Los trabajos en la Lerma-Tres Marías y la ampliación de Las Torres hasta San Mateo Atenco así como la falta de limpieza de los canales que arrastran la basura colocan a los habitantes de la zona en una situación de riesgo por inundaciones
San Mateo Atenco – J. Israel Martínez
La construcción de la autopista Lerma-Tres Marías y la ampliación de la vialidad Las Torres hasta San Mateo Atenco colocan a los habitantes de la zona en una situación de riesgo por inundaciones y, al mismo tiempo, a las propias obras; sin considerar la alteración a su vida social.
Al recorrer el lugar se pueden observar una serie de pequeñas acciones realizadas por los constructores de ambas obras que amenazan conjuntarse en la temporada de lluvias a algunas omisiones de los servidores públicos, como la falta de limpieza de los canales que arrastran la basura desde Metepec, para abonar a una nueva inundación del municipio.
Un canal natural que sirve como dren y un cárcamo creado por la administración actual fueron cerrados para facilitar la construcción de la ampliación a la vialidad Las Torres lo que, sumado al aumento de nivel a un costado del borde del río Lerma para el paso de
En época de estiaje, la zona que bordea el río Lerma tiene una aridez muy peculiar. Cuando el viento sopla, el polvo se levanta y golpea el rostro, en tanto que se forman algunos remolinos en los campos que en unos meses mostrarán los retoños de la siembra.
Al lado poniente del caudal pueden observarse casas en las que viven una, dos o hasta tres familias juntas, las construcciones se encuentran rodeadas por varias parcelas. En las paredes de algunas viviendas aún pueden observarse las marcas de hasta un metro y medio de alto, remembranzas de inundaciones anteriores.
Por el lado oriente se observa el trabajo de camiones y aplanadoras que recorren lo que será la cinta asfáltica de la autopista Lerma-Tres Marías que agilizará el escape del Distrito Federal a Cuernavaca, en el estado de Morelos.
Para realizar la obra, se observa una base de piedras de tepojal sobre la cual corre una fina capa arenisca que es aplanada por máquinas pesadas. Esto es así porque está construida sobre el borde entre la laguna y el río.
La vialidad tiene una altura que se observa por encima de la margen del afluente, lo que la convierte, al mismo tiempo en una especie de dique que, en caso de desbordamiento, arroja el agua hacia el otro costado, es decir: justo hacia las casas.
En algunos puntos pueden observarse tubos de concreto que, eventualmente permitirían el paso del agua hacia la laguna, pero estos también están por encima de la margen del río, con lo que se observa que el objetivo no es evitar que el agua sea lanzada hacia las casas sino que sólo no llegue a tal nivel que impida el tránsito por la vialidad.
AMPLIACIÓN LAS TORRES
Paralela a Paseo Tollocan se construye la ampliación a la vialidad Las Torres, que conectará Zinacantepec, Toluca, Metepec y San Mateo Atenco como una respuesta a los congestionamientos que se viven en la, hasta ahora, única vía de acceso a la capital mexiquense.
A sólo unas cuadras de la avenida Benito Juárez, la vialidad principal de San Mateo Atenco se había excavado un cárcamo de
Al recorrer el camino que ocupará la nueva vialidad, justo a un costado del puente que se construye para librar el entronque con
Del otro lado del camino se observa un canal, el de San Diego según señalan los lugareños; el agua estancada arroja un aroma desagradable y de un color verde intenso. Al fondo, se puede observar el motivo: para hacer pasar la vialidad, los constructores bloquearon la desembocadura.
Son estos pequeños detalles los que atemorizan a los habitantes. Saben que cada uno por sí mismo no representa un riesgo real pero también son conocedores de que en época de lluvias todos ellos se conjuntan hasta terminar en un mismo resultado: inundación.
Los vecinos están temerosos de que al cerrar los drenes naturales y el cárcamo, el agua no tenga a donde correr y termine estancada en la zona de San Pedro, justo en la entrada del municipio.
Cientos de familias ya piensan en cómo proteger sus cosas, sienten que se verán afectadas en cuanto comiencen las lluvias. El temor es a la magnitud del daño pues si en ocasiones anteriores, con los drenes libres, sufrieron por unos días; ahora sin ellos esperan estar bajo el agua un buen rato.
En algunas azoteas y patios ya se observan las lanchas que preludian el desastre. Por lo pronto las obras avanzan pues hay un compromiso qué cumplir aunque sea la población quien pague el precio más alto a largo plazo.
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J. Israel Martínez Macedo