De medios y otros demonios
Lucha de gigantes
J. Israel Martínez Macedo
Carlos Slim se cansó. Decidió dejar de pagar publicidad a la empresa que amenaza con demandarlo bajo la acusación de invertir dinero de Telmex en Dish (la competencia directa de Sky) lo que representa un ingreso estimado en 3.8 por ciento de los ingresos por publicidad en televisión abierta y 1.8 por ciento de las ventas totales de 2010 de Televisa.
El origen de este conflicto se encuentra en la pugna por las concesiones y las reglas que el gobierno ha establecido en la comercialización del servicio de televisión satelital de paga. Telmex y MVS firmaron un convenio en el que la empresa de Slim se encarga de la comercialización, distribución y facturación de Dish, en tanto que la de Joaquín Vargas se encarga de los contenidos y la transmisión.
El gobierno federal permitió la sociedad entre MVS y Telmex con la condición de que la empresa de Slim no invirtiera capital y se limitara a los términos del acuerdo.
Pese a todos los pronósticos realizados por la gente de Sky, Dish alcanzó un enorme crecimiento en los dos años que lleva el convenio (se estima que ya alcanzó los 2.6 millones de suscriptores, casi la misma cifra que su competidora).
Desde que se anunció el surgimiento de un servicio de televisión de paga alterno (DirecTV) Televisa se encargó de colocar piedras en el camino a MVS y decidió no cederle derechos de transmisión de sus canales. Tv Azteca hizo lo mismo.
Pese a todo, el éxito llegó al dejar en manos de Slim y Telmex el servicio de de distribución, comercialización y facturación. A través del cobro vía recibo telefónico y con una tarifa bastante menor, Dish está logrando lo impensable: poner nervioso a “Azcarraga’s company”.
El asunto detonó cuando se supo que existe un amague de Televisa de denunciar a Telmex en un juzgado de Nueva York por violar los términos del convenio y haber invertido 300 millones de dólares en Dish Network lo que generó que Slim decida retirar la publicidad de una empresa que amenaza demandarle.
Esta situación pone en el ring a dos gigantes de peligro: el que tiene la capacidad —el poder— de informar, malinformar y desinformar; contra el que tiene la fortaleza —el poder— de desestabilizar económicamente las finanzas, no sólo de cualquier medio, sino de todo el país.
En medio queda el gobierno federal que se observa como un árbitro sin capacidad de poner en orden a los contendientes; peor aún, de resultar avasallado en esta batalla en caso de no ser capaz de encontrar una solución que deje contentos a todos.
¿Qué podemos esperar? Que los empleados de Azcárraga arremetan contra Grupo Carso para generarle una imagen de un villano; en tanto que el magnate puede dar un segundo y hasta tercer golpe: Televisa Radio y Editorial Televisa. Sálvese el que pueda.
@Mega_J_Israel_Martinez
israel.martinez@milenio.com
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J. Israel Martínez Macedo