás asociaciones criminales, sino en el interior del propio Cártel del Golfo que, según dicen, Osiel controlaba desde su celda en Almoloya de Juárez
El relevo en la PGJEM para la jefatura de prensa podría llegar en esta misma semana, luego de que Arturo Salas rechazara el cargo que estaba más que puesto para él.

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