De medios y otros demonios
La reforma “por la culata”
J. Israel Martínez Macedo
Este martes 2 de agosto el diputado Horacio Jiménez López presentó, durante la sesión de comisiones unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Procuración de Justicia, una propuesta para agravar los delitos de lesiones y homicidio cuando la víctima sea un periodista. La medida fue aprobada en esa instancia pese a que se trata de una iniciativa de tipo coyuntural que no abona a la solución de un problema real y severo: las agresiones a periodistas.
Pese a lo “bonita” que parece la medida, es un hecho que genera muchas dudas, no sólo en cuanto su intención sino en la situación de fondo y las implicaciones que esto puede tener.
Una de las situaciones que hace tan complicado este asunto es la definición legal de “periodista”. Para que se pueda sancionar la misma ley debe indicar qué se entenderá en ella por “periodista” o de lo contrario la aplicación de esta agravante sólo sería posible aplicarse a criterio del juez.
Sobre esa situación se han hecho muchos intentos para lograr una definición clara que abarque las actividades de quienes nos dedicamos a esta labor pero al hacerlo resulta que cualquier persona cae dentro de ella o hay periodistas que quedan fuera del supuesto.
En algún momento se intentó hacer la diferencia con base en la capacidad de publicar o presentar información en los distintos medios de comunicación pero resulta que la tecnología le permite a todo el mundo publicar en un blog o una página propia de internet, un canal de Youtube o un podcast.
Bajo este supuesto, entonces: ¿quién es periodista? ¿A quién va a proteger la ley en sus agravantes para agresión a un periodista? ¿Cómo va a comprobar el periodista que lo es? ¿Basta con haber publicado en cualquier medio por internet para ser periodista?
La ambigüedad del caso sólo genera que quienes sean acusados con el agravante de agresión u homicidio a un periodista tenga elementos suficientes para interponer un amparo y, sí, lograr su libertad.
Suponiendo sin conceder que el diputado Horacio Jiménez no pretende obtener un beneficio político de la coyuntura que se dio por el homicidio del periodista Ángel Castillo en días pasados ampliamente repudiado, incluso por la Unesco; la realidad es que la propuesta es débil y contraproducente.
Incrementar las penas sólo porque la víctima es un periodista no soluciona el problema por un motivo muy simple: el delincuente no se frena por uno dos o 20 años más de cárcel y ello se debe a que sabe que para aplicarle la pena primero deben detenerlo y eso no ocurre.
Si la intención es frenar las agresiones y homicidios a periodistas se debe acabar con la impunidad, los delincuentes deben saber que si cometen un ilícito lo pagarán y eso no se arregla con un golpe de pluma en la ley que, tristemente, no se cumple ni se hace cumplir.
PARÉNTESIS
Por cierto que las investigaciones sobre el homicidio de Ángel Castillo Corona y su hijo van bastante avanzadas en la PGJEM, esperamos que la dependencia pueda presentar a los responsables pero una fuente informó, y otra confirmó, que no se trató de un ataque al periodista, sino de una víctima más de la inseguridad que se vive en el país, triste pero real.
Twitter: @Mega_J_Israel_M
israel.martinez@milenio.com
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J. Israel Martínez Macedo