De medios y otros demonios
Buena idea, mala ejecución
J. Israel Martínez Macedo
En la ceremonia del Natalicio de Benito Juárez, el secretario general de gobierno, Luis Miranda Nava emitió un mensaje que tuvo tantas lecturas como analistas puede haber en el medio.
En el entorno de una reciente discusión sobre alianzas y descalificaciones, los partidos de oposición en la entidad se colgaron el saco y mostraron los dientes acusando al secretario general de gobierno mexiquense de reiniciar los ataques.
¿Lo que motivó tal reacción?, una frase desafortunada: “es previsible un incremento en la lluvia de piedras de lodo, provenientes de manos que después se esconden. Esta es la crónica de una guerra sucia anunciada. Ya lo han reconocido, afirmando que la ética y la política caminan por caminos diferentes. Dicho de otra forma: el fin justifica los medios. Discrepamos absolutamente de esta visión”.
La misma fue achacada como un mensaje del gobierno del Estado de México a un importante rival en la contienda por la candidatura presidencial del PRI en 2012: Manlio Fabio Beltrones, quien, apegado a su estrategia, se negó a caer en el juego y no se dio por aludido en la misiva.
Una tercera versión apunta a un mensaje “codificado” para los priistas mexiquenses. La lectura -hecha con anterioridad en este espacio- respecto al riesgo que representa la elección a gobernador en 2011 y las evidentes maniobras de algunos suspirantes que alinean baterías hacia ese objetivo olvidando todo lo demás.
En la lectura detallada del discurso pueden encontrarse estas alusiones y advertencias: “Los mexiquenses tenemos claridad en los tiempos; nadie, nadie debe anteponer proyectos personales a los superiores del Estado. Que nadie se atreva a rebasar el proyecto mexiquense, porque todos seremos garantes y actores del único proyecto que se llama Estado de México”.
El malentendido se deriva de que el discurso fue incorrecto en su mensaje al no dejar evidente el destinatario, éste se pierde en la inmensidad de posibilidades y termina por ocurrir que los receptores finales simplemente ignoran el contenido. Dicho de otro modo, no sirve de nada si quienes son el objetivo de la comunicación no se dan por aludidos.
A final de cuentas los malos entendidos no pasaron a mayores pero el mensaje también pudo darse como no recibido. El explosivo discurso queda como una anécdota más porque no tuvo la claridad suficiente y se pierde en el mar de casos.
A pesar de todo, para ese fin superior llamado candidatura presidencial, el hecho sirvió como un buen distractor sobre otra cuestión: ¿tiene algún fin práctico y útil para la entidad esa campaña anunciada en televisión y radio por el gobierno mexiquense para conocer las prospectivas del país? Después de todo se realizará con recursos del erario mexiquense.
Una sola cosa queda clara: el trabajo con miras a 2012 comenzó abiertamente. Aunque las declaraciones sean contrarias, los hechos indican que así es.
israel.martinez@milenio.com
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J. Israel Martínez Macedo